Félix tocó dos veces la puerta de su cuarto, a la espera de que Hyujin estuviera dentro. No tenía ni fuerza ni ganas de buscar sus llaves en su mochila, pues conociéndole iban a estar al fondo del todo. Pasaron dos minutos sin que nadie abriera. Lee estaba a punto de resignarse y comenzar a buscar sus llaves, cuando la puerta por fin se abrió. Un adormilado Hyunjin le miró de arriba abajo, desconcertado.
— ¿Félix? — preguntó algo confundido. Su cerebro seguía dormido. Cuando por fin se dio cuenta de que era Félix, abrió la boca con sorpresa.— Joder Félix.
Tiró de él, metiendole en el cuarto, abrazándole con fuerza casi de inmediato.
— ¿Estás bien? ¿Dónde estabas? —preguntó rápidamente, asegurándose rápidamente de que su compañero no tenía ningún rasguño en su rostro.—
— Estoy bien, Hyunjin. Solo que el director quería hablar conmigo sobre el tiempo de estancia, nada más.— Félix forzó una sonrisa tranquilizadora.
Por supuesto que eso era mentira. En cuanto salió del cuarto Jackson le ordenó que se cambiara la ropa y le dio un nuevo uniforme. El suyo anterior estaba rasgado y lleno de sangre, por lo que no podía llevarlo más. Y tras cambiarse, le obligó a prometer que no iba a decir nada de lo ocurrido. De lo contrario, volver a sufrir ese castigo.
— ¿Seguro?— preguntó poco convencido, frunciendo el ceño.
Félix asintió. Dejó su mochila al pie de la cama y se dirigió al baño.
— Me voy a dar una ducha. — musitó, entrando directamente al baño.
— Bien, me voy a donde... — Félix no terminó de escuchar la frase. Cerró la puerta, aislándose de la voz del mayor.
Félix se desnudó sin mirar ni una vez al espejo. Sentía como cada herida en su cuerpo ardía al moverse y no se atrevía a ver como había quedado su cuerpo. Esas marcas seguramente desaparecerían a los pocos días, pues no eran muy profundas. Pero aún así dolían. Dolían porque sobre todo le recordaba a sus padres y el odio que le tenían.
Félix encendió el grifo de la ducha y se metió bajo el chorro. Hizo una leve mueca de dolor al sentir el agua chocar con sus heridas. La sangre pronto tiñó el suelo de la ducha y el agua se fusionó con las lágrimas que se deslizaban por sus ojos. Aquel llanto no era igual que los otros. Muchas veces se llora con dolor, gritando hasta que se nuestros sentimientos se deshacen entre lágrimas. Pero hay veces en las que estamos tan vacíos que simplemente las lágrimas bajan por nuestro inexpresivo rostro. Veces en las que el dolor ha superado a nuestra mente.
Veces en las que solo quieres morir.
(...)
Aviso: contenido sexual explicito.
Las carpetas de estudio se encontraban completamente esparcidas por el suelo. En el escritorio donde solía haber fichas de estudiantes o quejas de profesores ahora se encontraba tumbado un pelinegro semidesnudo. La corbata de Jisung en esos momentos se encontraba en su propia boca, con la única función de acallar los gemidos que salían de ella. Gemidos provocados en esos momentos por la boca del presidente estudiantil.
— Seun...seunmhpin...—jadeó con dificultad el mayor. Casi de manera inconsciente, llevó su mano al pelo del menor, tirando levemente de él. Reclinó su cabeza hacia atrás, arqueando por completo su espalda en un intento de que el menor abarcara aún más su miembro en la boca.
Kim deslizó sus manos por el vientre de Jisung, en un intento de calmar los bruscos movimientos de Han. Su abdomen se tensaba cada vez que la lengua del presidente se cernía en torno a su glande. En esos momentos Han sentía que se estaba muriendo, pero al contrario que Félix, de placer. Tras unos segundos, Kim retiro el miembro de su boca, sonriendo ladinamente. Sopló suavemente sobre él, creando un placentera combinación entre su saliva y el aire.
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Bad boys; stray kids.
Fanfiction❝Los nueve chicos eran malos. Al menos eso desde el punto de vista de sus padres. Uno a uno llegaron al internado, en el cual sus padres creían que cambiarían. Pero terminó siendo lo contrario. Terminaron siendo realmente malos.❞ ─ A Stray Kids fanf...