10.- QUIERO LLORAR EN TUS BRAZOS

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La lluvia les impidió llegar demasiado lejos y, cuando JaeHyun pudo ver el rostro de TaeYong bajo la protección de un portal, se preguntó si realmente no estaba bajo una tormenta tempestuosa.

—Lamento que hayas tenido que ver eso —se disculpó el mayor luego de limpiarse el rostro con las mangas húmedas y acuclillarse a ver el revote del agua en los charcos que se habían formado sobre el asfalto.

Quien debía disculparse era él por haber saltado contra Johnny tan pronto comprendió lo que estaba diciendo, pero no se sentía lo bastante culpable para hacerlo con sinceridad, lo único que se reprochaba era no haberle zafado un par de dientes por cobarde.

Ahora entendía por qué lo había abordado de aquella manera en su departamento, la culpa lo empujaba a ser desconfiado con cualquier persona que se acercara a TaeYong, si uno de sus mejores amigos fue capaz de traicionarlo, cualquier otro podía hacerlo.

La vida era tan injusta en ese momento. Johnny había contado con la confianza ciega de Lee TaeYong y su amistad incondicional, mientras otros, como él, apenas podían confiar en su sombra. Sí, JaeHyun tenía a SiCheng, pero no era tan tonto como para no darse cuenta de que nadie podía llegar realmente al chino, ni siquiera Yuta y su carnet de novio.

Lo que más le jodía, si debía ser sincero consigo mismo, era la seguridad con que John Seo se había visto siendo amigo de TaeYong, fue tal que llegó a creer que de verdad se lo merecía, que era el tipo de persona justa y merecedora de algo tan hermoso. Él, que la mayor parte del tiempo se sentía como un desperdicio, había anhelado tan fervientemente ser digno de alguien como TaeYong y Johnny, que lo tenía, lo traicionaba de la peor forma.

Mierda, la vida era tan jodidamente injusta.

¿Qué podía hacer en ese momento para aligerar el corazón del mayor? ¿Quién era él para consolarlo?

—Hyung, tú...

—Si ellos me lo hubieran dicho desde el principio, probablemente me hubiera enojado, pero lo habría entendido —lo vio encogerse de hombros y volverse pequeño, tan pequeño y frágil que su cuerpo entero quiso volverse un caparazón para protegerlo del mundo—. Si ellos se querían, podían haberlo dicho.

Y era tan ingenuo, tan inocente que realmente creía que entre John Seo y Chittaphon había algo más que simple calentura. TaeYong era tan fácil de romper y las personas que lo rodeaban tan torpes.

—¿Crees que se hayan querido de verdad?

Poniéndose a la altura del mayor, se aseguró de que su voz se escuchara por encima del agua y los ruidos lejanos de una ciudad que nunca duerme. Quiso abrazarlo, pero contuvo aquel impulso de idiotez antes de acabar ofendiéndolo.

—¿Por qué otra razón tendría sentido lo que hicieron? Digo, comprendo a Ten, pero John es mi amigo...

No había que ser un genio para ver que John culpaba a Ten, de otra forma no lo habría despreciado tan abiertamente como había hecho en los meses que llevaban conociéndose. Tampoco era que JaeHyun lo conociera demasiado, ellos habían mantenido cierta distancia, después de todo su única amistad en común era el extraño lazo sanguíneo que unía a los hermanos Qian. Pero JaeHyun era observador y todo lo que callaba, lo veía. Y John nunca fue bueno escondiendo sus emociones, simplemente no tenía razones, a sus ojos, para comportarse de esa manera y eso lo volvía ciertamente intrigante, pero ahora todo calzaba y la culpa era una hija de perra.

—Hyung, ¿qué puedo hacer por ti? —se atrevió a preguntar luego de unos segundos de silencio, en los que no encontró palabras para darle algo de ánimo al mayor, se sentía un absoluto inútil contemplando la tristeza en su rostro—. Lo que sea.

Rappelle toi que je vis [WinKun/KunWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora