5. Tacto.

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Marco.

Daniella hablaba español mejor que Isco y yo juntos. Íbamos camino a la enfermería los tres hasta que Isco miró la hora y se dio cuenta de que tenía que ir a buscar a mini Isco al colegio.

-Encantado de conocerte Dani - cuando Isco se acercó a darla dos besos ella se separó extendiendo la mano. Isco se me quedó mirando y encogí los hombros, no había entendido ese gesto por parte de ella. Pero no le dio tiempo a explicarse porque tuvo que salir corriendo para no llegar tarde.

-No he querido ser grosera con él - me miró con cara de preocupación - De verdad, es que en Italia no estamos acostumbrados a dar dos besos cuando conocemos a la gente - se rascó nerviosa la cabeza mientras volvía a sujetar firmemente el pañuelo que tenía sobre su dedo.

-¿De verdad? Pues yo pensaba que eráis igual de cariñosos que nosotros - giramos a la derecha y al final del pasillo se encontraba la enfermería.

-Sí, somos muy cariñosos pero solo cuando conocemos a la persona, por ejemplo, ahora no, pero quizá entro de una semana cuando hayamos hablado más no me es incómodo darte dos besos - en cuanto dijo esas palabras sus mejillas se sonrosaron y ocultó una pequeña sonrisa.

Reí en voz alta y abrí la puerta de la enfermería. Al otro lado se encontraba el mismo médico de siempre, no había cambiado en los últimos diez años, era un amor de persona.

-Ey, Marco ¿Todo bien? - se levantó en cuanto abrí la puerta, vi a Dani a mi lado con el pañuelo ensangrentado y se acercó rápidamente.

-Es la nueva chica de prácticas, se ha cortado con un cable.

-Bueno, vamos a ver qué tenemos por aquí - acercó una silla para que se sentara y él se arrodilló a su lado - Por cierto, soy Juan.

-Encantada Juan, yo soy Daniella - su sonrisa era preciosa, podría iluminar cualquier día gris.

-Cuéntame Daniella ¿cómo era el cable con el que te has cortado? - le quitó el pañuelo y tocó sobre la herida provocando que ella diera un respingo.

-Era un trozo de cable que no estaba forrado y no llevaba guantes - Juan se levantó y se dirigió hacia una estantería donde tenía de todo.

Se puso unos guantes y cogió una aguja pequeña. En ese momento Dani se quedó blanca y comenzó a hiperventilar.

-Tranquila, va a ser un pinchazo muy pequeño, es para asegurarnos de que no hay infección y si la hay actúe contra eso ¿vale? - ella asintió con la cabeza pero no muy convencida - Remángate un poco la manga por favor.

Su mano temblorosa enrolló la camiseta sin éxito, así que me acerqué a su lado y lo hice por ella.

-No va a ser nada, ya verás - cogí su mano libre y ella me apretó con fuerza mientras Juan le ponía un tipo de vacuna. Cerró los ojos fuertemente y cuando sintió que la aguja salía de ella soltó un suspiro de alivio.

-La próxima vez advierte a Carlos que te de unos guantes, no es la primera vez que a él también le pasa esto.

-Sí, no se preocupe que no dudaré en pedírselo, no quiero más vacunas por ahora - ambos reímos y el médico le puso un vendaje sobre el dedo, juntándolo con su dedo anular.

-No hagas fuerza con esa mano hasta que no hayan pasado 24 horas ¿está bien? Podrás conducir porque es la mano izquierda y no tienes que cambiar de marcha con esa mano. Dentro de una semana te pasas por aquí ¿Vale?

Ella intentó asimilar la información que le habían dado en tan poco tiempo, además Juan hablaba demasiado rápido.

Salimos por la puerta y Dani me paró en medio de la intersección donde se juntaba el pasillo principal.

-¿Puedes repetirme lentamente lo que me ha dicho? - me reí y se lo repetí más despacio.

-Vale, me lo apuntaré en la agenda para que no se me olvide - miró detrás de ella y supo que no tenía ni idea de donde debería de ir.

-La rueda de prensa debe haber acabado hace poco y vuestra sala está siguiendo este pasillo la segunda a la derecha - ella miró el pasillo y volvió a asentir una vez más con la cabeza. El pelo castaño le caía a ambos lados de sus hombros y sus ojos se veían grandes tras sus gafas de pasta.

-Gracias, de verdad, y deberíais poner un mapa en algún sitio - esta chica tenía un don para hacer reír.

-No te preocupes, si necesitas cualquier cosa estamos por aquí ¿vale?

-Lo tendré en cuenta, muchas gracias de nuevo Marco - iba a darla dos besos pero recordé lo que me había dicho así que extendí la mano y ella se dio cuenta de mis pensamientos.

-Ha sido placer, ya nos veremos por aquí - su tacto era suave y agradable, podría acostumbrarme a él.

Se perdió por un extremo del pasillo y yo por el extremo contrario. Entré en los vestuarios y quedaban los mismos tardones de siempre Ramos, Nacho e Isco, siempre eran los mismo. Aunque hoy faltaba Lucas que había tenido que salir corriendo porque tenía médico con su hijo.

-¿Tú no tenías que estar buscando a tu hijo? - le pegué una colleja a Isco que me la devolvió.

-Pareces nuevo tío, era una simple excusa - mientras me deshacía de la ropa de deporte él ya se estaba poniendo la ropa nueva.

-¿Excusa para qué? Háblame claro anda - fui derecho a la ducha mientras hablaba a distancia con él.

-Marco, vives empanado - ahora fue Ramos quien nos interrumpió - El muchacho quería dejarte sola con la nueva chica, habéis hecho buenas migas.

Negué con la cabeza mientras reía, ya tendrían un tema del cual torturarme durante toda la semana, a no ser que ocurriera algo de lo que hablar. Salí de la ducha y aún estaba Isco sentado en los bancos con el móvil entre las manos.

-En serio, tienes que mirarte lo de ser tan lento porque empieza a ser un problema - me tiró la chancla que había a su lado y yo la esquivé con rapidez.

-Estaba leyendo los mensajes de la madre de Isco, me lo va a dejar todo el fin de semana - le miré extrañado, ya estuvo con él el fin de semana pasado y ahora le tocaba a ella - Lo sé, le tuve la semana pasado, pero resulta que tiene no sé que rollos del trabajo y no se puede quedar con él. Tengo la sensación de que es como si nuestro hijo le estorbara.

Me puse los pantalones y la camiseta y me senté a su lado para hablar. No era la primera vez que pasaba, pero Isco cada día se preocupaba más por su hijo y lo que pudiera pensar de su madre. Solo tiene cuatro años y estas cosas cuando son tan pequeños pueden pasarle factura.

-Sara le adora, pero tampoco quiero que sea un estorbo para ella y para nuestra relación - la nueva novia de Isco era un amor de persona y trataba al pequeño como si fuera su propio hijo.

-Tu hijo no va a ser un problema para ella, ya lo sabes, además podrá venir de viaje con nosotros y se lo pasará en grande.

Asintió no muy convencido y pusimos rumbo al parking. Era hora de volver a casa y pensar en el próximo partido. Esa tarde mi hermano vino a verme y no sé por qué razón le hablé de la nueva chica de prácticas, Daniella.

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora