Marco.
Isco se fue de la sala dejándonos de nuevo a solas. Daniella seguía pegada a mí, temblando y no por el frío sino por todo lo que acababa de vivir. Esperaba con todo mi alma que Rubén no volviera a pisar estas instalaciones, porque sino todos nosotros haríamos lo que hiciera falta para echarle de nuevo.
Noté unas pequeñas caricias en mi muslo y era Daniella que estaba haciendo pequeños círculos con su dedo índice, como si aquello la tranquilizara. Se me ocurrió una idea.
-¿Quieres que vayamos a comer a mi casa? - me miró extrañada y pensé que había sido un idiota por pensar si quiera que diría que sí - O bueno, puedo llevarte a tu casa si prefieres descansar.
Se incorporó un poco más y rompió nuestro contacto.
-No quiero estar sola - acarició su pelo para echarlo todo hacia un lado dejándome su lado derecho del cuello al descubierto - Me...me gusta el plan - admitió con vergüenza.
Me levanté y la tendí la mano para que la cogiera, lo hizo sin dudar y salimos de allí dejando los malos recuerdos a un lado e intentando hacer como que nada había pasado.
De camino a casa ninguno de los dos dijo nada, fue un viaje silencioso y cómodo, con miradas furtivas y pequeñas sonrisas. Recé para que mi hermano no estuviera en casa y hubiera quedado con alguno de sus amigos.
Para mi suerte no estaba, así que le puse un mensaje para que hiciera el favor de no llegar antes de las ocho. Tenía ganas de pasar tiempo con Daniella fuera de Valdebebas, conocerla más como persona y no como periodista.
-Vamos a la cocina, a ver qué podemos comer - la cogí de la mano y la guié hasta allí - Podemos hacer pasta, que seguro que te gusta ¿verdad?
Era la peor broma que había hecho en mi vida pero pude escuchar el ruido de su risa y me sentí completamente realizado en ese momento. Me giré para ver su preciosa sonrisa pero se le había borrado de la cara y se aferraba fuertemente a la isla de la cocina.
-¿Qué te pasa Dani? - me acerqué rápidamente a ella y cogí su cara con mis manos - Ey, háblame por favor.
Estaba demasiado pálida y mi corazón palpitaba a mil por hora, más que cuando jugaba al fútbol.
-La cabeza... - cerró fuertemente los ojos y respiró hondo - me duele...mucho.
La cogí y la llevé directamente al sofá para tumbarla.
-¿Has traído los calmantes que te ha dado Juan? - asintió con la cabeza y señaló la cocina.
Fui corriendo y abrí su bolso para encontrar el paquete. Llené un vaso de agua y volví al salón.
-Toma, te sentirás mucho mejor - le acaricié la frente, quería calmarle todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento.
Después de lo de mi madre cada vez que alguien se ponía enfermo, aunque fuera un simple resfriado, me ponía muy nervioso y me sentía impotente por no saber qué hacer.
-Duerme un rato - deposité un pequeño beso en su pelo y bajé las persianas del salón para que solo entrara poca luz y Dani pudiera descansar. Antes de salir, cogí una de las mantas que tenía y la arropé.
Salí del salón y fui directo a la cocina a comer algo. Habían sido demasiadas cosas en a penas unas horas. Mi móvil sonó y era Isco.
-¿Qué ha pasado al final? - sabía que se refería a dónde habíamos ido a parar Daniella y yo.
-Estamos en mi casa, le he dado un calmante porque le dolía muchísimo la cabeza, está descansando - me llevé la mano al punte de mi nariz y cerré los ojos con fuerza, a mí también me estaba empezando a doler la cabeza.
-Marco ¿has oído lo que ha dicho Rubén? No sabemos nada de ella - suspiré cansado, no me apetecía discutir con Isco ahora mismo.
-¿Y tu has visto cómo la ha pegado?
-Lo que ha hecho no tiene ninguna excusa, y por eso le van a echar, pero hay algo que no sabemos y es el motivo por el que está aquí - me senté en un taburete de la cocina y apoyé los codos en la mesa.
-No me ha dado tiempo a conocerla todavía Isco, a penas lleva un mes aquí, no hemos tenido tiempo para juzgarla.
-Y en menos de un mes tú estás loco por ella - odiaba cuando él siempre llevaba la razón, pero no iba a admitirlo, no aún - No sé Marco, pero es muy raro que se presente aquí porque ha habido un error con su plaza y que esté en cuarto de carrera cuando en Italia las carreras son de tres años.
-Un momento ¿cómo sabes lo de las carreras en Italia?
-Marco...
-¿Has estado buscando información sobre ella? - todo esto se nos estaba yendo de las manos.
-No es eso, simplemente... - pero no le dejé acabar.
-¿Quieres marcharte a hacer una carrera a Italia y has estado mirándolas? - solté una risa sarcástica - Todos tenemos un pasado Isco y no tenemos el derecho de meternos en su vida privada.
-Algo oculta y no me voy a quedar de brazos cruzados mirando cómo suceden las cosas.
-Haz lo que quieras, pero yo no quiero ser cómplice de nada - me levanté de la silla y salí al jardín trasero para que me diera un poco el aire de octubre - Mañana nos vemos.
Colgué el teléfono sin dejar que dijera un palabra más. Yo también necesitaba descansar. Fui al salón y me senté en el sillón que había junto a Daniella. Me quité los zapatos y me eché una manta por encima.
Estuve con mi móvil durante un buen rato, leyendo las noticias deportivas y sobretodo leyendo los artículos sobre mí. En todos destacaban mi bajo rendimiento o lo poco que aportaba en los partidos. Todos esperaban que marcara los goles que ahora no marca Cristiano.
Dejé el móvil a un lado antes de que volviera a comerme la cabeza. Mi hermano me lo había advertido numerosas veces, esta vida no era fácil y a mi cada vez se me hacía más cuesta arriba. No sabía hasta cuando iba a aguantar.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...