Capitulo 90

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NO SOY DUEÑO DE INUYASHA

GRACIAS POR ESTAR ALLÍ.

HEY NO ME ALCANZAN LAS PALABRAS PARA AGRADECER LOS COMENTARIOS, TAN ESPECIALES ACERCA DEL CAPÍTULO ANTERIOR, ES UN VERDADERO HONOR QUE APRECIEN MI FIC. Y LA MANERA EN QUE ME EXPRESAN SUS SENTIMIENTOS.

AGRADEZCO A LOS QUE ME ESCRIBEN SIEMPRE, Y A LOS QUE COMENZARON A ESCRIBIRME HACE POCO, POR TOMARSE EL TRABAJO DE HACERLO.

CUANDO SE ME OCURRIÓ ESTA HISTORIA, Y COMENCÉ A ESCRIBIRLA, NECESITÉ MUCHO VALOR PARA PUBLICAR, PERO GRACIAS A TODOS USTEDES, NO ME ARREPIENTO.

ABRAZO DESDE MI CORAZÓN.

CAPITULO 90

Se necesitarían muchos meses para reconstruir Occidente. La calma regresaba al Sengoku pero algo tenía muy nerviosa a Kagome, La perla de Shikon. Náraku estaba muerto, pero la perla se había perdido en el Meidou, la había tragado, pero no la había destruido. Desaparecerla, ese era el deseo que Kagome había decidido formular, pero no pudo. Las cosas se salieron de control. El cachorro nació en medio de la batalla. A Sesshomaru le costó luchar contra Náraku por los dolores de parto compartidos con su pareja. Extraño era poco. Al no haber antecedentes del nacimiento de un cachorro como él, no se sabía qué esperar. A pesar de eso, Yashamaru hacía las delicias de todos, iba de brazo en brazo. Inuyasha se pasaba las tardes paseando a su sobrino entre las plantas del jardín junto a Kibò. Soñando con algún día tener los propios. El trabajo no faltaba, el Oeste luchaba por resurgir. Sesshomaru y Kagome trabajaban de sol a sol. Las hembras de la manada se turnaban para atender al cachorro, pero su alimentación era otra cosa, exclusivamente pecho. Para eso Kagome dejaba su turno cada tres horas más o menos para darle de comer a Yashamaru. Nadie hablaba de las características físicas del niño, ya que si bien mantenía su patrimonio de marcas y los ojos de los Taisho, el resto era marcadamente humano. Pero su poder era inmenso. Su aura era asfixiante cuando estaba de malas, ante un berrinche, debían tener mucho cuidado con su reiki, ya que solía desbocarse bastante a menudo provocando el desparramo de los sirvientes que huían para salvar sus vidas. Sesshomaru estaba internamente fascinado con la potencia y el carácter que Yashamaru comenzaba a demostrar. Durante las noches en su dormitorio, el Lord solía sentarse en la reposera en su balcón azul y mecerse con el pequeño hasta que se durmiera. Él no escatimaba cariño para su hijo. No podía quitarse la expresión de los ojos del otro Sesshomaru, que había vivido fríamente sin su pareja, y sin darse cuenta de que tenía un hijo por el cual luchar. Aquél Yashamaru era aterrador, sus ojos estaban vacíos y las palabras que dirigía a su padre, arrastraban rencor. Él no cometería el mismo error. Si de emociones se tratara, y si para evitar un futuro tan horroroso había que demostrarlas, lo haría sin dudarlo. Gracias a su alter ego milenario, tenía a Kagome de vuelta con él, y no desperdiciaría ni un solo instante de felicidad a su lado, y al lado de su hijo adorado y la manada. En líneas generales, deseaba que el futuro hubiese cambiado para bien de aquellos seres tan sombríos, que resultaron ser ellos mismos dentro de quinientos años. Les deseaba lo mejor, deseaba que Kami Sama les otorgara otra oportunidad para ser felices y vivir la vida como debió ser vivida por ellos, plena de felicidad y alegría, todos juntos, siempre juntos como la gran familia que eran. Esta noche mientras Sesshomaru acunaba a su hijo, Kagome se acercó para acompañarlos. Trajo una bandeja de alimentos y bebidas con ella. Debía alimentar al cachorro y pensó que alimentar al padre no sería una mala idea.

-"Una moneda por tus pensamientos"

Muy divertida, Kagome bromeaba con su esposo, que estaba tan concentrado en el rostro del bebé que ni siquiera atinó a reconocerla cuando llegó.

-"Hn."

-"Tal vez un beso..."

Ella sostenía una moneda en su mano y le hacía gestos con los labios ofreciéndole besitos

MIKO DE MI CORAZÓN (Original).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora