65. Chuseok

11 0 1
                                    

- ¿Todavía no? Qué lento... - me burlé. Jaehwan y yo estábamos tirados boca abajo en el suelo del salón, hombro con hombro, leyendo ambos del mismo tomo de manga.

- Aishh... ¿Cómo puedes leer tan rápido incluso en coreano? – alzó su mano para revolverme el pelo.

- No es que yo lea rápido, ¡es que tú te quedas embobado mirando los dibujos! – le saqué la lengua.

- No son dibujos. ¡Es arte! ¡Arte! – me dijo con indignación. Carcajeé.

- Perdone usted. Te quedas embobado mirando el arte – me corregí. - ¿Ya puedo pasar?


Jaehwan asintió con la cabeza y volví a centrarme en la historia. Cuando terminé de leer ambas páginas y alcé mi mirada, le descubrí mirándome fijamente.


- ¿Ya has terminado? – le pregunté.

- No. Ni siquiera he empezado.

- Ahhh... - suspiré.

- No puedo concentrarme – me informó.

- ¿Por qué? ¿Te encuentras mal? – puse mi mano en su frente para comprobar su temperatura.

- No.

- ¿Entonces? – Jaehwan cerró el manga y me miró en silencio durante un momento antes de volver a hablar:

- No puedo dejar de pensar que la semana que viene es nuestro aniversario y no vamos a poder estar juntos. Soy el peor novio del mundo. Lo siento mucho – se disculpó por millonésima vez en la última semana.


Me levanté rápidamente y me tumbé sobre su espalda, entrelazando mis brazos con los suyos e inmovilizándole como si le acabase de hacer una llave de judo.


- ¡Ah! – se quejó cuando el peso de mi cuerpo lo aplastó.

- Te dije que como volvieras a disculparte te haría sufrir – dije a su oído. Jaehwan rió y asintió con la cabeza.

- Perdón, perdón... - me chinchó.

- ¿Qué has dicho? – pregunté mordiéndole suavemente la oreja.

- No volveré a hacerlo. Lo prometo, ¡lo prometo!

- Está bien – besé su mejilla y apoyé mi barbilla sobre su hombro. – Lo celebraremos cuando vuelvas, ¿vale? – dije con dulzura. Jaehwan emitió un sonido de aceptación.


Le liberé de mi castigo y me quedé sentada sobre su trasero para darle un masaje en la espalda.


- En Chuseok tendré 4 días libres – me dijo después de unos minutos. – ¿Te apetecería que lo celebrásemos con un viaje?

- Hace mucho que no pido días libres, así que no creo que el señor Park tenga inconveniente en dármelos – sonreí. - ¿Un viaje a dónde? – pregunté entusiasmada.

- A donde tú quieras – me ofreció. Emití un gritito de júbilo y aplaudí. Jaehwan rió. - Préstame tu portátil, por favor – me pidió. Obedecí de inmediato y me volví a tumbar a su lado como minutos antes habíamos estado.

- ¿Se acabó el masaje? – Jaehwan hizo un puchero mientras encendía el ordenador. – Me estaba gustando...

- ¿Nos vamos a un balneario? – le sugerí mientras le peinaba el pelo con mis dedos. – Te vendrá bien descansar y relajarte después de ese mes y medio de trabajo agotador. Y a mí también. – expliqué.

- ¿Sólo quieres hacer eso?

- ¿Qué más se te ocurre? – le pregunté. Jaehwan guardó silencio unos instantes.

- Por una vez... Hagamos cosas como una pareja normal – me dijo mirándome con seriedad.

- Sí – asentí tras unos segundos. - Me encantaría – me acerqué más a él y apoyé mi cabeza sobre su hombro.


Ya varias veces Jaehwan me había expresado su tristeza por no tener apenas oportunidades de salir y tener citas como cualquier otra pareja, y aunque yo siempre le decía que no importaba y que para mí era suficiente con estar juntos, lo cierto es que para ambos esas experiencias no vividas eran como una espinita clavada. La única forma de poder salir a la calle y actuar como una pareja normal era viajar a otro país que no fuera Corea. Pero con tan sólo 4 días, no podíamos irnos demasiado lejos, o de lo contrario perderíamos la mitad del tiempo en aviones.


Decidimos pues que nuestra mejor opción para aprovechar tiempo era viajar al país vecino, Japón, que si bien VIXX también había hecho su debut allí, aún no eran tan conocidos como en Corea. Hicimos una lista de cosas que nos gustaría hacer y poco a poco fuimos dejando más o menos planificado nuestro viaje, a falta de confirmar reservas cuando supiéramos al 100% si ambos íbamos a disponer de esos días libres en nuestros trabajos.


Pocos días después, VIXX se embarcó en una especie de mini-gira mundial que los tendría fuera de Corea durante todo el mes de Agosto y la primera mitad de Septiembre. En ese tiempo, iban a estar viajando de un país a otro y sólo volverían a Corea al final de la gira. Era la primera vez que pasaba tanto tiempo seguido sin verle pero, por suerte, el trabajo y la mudanza de Carol me mantuvieron ocupada.


Chuseok aquel año cayó en la segunda mitad de Septiembre y nuestro tan ansiado viaje por fin llegó, y eran muchas las cosas que queríamos hacer más allá de celebrar nuestro primer año de novios y desconectar un poco de nuestras ajetreadas rutinas. Tal y como habíamos planeado, aprovechamos para hacer cosas que habíamos echado en falta en todo un año de relación, cosas que, a pesar de que podían parecer simples y corrientes, eran casi imposibles en nuestro día a día. Y así pues, nos encontramos paseando por la calle a plena luz del día sin que él tuviera que cubrir su rostro, agarrándonos de la mano en lugares públicos y llenos de gente, yendo juntos de compras, o comiendo en restaurantes sin tener que escondernos en un reservado. Eran cosas que en un año de relación habíamos echado en falta, pero que no fuimos 100% conscientes de lo valiosas y significativas que podían llegar a ser para nosotros hasta que no las estuvimos haciendo de verdad.

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora