35. Worried.

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Daniella.

Cuando Marco cayó al suelo y levantó su mano pidiendo que fueran a socorrerle, el mundo se paró. Dejé de escuchar los gritos del público y todo se produjo a cámara lenta. Se había roto, todos lo sabíamos, pero lo que no sabíamos era cómo de grave estaba. No es lo mismo estar dos semanas de baja, que un mes o dos, y mucho menos ahora, cuando había comenzado a coger más confianza en sí mismo.

Casemiro rápidamente se cambió de camiseta y salió al terreno de juego mientras Marco desaparecía por el túnel de vestuarios, no sin antes lanzarme una mirada tranquilizadora. Pero mi mente había viajado varios años atrás, cuando todo lo que más me importaba comenzó a venirse abajo. 

Giovanna me había convencido para que viniera a este dichoso concurso de baile, había repetido mil veces que no, que después de la lesión del tobillo jugando al fútbol tenía que descansar y no hacer esfuerzo. Pero Giovanna sabía que el ritmo corría por nuestras venas y no nos podíamos quedar sentadas un sábado noche en el sofá de su casa

Llevábamos el dorsal número 12 y Pietro nos miraba entre el público, me había advertido mil veces que me quedara en casa si quería continuar haciendo las dos pasiones de mi vida: el fútbol y el baile. Pero no aguantaba en casa ni un minuto más con mi padre, necesitaba aire, necesitaba bailar. 

-¿Estás preparada? - me preguntó Giovanna mientras daba un par de saltitos para calentar. 

-Vamos a por esa beca de baile - sí, ese era el premio de aquel dichoso concurso y por el que estaba luchando. Esa beca era mi libertad y la de mi hermano, si me iba de casa, él también podría irse y escaparíamos de mi padre para siempre. 

Lo único que necesité fue poner un pie en el escenario para saber que todo se había acabado. 

Álex me dio un codazo para volver a la realidad y que siguiera concentrada en el partido. 

-Si hay algo difícil en todo esto es mantener los sentimientos a parte y ser objetivos - antes de que dijera eso, ya estaba apuntando la falta sobre Kroos que habían hecho. 

Los restantes veinte minutos fueron los más largos de mi vida, quería que acabara ya el partido, subir la crónica en cuanto pudiera e ir a ver a Marco. A pesar de que el equipo había pasado a la final, no podía mostrar toda la felicidad que se suponía que tenía que sentir en este momento. 

-Trae, dame eso, que ya subo yo la crónica, puedes ir a ver a Marco - Álex me guiñó un ojo y salí dispara hacia el túnel de vestuarios llevándome por delante a alguno de los jugadores como Kroos y Ramos. 

Iba a entrar por la puerta, pero un guardia me cogió del brazo. 

-¿Dónde cree que va señorita? - moví el brazo para que me soltara y le planté mi acreditación en las narices - No puede pasar al vestuario de caballeros. 

Abrí la boca de par en par sin saber cómo reaccionar a ello. ¿De verdad me iba a negar el paso simplemente por ser una chica? 

-Apuesto lo que sea a que los entrenadores masculinos - hice hincapié en la palabra masculinos - Pueden entrar en el vestuario de sus jugadoras cuando se trata de un vestuario femenino. Así que si me permite.

Iba a entrar otra vez, pero me bloqueó por completo el paso haciendo que retrocediera. Por la esquina asomaron Ramos y Kroos, a los que me había llevado por delante antes, y se extrañaron al verme aún ahí. 

-Oiga, solo va a ser un par de minutos, nada más, necesito pasar para terminar la crónica del partido - la única solución que me quedaba era mentir. 

-Señorita, no lo voy a volver a repetir, no va a pasar, así que o se marcha de aquí o tendré que sacarla yo misma - Ramos al escuchar esas palabras, pasó su brazo sudoroso por mis hombros y se presentó serio. 

-Disculpe, tiene que entrar ahí sí o sí, nosotros no tenemos ningún inconveniente y ella tampoco, así que, por favor, si nos hace un hueco - Kroos pasó primero y yo me metí tras él mientras era guiada por los brazos de Sergio. 

-¡Tiene 5 minutos señorita! - gritó el guarda de la puerta. 

-No le hagas caso, quédate todo el tiempo que necesites - Ramos me revolvió el pelo y me señaló la zona de las camillas. 

Antes de girar la esquina pude ver unas piernas perfectamente depiladas y sus manos que sujetaban el hielo sobre su muslo derecho. Cuando me situé frente a él, se le iluminó la cara y a mí también. 

-¿Estás bien? - conseguí pronunciar esas únicas palabras antes de abrazarle fuertemente. 

-Sí, tranquila, no ha sido nada, mañana tienen que hacerme más pruebas - me separé de él y acaricié su mejilla - Lo más seguro es que haya sido una rotura muscular, me voy a perder la final, pero con suerte, a la vuelta de vacaciones estaré como nuevo. 

Admiraba su actitud optimista a pesar de todo. Y eso era porque tenía ilusión, quería comerse el mundo y sabía que algún día llegaría a la cima. 

-Ya me encargaré yo de que vuelvas con las pilas cargadas - me atrajo hacia él y me beso con dulzura, ignorando las voces de los chicos que cantaban victoriosos. 

-¿Y tú estás bien? - me extrañó su pregunto y no supe qué contestar - Vi tu cara antes de entrar al túnel de vestuarios, y sabía que no estabas así por mí.

Ahora fue él quien acarició mi mejilla, me veía reflejada en su mirada y negué con la cabeza quitando hierro al asunto. 

-Estoy bien, simplemente que todo el tema lesiones y este tipo de ambientes - señalé todas las camillas que había alrededor y me encogí de hombros - no me gusta nada. 

Él sabía perfectamente que no era solo eso, sino que había más, yo era como un iceberg y siempre trataba de cruzar los dedos para que solo se siguiera viendo la superficie. 

-Y sé que detrás de todo esto hay una historia - me mordí el labio inferior y asentí. No podía escapar de sus redes. 

Pero lo que me salvó de rememorar uno de los capítulos más duros de toda mi vida fue el guardia. Habían pasado 5 minutos exactamente desde que había entrado por la dichosa puerta. 

-Lo siento señorita pero el tiempo se le ha acabado - Marco le miró extrañado sin entender nada. 

Me cogió del brazo dispuesto a echarme de allí como había prometido minutos antes si no me iba por mi propio bien. 

-Eh! Tampoco hace falta ponerse así, nadie está incómodo con ella aquí - me defendió Marco intentando disfrutar de mi presencia unos segundos más. 

-Si no se va ya, tendré que hacerlo a la fuerza, no lo repito más veces - la verdad es que no me hacía gracia montar un numerito en el vestuario de chicos. 

-Puedo caminar solita - me giré a Marco para cogerle una vez más de la mano y darle un beso en la mejilla a modo de despedida - Nos vemos en el hotel.

Salí del vestuario de chicos aguantando todo tipo de bromas por parte de ellos, "intrusa" me había dicho Marcelo, y creo que ese sería mi mote para un futuro. 

Escribí a Álex un mensaje para saber dónde me esperaba mientras pensaba en el día de hoy. Mi primer partido a pie de campo, había pasado todo tan rápido que ni me había dado tiempo a saborearlo. 

Por un momento, cogí mi móvil y dispuesta a llamar a mi madre, como si los 16 años sin ella no hubieran existido. Estaba segura que si hubiera tenido su teléfono la habría llamado sin pensarlo, y que si hubiera aparecido delante de mí en ese instante, hubiera ido corriendo a abrazarla, olvidando todo el dolor. 

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora