38.- GLORIA CARMESÍ

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SiCheng sabía que el sitio de la fiesta sería sacado de un cuento de hadas, pero, incluso si su campo de visión estaba sesgado por los jirones y la tela de la máscara, no había duda de que la realidad superaba con creces a su imaginación.

Las familias Nakamoto y Zhang no habían escatimado en detalles para hacer de aquella una velada que quedara grabada en la memoria de todos los asistentes. Si todo explotaba y las cosas salían como YiXing y su equipo planeaban, no solo sería un evento inolvidable para los asistentes, sino que el mundo entero la conocería y recordaría como la caída en picada de la alta sociedad coreana.

Se permitía soñar un poco cuando se estaba tan desesperado como SiCheng.

Sin embargo, detrás de toda esa deslumbrante elegancia, no todo era tan perfecto. Algunos platos no estaban alineados correctamente, un par de copas estaban agrietadas, algunas luces brillaban más que otras y las personas no parecían estar en sintonía.

SiCheng contemplaba todo con crítica atención y la esperanza de conseguir alguna pista o unas cuantas migajas que seguir para encontrar a Kun y poder volver a casa con él a su lado.

No encontró nada.

Paseó por entre las personas fingiendo indiferencia, buscando un rostro que no podía reconocer a través de la ingente cantidad de máscaras que contemplaba. Había máscaras de género, como la suya, otras eran de plástico como en las películas de terror y algunas hasta de porcelana. Vio máscaras de Halloween y de festivales japoneses, también de demonios chinos y gobernantes coreanos. Apenas pudo reconocer que algunas máscaras provenían rituales tradicionales europeos y de deidades americanas. Estaba rodeado por máscaras grotescas, aterradoras y hasta graciosas, probablemente representando a la perfección a la clase de personas que debían ocultar.

Entabló conversaciones superficiales, comentó sus gustos en la comida y lo elegante y costosa que parecía la decoración. Eventualmente se detuvo frente a la única máscara que reconocía y permitió que Yuta lo incluyera en su discusión con un tipo cubierto por la figura hilarante de un arlequín.

—Tu padre está muy orgulloso de tu hermana —escuchó que el arlequín le decía a Yuta con un tono alegre, alzando la copa en señal de aprobación—, Momoka por fin tomó una decisión sensata.

Casi pudo ver a Yuta blanquear los ojos al otro lado de su máscara de momia dorada.

—Todo se ve deslumbrante —comentó antes de que el japonés pudiera responder algo en lo que no creía realmente—, realmente se esmeraron en hacer de esta una velada inolvidable.

Durante sus paseos entre los asistentes, SiCheng vio toda clase de actitudes extrañas, por lo que sabía que a nadie le sorprendería su risa atontada y la vuelta que dio sobre sus talones agitando la copa que sostenía con la mano derecha. Yuta lo acompañó con una risa falsa y alzó su propia copa.

Las cosas en ese lugar parecían elegantes y sofisticadas a simple vista, pero SiCheng no podía evitar inquietarse un poco más cada vez que veía algo fuera de lugar o escuchaba una risa incoherente. Se preguntó si eso era normal para todas esas personas y si se trataba de él, que buscaba cada error o incongruencia para sentir que no estaba tan fuera de lugar como se sentía.

—Pareces emocionado, muchacho —dijo el señor Oh, aunque no había seguridad de que detrás de la máscara que cubría el rostro de SiCheng hubiera efectivamente un muchacho—, pero lo comprendo, me sentía de la misma manera en mi primer evento.

SiCheng soltó una risa nuevamente e hizo amague de beber de su copa, pero se detuvo a hablar antes de levantar su máscara. Asqueado, ansioso y desesperado, se preguntó si el tipo realmente era capaz de sentir alguna de esas emociones.

Rappelle toi que je vis [WinKun/KunWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora