37. Contigo.

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Daniella.

Saqué todos los libros que podía de la biblioteca, todos aquellos que hablaban de la mujer en los medio publicitarios y en concreto, en la prensa deportiva. Ese era el tema de mi tfg, la mujer en la prensa como objeto y como representante de un cambio. 

Mi tutor me había repetido varias veces que era un tema arriesgado, por toda la polémica que está habiendo ahora en cuanto a la mujer y sus derechos. Pero tenía claro que iba a luchar por ello, porque yo lo vivía día a día y deseaba con todas mis fuerzas que las mujeres que vinieran detrás de mí no tuvieran que pasar por lo mismo que yo.

A las 17:30 puse dirección casa de Marco, no me daba tiempo a dejar todos los libros en mi casa, así que metí mi mochila en el maletero y me dejé llevar por el tráfico fluido de Madrid. Últimamente me gustaba refugiarme en Valdebebas, se había convertido en mi segunda casa, cuando más tiempo pasara fuera de casa menos tiempo tenía que aguantar a mi hermano que se había vuelto insoportable.

Intentaba buscar trabajo en Madrid de fisioterapeuta, pero no estaba teniendo éxito, había echado el currículum por todos los clubs de fútbol y no había manera. Cuando me quise dar cuenta, estaba aparcando el coche en las cercanías de la casa de Marco. 

Respiré con profundidad antes de llamar al timbre, tenía muy claro lo que quería decirle y por qué quería pedirle disculpas, solamente rezaba para que los nervios no me traicionaran.

Nada más ver mi cara reflejada en el telefonillo, me abrió la puerta del jardín, entré y le vi apoyado en el marco de la puerta. Estaba guapísimo. Llevaba un pantalón de chándal, con una sudadera y unos impolutos calcetines blancos. Él era de los míos, andaba descalzo por toda la casa. 

Me acerqué a él y le besé. Cada vez que le daba un beso era como estar en casa, estar en un lugar seguro, y es que desde que mi hermano estaba aquí extrañaba la casa de Marco. Había dormido con él bastantes veces desde que llevábamos juntos y nunca pensé que lo iba a echar tanto de menos. 

-¿Qué tal la tutoría? - me preguntó mientras nos dirigíamos al sofá. 

-Muy bien, me ha repetido mil veces que es un tema arriesgado pero le he dejado muy claro que no iba a dar mi brazo a torcer.

-Y cuando no das tu brazo a torcer es porque estás 100% segura de que saldrá adelante - sonreí cogiéndole de la mano, me conocía cada vez mejor y viceversa. 

Creo que unas cosas más bonitas de comenzar una relación con alguien es esto, ir dándote cuenta día tras día de las cosas que le gusta a la otra persona y las que no, fijarse en los pequeños detalles y tenerlos en cuenta. 

Nos quedamos durante unos segundos mirándonos sin nada que decir, hasta que tragué saliva y ordené las palabras en mi cabeza. 

-Siento haber estado todas estas semanas concentrada en el trabajo, no tengo ninguna excusa que ponerte de por qué lo he hecho - bajé mi mirada y suspiré. 

-Yo también he estado concentrado en recuperarme de la lesión, de salir adelante y levantar cabeza - me acarició la rodilla y todo mi cuerpo tembló - Los dos hemos estado sumidos en nuestros mundos, concentrados por miedo al fracaso, pero al final hemos acabado fracasando en nuestra relación. 

No podía estar más de acuerdo con sus palabras. 

-Creo que una de las cosas que más nos hace falta es la de hablar, la de cenar por las noches juntos o comer, ir a algún sitio o simplemente, ser una pareja normal - apoyé una pierna en su muslo y le miré a los ojos - Quiero mostrarle al mundo el novio más maravilloso que tengo, quiero dejar de esconder por los pasillos, o simplemente no poder ir cogida de la mano contigo. No quiero publicarlo por las redes sociales, simplemente quiero una relación normal contigo. 

Debería haber grabado su reacción. Creo que se esperaba cualquier cosa menos esa. Se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja y se lanzó a besarme. 

-Seremos una pareja normal, te lo prometo - se separó de mí para pasar un brazo por mis hombros y atraerme hacia él - Pase lo que pase. 

- ¿Vamos al cine esta noche? - no recordaba ni si quiera la última vez que iba una película en una pantalla grande. 

-Sí, y compraremos las palomitas más grande que tengan, me flipan las palomitas - reí ante su comentario tan infantil. Levanté mi cabeza de su pecho y le miré a los ojos, estaban brillando de la ilusión y no pude evitar darle un beso. 

-¿Pero tú puedes comer de eso? - levantó una ceja y se lanzó directamente a mi tripa para hacerme cosquillas. 

Pero paró en seguida porque su teléfono comenzó a sonar y la cara de su padre apareció en pantalla. 

-No te muevas de aquí - me dio un rápido beso y se incorporó para coger el teléfono. 

Aproveché para coger el mío y decirle a mi hermano que no iba a ir a cenar a casa, y que no me esperara despierto. No tenía por qué darle explicaciones, pero en el fondo era mi hermano y por muy extraña que fuera su actitud, no podía dejar de quererle de la noche a la mañana. 

Marco colgó al instante con una sonrisa en el rostro. 

-Mi padre vendrá la semana que viene a pasar unos días conmigo - pude ver la emoción en sus ojos - Y quiero que vengas un día a comer con nosotros. Mi padre te conoce de vista, pero no sabe nada de lo nuestro, quiero contárselo.

En el mundialito de clubes nos habíamos estado escondiendo de todos, excepto de la plantilla que estaba al día de nuestros sentimientos. No pude negarme ante los ojos que me estaba poniendo Marco. 

-Vale, me parece perfecto, mientras tanto, tengo una semana entera para convencer a Pietro de que me acompañe en esa comida - me levanté para ponerme a su lado y pasarle las manos por la cintura. 

-¿Todo bien con él? - preguntó extrañado. 

-Sí, todo está bien - mentí, ahora no era momento de pensar en eso - ¿Qué película quieres ver?

Sacó su móvil y estuvimos viendo la cartelera. La película era lo que menos nos importaba en ese momento. Lo único que quería era sentarme con él, comer palomitas y agarrarle de la mano mientras perdía el hilo de la película por quedarme embobada mirándole. 

Lo íbamos a intentar, y estaba segura, que lo acabaríamos consiguiendo tarde o temprano. 

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora