Relaciones

25.1K 1.6K 1.8K
                                    

Stephen Strange bajó las escaleras en plena oscuridad. Pepper lo vio aparecer, sólo cuando sus pies descalzos alcanzaron el halo de luz del comedor, donde ella estaba. Le vio bostezar y rascarse distraídamente el torso, mientras se acercaba.

—¿No tienes frío? — preguntó ella, al tiempo que volvía la vista a la pantalla de su lap top.

Strange suspiró y corrió una de las sillas para sentarse a su lado. Él llevaba sólo el pantalón pijama y afuera estaba lloviendo copiosamente.

—Tienes la otra mitad de mi pijama—respondió. Pepper sonrió. Era justo así, ella llevaba la camisa del pijama—, ¿no tienes frío tú?

Pepper negó. Strange apoyó el codo en la mesa y la mejilla en la palma de su mano.

—¿Qué haces? Pensé que hoy estaríamos juntos.

—Eso fue ayer, Stephen, hoy tengo trabajo. Tú entiendes, ¿cierto?

Strange miró de reojo el reloj que colgaba de la pared. Eran las cuatro de la mañana, y ciertamente, era otro día.

—Entiendo, pero... ¿qué haces?

—La planificación de Helsinki. Es muy difícil organizar esto con Tony, pero más difícil es cuando Tony no es Tony. Él, ahora, no tiene cabeza para nada. Me mandó un mensaje hace unas horas, tendrá gemelos, ¿puedes creerlo? Está en shock.

Strange rodó los ojos, no temió ser descubierto, puesto que Pepper hablaba con la mirada en su trabajo.

—Pensé que planeabas nuestra boda.

Pepper rió por lo bajo y negó.

—Querido, tenemos un año para eso.

—¿En serio? ¿Stark te soltará para entonces?

Pepper dejó de teclear y levantó la vista para mirar a su prometido. Había notado, sin duda, aquel tono de voz que indicaba problemas.

—¿Qué quieres decir?

—Nada—no era cierto, Pepper aguardó, porque lo conocía, porque sabía que él no se callaba—, pero tú vida gira alrededor de él y sus necesidades, ¿te has dado cuenta?

—¿Estás celoso, Stephen?

El doctor levantó las cejas y apretó los labios. No tenía que contestar, con eso bastaba. Pepper apartó las manos del teclado.

—Sólo quiero ayudarlo. Es como mi hermano pequeño, ese que siempre se mete en problemas.

Strange gruñó.

—Oye, te prometo que sólo será esto. Helsinki es un congreso muy importante, y no sólo es por Tony, es por la empresa. Tú sabes que el trabajo es muy importante para mí. Tú también eres así, también trabajas mucho. Hay días en los que quiero verte y no puede ser porque estás cirugía o en consulta o dando conferencias.

Strange asintió.

—Lo sé. Pero...—suspiró—, me molesta un poco que él dependa tanto de ti.

—No lo hace... además, ahora, tiene a Steve. Te aseguro que le da más lata a él que a mí—Pepper sonrió y estiró la mano para cubrir la de su prometido—. No te enfades.

—No lo estoy, es sólo que... —Stephen giró la mano para poder sujetar la de Pepper firmemente— Escucha. Mi trabajo es como el aire, ¿sabes? Es lo que respiro. Pero tú eres mi alimento, me das la energía que necesito, los nutrientes. Necesito ambos, aire y alimento. Pero respirar es algo que hago en automático, comer es un placer, algo que disfruto consciente y totalmente. ¿Entiendes? Soy como un lobo con su presa, no me gusta compartir.

El inesperado despertar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora