« 19 ; especial »

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2 years ago.

Rewrite the stars comenzó a escucharse por todo el apartamento de Chan. Este se encontraba adormilado en el sofá, pero al escuchar ese tono de llamada se incorporó como si hubiera sido impulsado por un resorte. Recorrió el cuarto con sus orbes, tratando de encontrar la fuente de ese sonido, y cuando encontró su móvil en la mesa del cuarto se dirigió hacia esta. Sin siquiera ver el número, pues ya sabía quien era, cogió.

— ¿Minho? ¿Que pasa? Son las doce de la noche.— murmuró con un tono adormilado, pero con un deje de preocupación. Sabía que el menor no solía llamar si no era en una urgencia.

Mis padres. Me han pillado la maria. Estoy yendo hacia tu casa, perdón por no haber avisado antes.— estaba alterado, y eso se notaba. Su respiración era irregular, prueba de que había estado corriendo durante un largo periodo seguido de tiempo.— Joder, estoy muerto.

Chan meditó unos segundos su respuesta, antes de contestar un simple " ven cuanto antes". Sabía que poco podía hacer por teléfono, pero en persona era otra cosa diferente.
Luego, colgó el teléfono. Procedió entonces a ir al baño y lavarse la cara con abundante agua fría, para al menos quitarse la sensación de sueño.

Sabía que Minho debía de estar estresado y altero, así que como buen novio que era, comenzó a preparar el postre favorito de Minho, chocolate caliente con nubes de azúcar. Luego, colocó una gran cantidad de mantas sobre el sofá. Casi al terminar, escuchó la puerta del ascensor abrirse y segundos después, el timbre de su casa sonar. Fue esquivando la ropa que tenia en el suelo hasta que por fin llegó a la puerta y la abrió. Ni siquiera había terminado de abrirla cuando sintió una presión alrededor de su cuello y un conocido se adentró en sus fosas nasales. Sin perder el tiempo, correspondió fuertemente el abrazo.

— Tranquilo, tranquilo.— susurró cerca de la oreja del menor, repartiendo pequeñas caricias por su espalda. Pronto, el agarre comenzó a deshacerse y Chan dejó libre a Minho.

— Gracias. Joder, gracias.— musitó el menor mientras abría de nuevo los brazos, en busca del calor del Chan. Con una pequeña risa, este aceptó de buena gana el abrazo, cerrando la puerta al mismo tiempo.

— Te he hecho chocolate caliente. Y con nubes de azúcar, como te gusta.— comentó con una tierna sonrisa, mientras avanzaba hacia la cocina con Minho aún entre sus brazos. Este murmuró un pequeño "gracias" mientras se dejaba guiar por el mayor.

Una vez sentados en la cocina y después de que Minho terminara su chocolate, la charla comenzó.

— Me enviaran al internado.— comenzó Lee con una pequeña mueca, revolviendo el poco chocolate que le quedaba.— No quiero separarme de ti, Chan.

Alzó la cabeza de la taza y miró fijamente a los ojos del nombrado. Antes de hablar, pensó las palabras que iba a decir con especial cuidado. El quería que Chan se quedara junto a el. Quería que el mayor nunca se fuera de su lado, por absolutamente nada del mundo.

— Buscan un profesor de música.— dejó caer aquella frase rezando que Chan no se lo tomara a mal. En cuanto vio como los ojos de Chan adquirían ese brillo particular de cuando estaba interesado, sonrió para sus adentros y decidió especificar aún más. — En el internado, buscan a alguien que sepa de música.

— Minho...Me pides mucho.

— ¡Así estaríamos juntos! — agregó con una pequeña sonrisa. Se levantó y tras fregar rápidamente la taza, volvió a donde Chan.— Solo...Solo piénsalo. No quiero separarme de ti.

Tras esas palabras, dejó un dulce beso en los labios del contrario.

— Pero... tendría que dejar todo. Y básicamente no se cuanto dura el contrato ni nada.— apuntó el mayor al mismo tiempo que besaba de nuevo a Minho.

— Tu todo soy yo. Y yo estaré en el internado.— antes de que le diera tiempo a Chan a pensar aquello, Minho volvió a cerrar la distancia entre sus bocas. Pero esta vez, la cosa no quedó en un inocente beso.

Minho mordió con algo de fuerza el labio inferior de Chan, y con una traviesa sonrisa, delineo este con su lengua. Un pequeño jadeo se escapó de la boca de Chan, antes de ser ahogado por el beso que el menor le dio con pasión. A pequeños tropezones, por fin llegaron al cuarto de Chan.

— Minho...— murmuró Chan cuando logró separarse un par de centímetros de este.— Mañana, ¿sí?

Tras esa frase, dejó un leve beso en los labios de Minho, quien se encontraba haciendo un pequeño puchero. Chan amaba realmente a su novio, pero era casi la una de la madrugada y siembre que tenían sexo a esas horas, los vecinos dejaban una bonita nota en su puerta. Y no quería volver a pasar la vergüenza de leerla.

Bueno, fin del capítulo. Es un mini especial de cómo Minho terminó entrando en el internado y  Chan le siguió.
Como habréis comprobado, he dejado el drama a parte. Y bueno, tengo una noticia para todos vosotrxs. Creo que ya tengo planeado  lo que va a pasar en la historia. Y BÚA, ESTOY SÚPER EMOCIONADA.

Por que van a ser verdaderos chicos malos.

Bad boys; stray kids.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora