68. El estallido

10 0 1
                                    

Tras los escasos pero maravillosos días de relax que habíamos pasado en Japón, la vuelta a nuestras rutinas se nos hizo más bien difícil. Lo habíamos pasado tan bien y habíamos disfrutado tantísimo de nuestro tiempo actuando como una pareja normal más, que la simple idea de tener que volver a vivir nuestro amor de forma privada y a escondidas nos ponía nostálgicos. Por suerte, para contrarrestar esa tristeza, teníamos nuestro nuevo proyecto en común, re-amueblar las estancias que habían quedado vacías tras la mudanza de Carol y construir poco a poco un hogar que pudiéramos considerar 100% nuestro.


Aunque Jaehwan tenía que informar a la agencia de nuestra relación, la cuál aún no había comunicado, y de sus intenciones, y esperar a que el contrato de su actual piso compartido con los demás miembros de VIXX terminase, desde el mismo día siguiente a nuestro regreso comenzamos a dedicar una parte del tiempo que pasábamos juntos a buscar ideas de decoración y muebles nuevos que nos gustasen a ambos. Esta nueva forma de pasar el tiempo imaginando y planeando nuestro futuro nos llenaba de entusiasmo, pero no teníamos ni idea de lo efímero que ese sentimiento sería.


Un día, aproximadamente 2 semanas después de volver a Corea, durante mis horas de trabajo en la librería, noté que un pequeño grupo de gente rondaba haciendo fotos al exterior de la librería y mirando a través de los escaparates. Nos encontrábamos preparando un evento de promoción del nuevo trabajo de un escritor de considerable renombre en Corea, cosa que hacíamos de manera habitual ya que nuestra librería era bastante conocida, así que enseguida asumimos que la prensa estaría rondando por allí aquellos días, pero no era mi trabajo ocuparme de ellos, así que no le di mayor importancia hasta que mi jornada terminó.


Al despedirme de mis compañeros y salir del local aquel día, algunos flashes de cámaras fotográficas me deslumbraron por unos momentos y antes de poder darme cuenta de lo que estaba sucediendo, las personas que habían estado rondando por ahí me rodearon. Una lluvia de preguntas comenzó a caer sobre mí. Y fue entonces cuando entendí que aquella gente no estaba allí por el próximo evento ni por el escritor de renombre.


- Disculpe, ¿es usted la mujer que aparece en estas fotos? – una mujer me tendió una tablet en la que se veía lo que parecía un artículo de una página en internet.


Agarré la tablet con mis dos manos y observé por un momento su contenido. El artículo parecía hablar sobre el "nuevo romance" de Ken, integrante del grupo idol de VIXX, y por supuesto, estaba bien ilustrado con fotos de Jaehwan y de mí hechas claramente sin nuestro conocimiento durante nuestro viaje a Japón y publicadas sin nuestra autorización. En ese momento, noté que un tembleque de puro nerviosismo invadía mi cuerpo, y lo mejor que se me ocurrió hacer fue devolverles la tablet y decirles de la forma más educada posible que tenía prisa y que, por favor, me dejasen marchar. Tuve que forcejear un poco para salir de la prisión humana que habían formado a mi alrededor, pero finalmente conseguí escapar y eché a andar a paso ligero.


Comparada con la prensa española, la coreana me pareció bastante respetuosa y aunque me persiguieron durante unos metros, finalmente se rindieron. En el fondo, de los protagonistas de aquella noticia yo era la parte más irrelevante.


Tan pronto como me refugié en la seguridad de mi casa, intenté tranquilizarme. La verdad es que alguna que otra vez había imaginado cómo sería el momento en que la prensa se enterase de que Jaehwan tenía pareja e incluso había intentado charlarlo con él, pero eran tantas las posibles situaciones que podrían darse, que habíamos llegado a la conclusión de que, cuando llegase el momento ya veríamos cómo solucionarlo.


Lo ideal hubiera sido que fuera el mismo Jaehwan quien lo hiciera público a través de un comunicado o algo así cuando tanto él como la agencia lo considerasen oportuno. Sin embargo, muy lejos de aquella situación ideal, la realidad había sido bien distinta. Se habían enterado ellos mismos, por métodos cuya legalidad era cuestionable, y para colmo, todo había estallado en aquel momento, cuando los chicos se encontraban grabando algunos programas en China.


Me pregunté si la noticia habría llegado hasta ellos. Si no lo había hecho, sin duda debía llegar antes de su regreso. Supuse que la agencia ya estaría enterada y tal vez hubiera contactado con ellos, pero en cualquier caso, yo necesitaba hablar con Jaehwan, no sólo para ver cómo se encontraba, sino también para consultarle los millones de dudas que me invadían. Porque el primer día había conseguido escaparme, pero... Estaba segura de que habría más días, ¿y conseguiría salir airosa de todos? No tenía ni idea de cómo debía tratar con la prensa, no tenía ni idea de qué podía o no hacer o decir, y el miedo a meter la pata y agravar así el problema era tan grande...


Porque eran muchas las cosas que estaban en juego.

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora