Rappelle toi que je vis [WinKun/KunWin]

12.- ALGUIEN TIENE QUE CEDER

SiCheng aplaudió con una sonrisa abierta y golpeó las palmas de sus manos con las manos pequeñas y regordetas de Rui cuando la menor se dio cuenta de que había acabado su comida. Su madre solía pasar malos ratos con esas tareas porque Rui no se dejaba alimentar por sus manos cubiertas de cremas anti envejecimiento y esmaltes de uñas. Y debía reconocer que él siempre hacía las cosas más divertidas para Rui, pudiendo conseguir que ella se volviera una marioneta a su voluntad si se esforzaba tan solo un poco más.

Le limpió las manos y la boca con una toalla húmeda y le quitó el babero plástico que Rui odiaba para bajarla de su silla y dejarla libre.

Su madre le sonrió con gratitud y buscó las llaves de su auto.

—¿No vas un poco tarde?

La mujer estaba acostumbrada a llevarlo a la universidad mientras padre recogía a Kun para llegar más temprano, sin tener que confesar que él y JaeHyun no se reunían realmente a estudiar o a practicar, ella no necesitaba conocer los detalles, mucho menos decírselos a padre.

—No, JaeHyun me pidió que nos encontráramos en clases, él tiene cosas que hacer antes —como pasar tiempo a solas con TaeYong sin que él estuviera sujetándole las velas, pero su madre tampoco necesitaba conocer ese sucio detalle—, así que me iré en un rato, en autobús.

Empacó sus cosas quince minutos después y se aseguró de tener todo listo para irse apenas Kun atravesara la puerta principal de la casa.

Jugó un poco más con Rui y se despidió de su madre cuando se llevó a la niña para cambiarla, escuchando a la distancia un auto estacionarse afuera. Tomó su mochila y contó un par de segundos antes de salir como una estampida, pasando directamente sobre el mayor, que le golpeó el hombro y pasó de largo, sin dedicarle siquiera una mirada, pero susurrando palabras que solo ellos pudieron comprender y despertaron la curiosidad de padre.

—Hola, hijo, ¿qué fue lo dijo tu hermano?

«Ten un buen día.»

—Que tenga cuidado por donde voy —sonrió y se encogió de hombros.

—Está bien, ¿necesitas que te lleve?

Negó con la cabeza, asegurándose de mantener una sonrisa creíble en el rostro.

—Iré en autobús —le dio la espalda al mayor y se alejó un par de pasos, sintiendo el peso de su mirada en la nuca, por lo que giró sobre sus talones y lo encaró—. Yuta me invitó a una cita después de clases, ¿puedo llegar un poco más tarde?

Como respuesta obtuvo una mirada brillante y una sonrisa alegre, por lo que no esperó más palabras y se alejó definitivamente, preguntándose cómo acabaría todo con el japonés y secretamente esperando que fuera un caos total.

Con pasos decididos emprendió su camino hacia la calle, aún era temprano para llegar a la universidad, por lo que se tomó su tiempo para caminar sacudiendo los restos de nieve y escarcha que se adherían a sus botas a medida que avanzaba por las calles blanquecinas.

El invierno y la nieve se mezclaban a la perfección con su estado de ánimo en esos momentos, el frío distante y el dolor gélido en sus huesos eran la representación física de la forma en que se estaba sintiendo su simbólico corazón sangrante.

Sus almuerzos se habían vuelto incómodos a medida que pasaban los días y solo estaban TaeYong y JaeHyun para hacerle compañía, mientras él mismo ignoraba a Yuta y Kun se alejaba por su cuenta, he ahí la razón por la que no le permitió a su madre llevarlo a la universidad a la hora acostumbrada, no tenía verdadero sentido hacerlo si Kun no estaba a su lado.

Veía a su amigo interactuar con TaeYong con normalidad, pero veía cierta expectación punzante en los ojos brillantes del mayor, como si esperara algo y lo viera a la distancia, pero nunca pudiera tenerlo en sus manos. Podía reconocer esa mirada a la perfección, puesto que la vivió en carne propia en el pasado.