Stop Waffling

01

Alex pensó que sería un día más, nada de especial. En ese mismo momento, cuando lo vio todo cambió para siempre, aun que ella eso no lo sabía. Alex es muy inteligente y culta, pero cuando se trata de amor tiene menos sensibilidad que un cavernícola. Solo dos miradas fueron suficiente para cambiar el transcurso de sus vidas.
Adéntrate en la historia de Alex Tiffin y  Elijah Scott
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Siempre he pensado que los institutos eran la casa de los bochornos adolescentes. Y sí, de algún modo lo son. Está repleto de chicas que compiten por ver cuál es la más popular y cuál es más guapa, en cambió los chicos compiten por cuál la tiene más grande y cuál ha follado en la última fiesta.
Es todo una mierda, te baja la regla, te salen granos y poca gente llega al último curso sin perder la virginidad. Si eres virgen en último curso es un lastre que quedará grabado en tu expediente social.
Lo mejor que te puede pasar es que te cambien de colegio (nótese la ironía).
--¿Nerviosa en tu primer día?-me pregunta Josephine emocionada.
--Uy sí, me muero por ver como las mega-petardas se retocan el pintalabios.-digo fingiendo emoción.
Josephine pilla mi respuesta y se queda en silencio. Si le llego a decir eso a su madre, probablemente ésta no se habría enterado.
--Alex, ya te he dicho que no las llames así. Son mis amigas, y muy agradables por cierto.-dice calmada como siempre.
Ella está metiendo libros y el desayuno en su mochila.
Cojo una manzana de un cuenco y le pego un mordisco.
- Sí, igual de agradables que los jerseis que regala tu madre por navidad. Pican la leche.
Mientras digo eso me entran picores por todo el cuerpo, que daño han hecho los grandes almacenes.
Josephine decide cambiar de tema, bien hecho por su parte, porque de no ser por ella podría criticar a esas zorras todo el día.
-¿Te llevo en mi coche o vas a ir en autobús?-pregunta.
Me deshago de la manzana y la tiro en el cubo de la basura.
-Voy en moto.-digo mientras me coloco el casco.
Mi moto es de esas de gran potencia, sé que solo tengo 16 años pero en el barrio que vivímos la policía nunca pasa. No hay problemas ni delincuencia.
Salgo del porche y me acerco a la moto. Escucho a Josephine decirme desde el interior de la casa 《 Ten cuidado》. Me subo y la moto ruge.
Acelero  y en menos de tres segundos ya estoy en la carretera. El aire me da en la cara, ya que llevo el casco abierto y es una sensación de libertad magnífica. Antes de ponerme el casco me he colocado los auriculares y los he enchufado al móvil. En estos instantes estoy escuchando a Guns n' Roses.
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Nota de la autora:
Sé que el capítulo es muy corto, pero es fin de semana y bueno yo tengo vida social.
En fin, no sé cuando subiré pero esto es todo por hoy.