Daniella.
Me había duchado y puesto la ropa que me había traído Marco la noche anterior. Tardé más de lo normal en hacer todo esto porque sabía que en cuanto saliera de la habitación tendría los resultados de las pruebas encima de la cama.
Me miré al espejo una vez más y me dije a mí misma que estaría bien, que era fuerte y que conseguiría superar esto. Recogí mi pelo en una coleta alta y salí de la habitación. Allí estaba Marco, metiendo la ropa con la que vine en la bolsa de deporte y mirando continuamente al sobre que descansaba a los pies de la cama.
-Quiero abrirlo ya - dije para mi sorpresa. Me miró expectante y asintió con la cabeza. Ambos nos sentamos en la cama y el sobre me temblaba entre las manos.
-Pase lo que pase, voy a estar aquí ¿vale? - Marco me cogió de la mano y me besó antes de que todo estallara.
Rompí el sobre directamente, sacando el papel doblado que había en su interior. Tragué saliva y lo desdoblé empezando a leer la primera frase y yendo directamente mi mirada al final del papel.
-Negativo - dije en un susurro casi sin poder articular palabra. Los ojos de Marco brillaron y se abalanzó sobre mí cayendo sobre la cama.
Reí de los nervios mientras algunas lágrimas caían por mis mejillas.
-Es hora de volver a casa - me dijo Marco mirándome con todo el cariño del mundo. Asentí con la cabeza y salimos de aquella dichosa habitación sin mirar atrás.
Me sentí segura cuando salí de la clínica en el coche de Marco y no vi absolutamente a nadie esperándonos fuera. En el fondo tenía miedo de que todo esto fuera noticia en las redes sociales, pero no lo era.
-¿Cuál es el siguiente paso? - pregunté inquieta sin saber a qué nos llevaría todo esto.
-Hemos puesto la denuncia y el abogado se pondrá en contacto con nosotros en cuanto sepa algo - le miré extrañada.
-¿Desde cuándo tengo abogado?
-Desde que le pedí al mío que nos ayudara con todo esto - me miró un segundo para después mirar de nuevo a la carretera - Sé que esto se nos queda grande, tú nunca has pasado por algo así y yo tampoco así que necesitamos a alguien que nos guíe.
Tenía toda la razón del mundo, como de costumbre, pero estaba en shock. Todavía no entendía lo que significaba todo esto. Llevaría a mi padre y a mi hermano a los tribunales. Les acusarían de... de haber intentado matarme.
No podía pensar ni si quiera en eso como para tener que contarlo delante de un jurado. Todo esto iba mucho más allá de lo que podría haber imaginado alguna vez.
-¿Daniella estás bien? - ni si quiera oí la pregunta de Marco.
Tenía que encontrar a mi madre, tenía que averiguar qué era lo que abría aquella maldita llave de la cual llegué a pensar que era un simple recuerdo que nos uniría para siempre.
-Cariño... - Marco acarició una de mis piernas y reaccioné, volví a la realidad.
-¿Si? - dije como si nada hubiera pasado.
-¿En qué pensabas? - negué con la cabeza intentando quitar hierro al asunto.
-En cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí - me sonrió aguantándose las ganas de parar el coche y besarme allí mismo.
Cuando abrimos la puerta de casa y el padre de Marco apareció de la nada me quedé paralizada. Vi cómo ambos se abrazaban y se susurraban algo al oído. Cómo echaba de menos tener una familia.
-He venido en cuanto me he enterado de todo lo que ha pasado - Gilberto se acercó a mí y me rodeó con sus padres.
Sentí calidez y cariño, había venido a Madrid solamente por mí. En realidad, era muy afortunada de haber encontrado una familia como la de Marco.
-¿Por qué no os sentáis en la mesa? Os he hecho la cocina - le sonreí con cariño y nos sentamos uno a cada lado de la mesa dejando el centro a Gilberto.
-Te advierto que su especialidad no es cocinar - me susurró Marco antes de que entrara su padre por la puerta con una bandeja de la cual salía humo.
Olía de maravilla y estaba demasiado bueno. Comimos tranquilamente, hablando de cómo están los humos tras la derrota de la Champions.
-Creo que nunca había visto al vestuario tan desintegrado. Cada uno piensa en sus cosas y necesitábamos a alguien que pudiera unirnos de nuevo - cada vez que se sacaba el tema a Marco le brillaban los ojos y se culpaba una y otra vez - Todos esperamos que Zidane nos reviva.
Su padre le miró seriamente y supe que de su boca saldría un mini discurso que motivaría a su hijo.
-Marco, estás loco si piensas que todo ha sido por tu culpa. Me da igual lo que diga la gente y los periodistas, los que están a tu alrededor saben el esfuerzo que estás haciendo este año - le cogió de la mano - Y eso es lo que realmente importa.
Marco apretó los labios y estalló.
-Es que no sé qué narices me pasa, todo el mundo esperaba más de mí y... - dejó la servilleta encima de la mesa, se levantó y fue escaleras arriba.
Gilberto y yo nos miramos sin saber qué decir o hacer para animarle. Por una parte sentía que su bajo rendimiento se debía a mí y a todos los problemas que había causado en todo este tiempo.
-No es culpa tuya - Gilberto me leyó los pensamientos - De pequeño era igual de testaduro. Cuando algo salía mal, él se echaba toda la culpa y toda la responsabilidad del equipo.
-¿Y qué hacíais para animarle?
Me miró con los ojos brillante y supe que iba a hablar de su mujer.
-Su madre siempre sabía qué decirle en cada momento, estaban muy unidos, se entendían con una mirada. Y yo he luchado todos estos años para poder hacer la mitad de lo que hacía ella, pero se me hace muy difícil - se llevó una mano a la cara y se tapó con ella.
-Gilberto, Marco te quiere con locura - le aparté la mano de la cara para que me mirara - Él sabe todo lo que haces para que él esté bien, para que pueda cumplir su sueño sin perder la cabeza. Tú haces que él se mantenga con los pies en la tierra, aunque no te lo diga, pero te echa mucho de menos todos los días.
Ambos nos levantamos y me dio un abrazo que duró varios minutos en silencio y disfrutando de esa pequeña relación que se estaba forjando entre nosotros de suegro y nuera.
-Vales muchísimo, y quiero que te quede bien claro ¿vale? - me dijo seriamente - Ni Marco, ni Igor y ni yo vamos a dejar que nadie te haga daño. Somos tu segunda familia para lo que sea.
Me aguanté las ganas de llorar y asentí con la cabeza.
-Ve a verle, te necesita - me dio un beso en la cabeza y se marchó escaleras arriba.
Me senté en el sofá y comencé a mirar las fotos que decoraban el salón de Marco. En ese instante me sentí como en casa, querida y protegida. Y sabía que no tardaría mucho tiempo en formar parte de esta familia.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...