29.- LA CIUDAD DE LOS MUERTOS VIVIENTES

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Lay, ¿qué tan fuera de la ley trabajas?

—¿Kun? ¿De qué estás hablando?

—Necesito identificaciones y pasaportes para SiCheng, Rui y yo, aunque ellos son la prioridad. Si puedes conseguir boletos para sacarlos del país, los necesito con urgencia.

—Espera, ¿qué–?

—Tres días, los necesito en tres días como máximo—. Dicho aquello, Kun cortó y todo lo que YiXing pudo hacer fue contemplar con preocupación la pantalla de su celular sobre su mano temblorosa.

¿Por qué sentía que todo estaba a punto de irse a la mierda y que él ni nadie podría detenerlo?





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Contempló la madera gris de la puerta con curiosidad, acarició el teclado de la cerradura y se preguntó qué pasaría con las personas que lo esperaban en el interior si él simplemente entraba, conocía el código después de todo.

Tocó el timbre antes de cometer alguna imprudencia y el rostro preocupado de Hwang RenJun apareció cuando abrió la puerta. Lo vio fruncir el ceño y mirar más allá de su cuerpo.

—¿Eres Lay o ShiXun? —le preguntó con su coreano casi perfecto.

—Ninguno de los dos —respondió simplemente y pasó por su lado sin pedir permiso, la situación no le permitía tomarse esa libertad, aunque sí se dio el tiempo para quitarse los zapatos; el abrigo, el gorro y la mascarilla, sin embargo, se los dejó puestos.

—¿Quién eres entonces?

—Un fantasma al que esclavizaron —susurró con algo de humor negro y el menor no dudó en enarcar las cejas—. ShiXun vendrá en un rato más, debía encargarse de unas cosas antes.

Ignoró sus gestos y dio un par de pasos hacia el interior del departamento de John Seo y Mark Lee, sintiendo que la expectación le erizaba el vello de todo el cuerpo, nunca creyó que volver se sentiría de esa manera y le haría temblar las rodillas, se suponía que era un hombre nuevo, ya no más el adolescente temeroso y abusado del pasado.

—¿Están todos acá? —preguntó deteniéndose de golpe, con la boca seca y las manos cubiertas de sudor.

—Casi, pero no puedes pedir más cuando quieres que nos reunamos así de improvisto—. RenJun se encogió de hombros y sacudió la cabeza en dirección a la sala—. No están muy contentos, así que deberíamos apresurarnos. No sé por qué tardaron tanto en llamar.

—Todos debían solucionar sus asuntos, ¿verdad?

El menor volvió a encogerse de hombros con despreocupación, pero no le costó reconocer en su semblante un vestigio de culpa. RenJun, su familia y la familia de JaeMin habían estado esas últimas tres semanas completamente centrados en la demanda que estaban llevando a cabo contra los atacantes que casi asesinaron a JaeMin, con ayuda de Kim HimChan, un abogado amigo de Choi JunSeo y conocido de YiXing.

Si bien todos se habían preocupado por Kun y SiCheng, también tenían sus propias vidas y asuntos que atender. Se preguntó qué fue lo que los hizo recurrir a ellos luego de esas tres semanas en las que Lay había estado trepando por las paredes al no tener noticias de Kun.

Ellos tenían una idea de lo que estaba ocurriendo con el menor y de solo pensarlo sentía que la bilis subía a su garganta, tres semanas era demasiado tiempo para soportar ese infierno.

Con un último suspiro tembloroso se dio el impulso para entrar en la sala donde cuatro pares de ojos se fijaron en él de inmediato.

Sintió el silencio como una caricia fría azotándole la espalda al ver los distintos grados de sorpresa de los chicos y tembló, repitiéndose que nada de eso era sobre él, que debían encontrar a Kun y SiCheng cuanto antes y luego podría volver a su escondite para nunca salir nuevamente.

Rappelle toi que je vis [WinKun/KunWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora