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Jisung abrió los ojos en cuanto escuchó el sonido de la alarma retumbar en el cuarto. Se incorporó lentamente, aun medio adormecido. Miró la hora y ese poco sueño que le quedaba desapareció por completo.

— ¡Seungmin, son las ocho! — exclamó presa del pánico.

Las clases empezaban en media hora, pero Han sabía que el presidente debía estar antes. Tardó unos pocos segundos en darse cuenta de que no había nadie en su cuarto, tan solo él.

— ¿Por qué no me ha levantado? — refunfuñó para si mismo mientras cogía un pantalón del suelo.

Se vistió por completo menos la corbata, ya que necesitaba un espejo para eso. Se dirigió al baño, soltando leves bostezos por el camino. Lo primero que hizo fue lavarse la cara, para ver mejor y terminar de despertarse.

— Mierda.

Fue lo único que pudo decir al ver como todo su cuello se encontraba cubierto de pequeños chupetones o mordiscos. Soltó un largo suspiro y llevó sus manos a las sienes, masajenadolas levemente. Ver aquellas marcas era recordar lo que había ocurrido la noche anterior. Pequeños fragmentos volvían a su mente, haciendo que el calor subiera a sus mejillas y se colorara por completo.

Abrió el grifo y se refrescó el rostro con agua fría, intentando ignorar el detalle de que ya no era virgen. Y de que Seungmin era más bueno de lo que aparentaba.

Terminó de vestirse y abrió el cajón donde Kim guardaba el maquillaje. Sabía que usaba, se lo había visto aplicar varias veces.

Tomó el primer frasco que vio y lo abrió. Aplicó un poco del corrector en las marcas que más se notaban. Y oh, eso fue un grave error.

— Joder, joder.— murmuró frustrado al ver que el corrector era tres veces más claro que su tono natural de piel.

Intentó difuminarlo, pero sinceramente, era casi peor que estar con los chupetones. El tiempo corría y Jisung cada vez tenía más miedo. Iba rebuscando por todo el cajón, intentando encontrar la manera de solucionar el destrozo que había hecho.

Abrió el ultimo cajón que quedaba, rezando por que hubiera un corrector de su tono de piel ahí dentro. Al abrirlo, todas las esperanzas que le quedaban se fueron por la borda. Tan solo había unas toallitas desmaquillantes y una base de maquillaje, obviamente del mismo tono que el correctos.

Jisung soltó un suspiro, tomando ambos objetos con sus manos. Estaba jodido.


(...)


Minho salió de su cuarto dando un portazo. No le importaba si algún guardia le llamaba la atención por su mal comportamiento. Es más, esperaba que si alguno lo hacia, fuera Woojin. Así le podía partir la cara.

Recorrió los pasillos con una seria expresión. Estaba enfadado, claro que lo estaba. No solo había tenido un mal encuentro con Chan, sino que Changbin y ese de pecas también le habían jodido la noche hablando entre ellos y bromeando con el tema de Chan.

Tenía media hora antes de empezar las clases y no sabía que hacer. Se sentó en un banco de los jardines y sacó él móvil. Entro en la galería de fotos y pulsó en la foto que había sacado la noche anterior.

No pudo evitar bufar al verla. Era una bonita foto, no lo iba a negar. Ahora que tenía esa foto, ¿qué debía hacer? Podía hacer tantas cosas para joder a ambos...

No. Él no quería hacer sufrir a Chan, le amaba demasiado para hacerle algo malo.

Suspiró y apagó el móvil, algo se le ocurriría con el transcurso del tiempo, o eso esperaba. Se levantó del banco y comenzó a caminar a su clase. Tenía con el profesor Wang, si mal no recordaba. Pese a que todo el mundo le odiaba a él le caía bien, no iba a negarlo. Vale, a veces se pasaba un poco con algunos, como con Félix...

Bad boys; stray kids.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora