Seungmin miró la casa con temor. Recordaba perfectamente la fachada de esta, como para no hacerlo después de haber estado en ella más de lo que había estado en la suya propia. Sintió como alguien le daba un pequeño empujón y salió de sus pensamientos. Hyunjin le hizo una seña con su siniestra, indicándole que fuera caminando.
— Se que esto es algo nuevo para ti. Pero te acostumbraras.— murmuró Hyunjin, pasando su brazo por los hombros de Seungmin.
— "No puedes estar más equivocado". —pensó en ese instante.
Al ser las once, todavía no había mucha gente, por lo que la casa no estaba llena de gente. Entró en la casa dirigido por Hyunjin, y en cuanto lo hizo, el olor a alcohol y cigarros inundó sus fosas nasales. Los recuerdos le vinieron a la mente como centellas: todas las fiestas que había vivido en esa casa, los finde de semana que había estado con Jaemin... Todo ello se agalopó en su mente.
Seungmin esbozó una sonrisa. Por fin estaba en un terreno que realmente controlaba. Sin el peligro de ser descubiertos por algún profesor o sus padres, el pelirrojo sintió que podía hacer de todo en aquella casa. Con una pequeña sonrisa, tironeo de Hyunjin hasta llegar a la conocida cocina.
Habían perdido a los otros compañeros, pero Seungmin supuso que se las podían apañar sin ellos durante unos minutos. O unas horas. A base de empujones, llegaron a la conocida cocina. Una vez dentro, Seungmin comenzó a buscar una cabellera medio pelinaranja, ignorando las manos de Hyunjin sobre su cintura.
— Seunginnie, creo que Minho y estos han ido hacia el otro lado.— dijo (más bien gritó, pues por culpa de la música y la gente no se oía mucho) cerca de su oído. Seungmin se giró y le murmuró un claro "me la suda", sorprendiendo al mayor.
Tras decir eso, se volvió a girar, sumergiéndose de nuevo en su búsqueda. Pasaron cinco minutos y no le vio. Era probable que no estuviera en la cocina, pero al ser el anfitrión debía de coordinar las bebidas y todo eso. Hyunjin se había ido hace unos segundos a por algo de beber, diciéndole a Seungmin que iba a coger algo suave para beber.
Con la paciencia ya agotada, y frustrado, Seungmin se dio la vuelta para ir a donde Hyunjin, cuando unos brazos por su cintura le detuvieron.— ¡Minnie!— aquella voz tan familiar provocó que una enorme sonrisa se pintara en su rostro. Con emoción, se giró hasta quedar cara a cara con Jaemin, y rodeó su nunca con sus brazos. Le atrajo hacia él y colocó su cabeza en su hombro, fundiéndose en un gran abrazo. Se mantuvieron así durante varios segundos, hasta que se separaron. — Ahh...no pensé que te volvería a ver en esta casa.
— Ni yo que fuera a visitara, si te soy sincero.— admitió con una pequeña sonrisa. Cogió el vaso que Jaemin le tendió y dio un pequeño sorbo, sin preguntar que era.
Sintió el ardiente líquido bajar por su garganta. Por lo que pudo deducir, era vodka negro con lima. Hizo una pequeña mueca, porque pese a que no era algo muy fuerte, llevaba casi dos años sin beber alcohol. Volvió a beber un trago y le devolvió el vaso. Se quedaron unos segundos mirándose, sin decir absolutamente nada.
De repente, Seungmin sintió unas manos en su cadera y como alguien le atraía hacia su pecho. Supuso que era Hyunjin, pues su característico olor inundó sus fosas nasales. Hyunjin miró firmemente al pelinaranja que tenía enfrente. Rodeó la cintura de Seungmin con sus brazos y colocó su cabeza en el hombro del pelirrojo. De alguna manera se había sentido amenazado al observar el fuerte abrazo de Seungmin con él desconocido.
— Minnie, ¿es tu novio? — preguntó con curiosidad Jaemin, mirando con una sonrisa a la pareja.
Seungmin estuvo a punto de decir que no, pero Hyunjin se le adelantó, moviendo la cabeza en forma de afirmación.— Ahhh... Que suerte tienes, Minnie es tan bueno en la ca...No terminó la frase, pues Seungmin rápidamente se deshizo del abrazo de Hyunjin y le tapó la boca a Jaemin, impidiendo que terminara. Su rostro estaba rojo, pero por suerte apenas se distinguía por la iluminación del cuarto. Hyunjin miró con el ceño fruncido al desconocido. Se adelantó unos pasos, con los ojos cubiertos de furia. Él se pensaba que aquella frase era para ofender a su "novio", pero realmente no era así.
— No te atrevas a decir eso de Seungmin.— gritó, básicamente para que le escuchara. Seungmin se giró al escuchar eso, destapando la boca del contrario.
— "No me jodas, Hyunjin. No puedes estar quieto".— pensó mientras colocaba sus dos manos en el pecho de este, haciéndole retroceder un par de centímetros.
Hyunjin intentó zafarse del empuje, pero parecía que Seungmin había sacado fuerzas de donde no las tenía. Seungmin giró una vez más la cabeza y vocalizo un: lo siento. Continuó empujando a Hyunjin hasta que salieron al jardín, y una vez allí, le soltó.
— ¡Eres un imbécil! — exclamó con rabia, dándole un empujón más.
Hyunjin miró con algo de miedo a Seungmin. Nunca le había visto dirigirse a él de esa manera. Si, le había visto enfadado. Pero nunca con esa convicción que tenía. Cual cachorro asustado, Hyunjin bajó la cabeza y retrocedió unos pasos.
— No sabes nada de mi, pero aun así piensas que sabes todo — continuó Seungmin, alzando cada vez más el tono.— Crees que soy un inocente de mierda, que solo estoy contigo por el morbo. Que no he tenido ni una relación. Que no se lo que es ser adolescente. Te recuerdo que si estoy en el internado es por algo, no porque me apetece.
Tras desahogarse con ganas, Seungmin soltó un pequeño bufido y volvió a la casa, dejando a un pelinegro bastante cortado.
(...)
Las manos de Felix agarraban firmemente la cintura de Jisung. El mayor tenía su espalda pegada por completo al torso del menor, y ambos estaban bailando coordinadamente a la música. Parecía como si sus cuerpos estuvieran hechos para estar el uno con el otro. No sabían como habían llegado a esa situación, pero a Jisung poco le importaba. Solo recordaba que en cuanto habían llegado a la casa, Seungmin y Hyunjin se habían separado. Luego había sido el turno de Changbin y por último se había ido Minho, dejándoles a solas.
— Por cierto, ¿cuando haremos el plan? — murmuró Felix con su grave voz, justo en la oreja del mayor. Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar eso. Maldita voz del pecoso. ¿Tenía que ser siempre tan sexy?
— Cuando veamos la oportunidad.— respondió Jisung, girando su cuerpo hasta quedar cara a cara con el australiano, pues así podían hablar mejor.
Este asintió, y esbozó una pequeña sonrisa que a Jisung le parecía adorable. Como el resto de él. Sin pretenderlo, sus ojos vagaron por el rostro del contrario, deteniéndose en una zona cuando menos llamativa para Han: sus labios.
— "No. No puedes hacerlo." — se dijo a sí mismo, tratando de resistir la tentación que aquellos labios le brindaban.
Pero entonces no entendía porque cada segundo que pasaba, la distancia entre ellos dos disminuía. Disminuyó tanto y tan rápido, que antes de que se dieran cuanta, ambas bocas se habían encontrado.
LA FIESTA ES DEMASIADO LARGA. AY MADRE MIA.
Todavía queda mucho por contar y mucho por fangirlear, lo prometo.
Como siempre, una preguntita:
¿Shipp favorito de la novela?
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Bad boys; stray kids.
Fanfiction❝Los nueve chicos eran malos. Al menos eso desde el punto de vista de sus padres. Uno a uno llegaron al internado, en el cual sus padres creían que cambiarían. Pero terminó siendo lo contrario. Terminaron siendo realmente malos.❞ ─ A Stray Kids fanf...