Oportunidades

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Pepper y Strange aún estaban saludando personas en la sala contigua al salón comedor, cuando se dio la explosión, seguida de la huida de las personas en tropel. Strange tomó la mano de Pepper y la acompañó hasta la salida. Sin embargo, para sorpresa de ésta, una vez afuera, Stephen giró en redondo dispuesto a entrar.

—¡Stephen!

—¡Espérame aquí!

—Pero...

—Estaré bien. Sólo mantente a salvo.

Strange tuvo que correr contracorriente y cuando alcanzó la puerta del salón comedor lo primero que vio fue un halo de luz blanca cruzando la estancia. Creyó que había llegado tarde, más aún al notar que la fuente de esa luz provenía de las manos de Vanko, el cual reía como un desquiciado. Entonces, Strange vio a Steve correr hacia el ruso, con un escudo frente a él cubriéndose del disparo y, al mismo tiempo, desviándolo; y cuando tuvo a Vanko cerca, lo golpeó contundetemente con el escudo.

La risa del ruso se cortó de inmediato y cayó estrepitosamente contra el suelo. Su risa no fue lo único que se detuvo, todo pareció quedarse quieto por una fracción de segundo que, sin embargo, pareció durar horas.

Víctor observó todo aquello anonadado. Desde su intento fallido de detener a Vanko, vio ese disco brillante llegar al antebrazo del capitán, el cual, sin dudarlo ni un segundo, se había cubierto con él. Pero no sólo eso, había avanzado arrojadamente hacía la línea de fuego. Y también vio a Tony, mirando a su amante con la boca abierta, como si jamás le hubiera visto en acción, y quizás, realmente era así. La adrenalina bajó, Tony estaba a salvo, no por él, pero lo estaba. Tragó saliva y se llevó la muñeca a los labios, justo ahí donde tenía el micrófono de su intercomunicador.

—¡Entren ya! —ordenó y se incorporó para ir por Tony.

Varios hombres se descolgaron por las ventanas cuyos vidrios estaban rotos, y también, por las puertas. El equipo de SHIELD se vio, entonces, con mucho más trabajo del que hubiera querido tener. Vanko seguía en el suelo, aparentemente en shock, pero Steve no tuvo tiempo de acercarse a él, para arrestarlo. Intentó dar la vuelta y regresar por Sharon, pero su paso fue interceptado por los hombres de von Doom.

Mientras tanto, éste había alcanzado a Sharon.

—¡Tony! —le dijo—¡Vamos! ¡Te sacaré de aquí!

Sharon le miró perpleja, aún no se reponía de lo que acababa de pasar, y tampoco comprendía qué estaba pasando. Víctor le tomó del brazo y estaba a punto de tirar de él, cuando sintió que alguien lo sujetaba de la chaqueta y lo apartaba de Tony.

—¡Suéltalo! —Bruce le miró furioso. Él también había visto toda la acción. Los estallidos le habían sorprendido como a todos, pero en lugar de salir huyendo, decidió buscar a Tony, o bueno, al cuerpo de éste. Sencillamente tenía que cumplir con el pedido de su amigo y cuidar de él. Se había acercado tanto como había podido justo antes del disparo de Vanko y había logrado escuchar a Víctor, no sólo el pedido que le hizo al ruso, sino, también, la orden que trajo al resto de los atacantes al escenario.

—Banner—Víctor lo miró exasperado—, ¡no te metas! 

—¡Tú planeaste esto! —le dijo Bruce y lo empujó de nuevo. Sus nervios estaban más que alterados, tan era así que, sin darse cuenta, ya blandía en la mano una botella de licor como si fuera un bate de béisbol— ¡Eres una rata! ¡No sé cómo es que te llame mi amigo alguna vez!

Víctor bufó y le miró, también, molesto.

—¡Tú dejaste de ser mi amigo, el día que apoyaste a Richards! —le espetó.

El inesperado despertar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora