El inesperado despertar a tu lado

Nubes

—Bienvenido, señor.

Víctor asintió y le dio al asistente su abrigo nada más bajar del avión. Un auto lo esperaba a las afueras del aeropuerto y subió a él con cierto malhumor. No había podido librarse de éste desde su encuentro con Pepper y Rhodey... y Tony.

No es como si realmente hubiera querido hacer las paces con Tony. Sabía, de antemano, que éste jamás lo perdonaría. Tampoco buscaba su perdón. Pero no podía negar que el saber que había perdido la memoria le parecía una increíble oportunidad para limar asperezas. Le ponía de mal humor no poder hacerlo y tenía muchas preguntas. Por ejemplo, ¿quién jodidos era Steve?

Su destino era un hotel de lujo, se puso los lentes oscuros y bajó del auto. Echó un vistazo a su alrededor, ciertamente odiaba los sitios como ese, el sol era demasiado brillante, y estaba atestado de vacacionistas idiotas.

Con un suspiro entró al hotel y cruzó el vestíbulo, ya tenía una reservación, así que no tardó nada en subir al penthouse que había rentado.

—¿Todo está listo para mañana? —preguntó.

—Todo listo, señor.

—Bien. ¿Cuántos compradores?

—Dos, señor.

Víctor asintió y con un movimiento de su mano despidió a su asistente. Se quedó solo y caminó hasta el minibar, se sirvió un whisky en las rocas y se dijo que se daría una ducha. Odiaba hacer esos viajes tan largos y con tantas escalas. Además, ir a Nueva York había sido un completo fracaso.

Fin de la historia.

Dejaría de pensar en ello, se enfocaría en los negocios, para ello estaba ahí.

***

Sharon se cambió de lado la bolsa de hielo de la cabeza. Tenía una resaca del demonio, pero estaba segura de que no había sido sólo culpa del alcohol, Pepper tampoco.

—Seguramente le puso algo—le dijo la pelirroja al sentarse frente a ella en uno de los sofás de la casa de Tony—. Por ello, te repito que es un hombre peligroso, y lo mejor que puedes hacer es evitar contacto con él.

—¿Quién es? —Sharon sintió que le iba a reventar la cabeza y se apretó las sienes—Pensé que era amigo de Tony Stark— esa era una de las pocas cosas que recordaba de la noche anterior.

—Lo era, hace mucho tiempo. Víctor era nuestro amigo, pero hizo cosas que pusieron en peligro a Industrias Stark y, por ende, también a Tony. Así que ahora no es bienvenido.

—¿Tiene algún resentimiento contra Stark?

—Algo así. Frustración, probablemente. Si supiera lo que está pasando ahora, supongo que se volvería loco, lo cual, no sería bueno—puntualizó Pepper.

Se refería a la relación que Tony tenía con Steve, pero, afortunadamente, Sharon no se dio por enterada. A ella le quedaba claro, gracias al dolor que sentía, que aquel hombre no era para nada confiable.

—Una vez más—dijo Pepper—, evita cualquier contacto con él.

Sharon asintió. Pepper suspiró aliviada.

—Bien, esto también es por tu bien.

Sharon rodó los ojos y prefirió recostarse estirándose cual larga era en el sofá.

—Ahora vete, necesito dormir—dijo.

Pepper sonrió, tampoco era como si quisiera quedarse.

—Bien, cuando te sientas mejor, prepárate para Helsinki. La fecha está próxima.