58. 16:00.

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Marco.

Cuando llegamos a casa de Reguilón era en torno a las 15:00 de la tarde, la hora de comer. Me bajé del coche de Isco casi en marcha, necesitaba que estuviera ahí porque si la pasaba algo nunca me lo perdonaría, y mucho menos después de haber leído la carta de su madre.

Llamé repetidas veces al telefonillo hasta que lo cogió, miró por la cámara y con un suspiro, abrió la maldita puerta. Entré literalmente corriendo, atravesando el jardín casi sin darme cuenta y llamando a la puerta blanca repetidas veces.

-Abre ya por favor - le supliqué mientras veía como entraban Lucas e Isco y cerraban la puerta del jardín.

Sonó el ruido de la cerradura y la puerta se abrió dejando ver a un Reguilón confundido por vernos allí. Tuve que apoyarme en la pared para no caerme.

-¿No está contigo? - sabía a lo que me estaba refiriendo.

-Se ha ido hace media hora, me dijo que iba a ir a verte, necesitaba hablar contigo - no dije nada porque no pude.

Lucas e Isco sabían muy bien lo que estaba pasando y todos entramos en casa mirando a la puerta del jardín asegurándonos de que no había nadie. No queríamos más cartas, no por ahora.

Me sentía como si me hubieran quitado un pedazo de mí.

-¿Qué es lo que ha pasado? - preguntó Isco mientras Lucas me daba una colleja cariñosa y me acompañaba al salón donde estaban los otros dos.

-Ayer salí de Valdebebas a las 8 y ella estaba en su despacho, la dije que si quería que la llevara a casa, pero me dijo que no - Reguilón trataba de mantener la calma y no ponernos nerviosos a los demás - No la iba a dejar allí, así que le dije que podía venir aquí para pasar la noche. Hace media hora exactamente me ha dicho que quería ir a hablar contigo para hablar las cosas porque... - me miró fijamente y temblé - Te quiere y no quiere perderte.

Me senté en el sofá sin saber qué hacer ni qué decir. Todos nos quedamos en silencio menos Reguilón que andaba nervioso de un lado al otro.

-A lo mejor está en tu casa de verdad - sugirió Lucas tratando de arreglar toda la situación.

-Joder Lucas, después de lo que hemos leído... - reviví cada palabra que había en esa dichosa carta.

"Cuida de mi hija".

-¿Qué habéis leído? - nos preguntó Reguilón que se había quedado parado mirándonos fijamente, y yo le miré a él.

-Pues una carta de la madre de... - pero corté a Isco antes de que hablara más de la cuenta.

-¿Por qué lo preguntas? - me levanté y me acerqué a él que me miraba atentamente.

-Pues, no sé... - sus manos le temblaban y no dejaba de frotárselas contra el pantalón - Es normal preguntarlo ¿no? Quiero decir...

-Deja de hacerte el tonto Sergio ¿qué narices sabes?

-¿De qué hablas Marco? - Lucas también se levantó y se puso a mi lado.

-Pues de que este - le señalé - sabe algo, no nos está contando toda la verdad. Está aquí ¿verdad? - por acto reflejo su mirada fue a las escaleras y a mí nadie me pudo parar.

Las subí de dos en dos, entrando en todas las habitaciones que se distribuían por el largo pasillo mientras gritaba el nombre de Daniella. Tenía que estar aquí, quería encontrarla, abrazarla y protegerla hasta que estuviera sana y salva. Entré en la habitación contigua y vi el bolso de Dani encima de la cama.

Lo cogí y bajé de nuevo las escaleras.

-Sergio, dime de una vez qué cojones está pasando - solté el bolso encima del sofá y Lucas e Isco abrieron los ojos como platos.

-No lo sé - su voz se quebró y se sentó apoyando su cabeza entre sus manos.

Cogí mi móvil y marqué una vez más el número de Daniella. En cuanto sonó el primer pitido, el bolso de Daniella comenzó a vibrar y todos mis temores se hicieron realidad. Alguien no sale de casa voluntariamente sin móvil.

Abrí el bolso y vi el móvil, su monedero, su neceser y una nota. Todos nos miramos mutuamente, en silencio, sin saber qué hacer.

-Ábrela - me dijo Isco - A lo mejor la respuesta a todo está ahí.

Suspiré y con manos temblorosas y el pulso acelerado la abrí. Tenía la misma letra a ordenador y del mismo tamaño. En ese momento me acojoné y casi no me salían las palabras cuando la leí en voz alta:

"Todo tiene que acabar donde empezó, nos vemos en tu casa a las 16:00".

Todos miramos el reloj, y eran las 15:30, aún estábamos a tiempo.

-¿Tú sabías esto? - le preguntó a Sergio mientras le miraba dolido.

-No, bueno sí - sus palabras se cortaron intentando controlar sus emociones - Me dijo que se iba y que volvería, que tenía que hacerlo para que todo acabara. No quise dejarla ir, te lo prometo. Pero me convenció, me dijo que todo estaría bien.

-Tenemos que ir a por ella - me levanté rápidamente del sofá, pero todos se quedaron parados mirándome - ¿No vais a venir?

-No podemos presentarnos allí como si nada, puede ser peligroso Marco - la voz de la razón que era Lucas habló, desde que se había convertido en padre veía peligro en todos lados.

-Llamemos a la policía, están en busca y captura, vendrán sin dudarlo - Isco también empezaba a concienciarse de lo peligroso que podía ser, pero yo no.

-¿Y si tardan mucho? ¿Y si cuando lleguemos es...demasiado tarde? - no pude si quiera pensarlo. No iba a rendirme tan fácilmente, quería a Daniella y la necesitaba en mi vida. Y ahora nos necesitaba a todos.

-Hagamos una cosa - Reguilón se había tranquilizado - Los llamamos cuando vayamos de camino. Seguro que llegan antes que nosotros, ellos intervienen y nosotros estamos allí para cuando saquen a Daniella - me miró - sana y salva. Porque no vamos a dejar que la pase nada y ella tampoco. Te quiere y va a luchar por lo vuestro.

Asentí con la cabeza sin ser capaz de pronunciar una palabra. El encargado de llamar a la policía fue Lucas, mientras los demás íbamos saliendo y arrancando mi coche. Tardaríamos una media hora en llegar a su casa, y esperaba que no fuera demasiado tarde.

En menos de cinco minutos Lucas salió de la casa con el teléfono en mano y corriendo.

-Dicen que ahora mismo iban para allá, han comprobado que ambos siguen estando en busca y captura y no lo han dudado - se subió en el coche y salimos pitando de allí.

Puse todos mis sentidos en la carretera concentrándome para así no perder los nervios ni el control.

Yo también quería a Daniella, demasiado y esperaba que esto fuera el final de toda su vida anterior para empezar una nueva conmigo. Además, estaba la promesa de su madre que no la rompería, jamás.

"Por favor Daniella, aguanta, ya vamos a por ti cariño", pensé antes de que se desatara todo el caos.

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora