Marco.
Sabía que lo que menos necesitaba ahora mismo era que una chica entrara en mi vida para desordenarla. Era consciente de que no estaba dando lo mejor de mí, pero no sabía cómo solucionar todo esto.
Lo había hablado mil veces con mi hermano y mi padre, pero ellos decían que todo era producto de la prensa, que yo seguía jugando igual que siempre. Era mentira. A decir verdad, desde la marcha de Crisiano un gran peso ha caído sobre mí, y no por parte del equipo sino por parte de la afición.
Puede que no esté preparado para asumir tanta responsabilidad en el equipo, y por mucho que quisiera me faltaban años de experiencia. La puerta del copiloto se abrió a Daniella entró en el coche. Llevaba su melena suelta, se la había alisado y llevaba un vestido oscuro con medias y botas. Estaba guapísima.
-¡Guau! - no pude articular ninguna otra palabra.
-Deja de mirarme que me pones nerviosa - sus mejillas se sonrosaron y arranqué el coche - ¿Dónde vamos a comer? - preguntó mientras se ponía sus gafas de sol.
-Es una sorpresa, seguro que no lo conoces.
Puse dirección a mi bar favorito de la ciudad, siempre que había que celebrar algo reservaba mesa allí. Se puede decir que soy su cliente vip.
-¿Cómo te encuentras? - sabía perfectamente a lo que me estaba refiriendo porque pude ver una mueca en su rostro.
-Bastante bien, las costillas ya no me duelen al levantarme o sentarme, es simplemente una ligera molestia - encogió los hombros y cambió de tema - Vi vuestro partido, siento la derrota.
-No te preocupes, nuestra mentalidad ahora está puesta en el siguiente partido y en la continuidad de Lopetegui, el Real Madrid siempre resurge de sus cenizas - era la frase motivadora que llevábamos repitiendo desde que las cosas comenzaron a ir mal.
-Como el ave fénix - puso una mano en mi muslo durante unos segundos para después apartarla - Estoy segura de ello, como buena periodista que soy, tengo visión de futuro.
Me reí ante su comentario y aparqué en el garaje subterráneo del restaurante. Para ser domingo a mediodía había poca gente. Nos pusieron en una esquina y nos trajeron el menú.
-Voy a necesitar tu ayuda, porque aún no domino muy bien la cocina de Madrid - me reí ante su comentario y la elegí la comida que más creía que le gustaría.
Esperamos a que la trajeran durante unos minutos mientras alguno de los dos intentaba sacar algún tema de conversación. Pero en ese momento no se me ocurría nada. Hasta que trajeron la comida y estuvimos hablando de lo buena que estaba.
Estaba tan nervioso que solo podía contestar con monosílabos. Seguro que estaba pensando que me ocurría algo, porque no era normal.
-¿Te encuentras bien Marco? - bebí un poco de mi copa de agua y asentí con la cabeza, decidí ser sincero.
-Es simplemente que estoy nervioso - me miró con una mirada interrogativa y para mi suerte, el camarero llegó con la cuenta.
Le di mi tarjeta rápidamente antes de que a Daniella le diera tiempo a sacar el monedero de su bolso.
-¡Oye! - me dio un puñetazo suave en el hombro y se quejó - Eso no es justo.
-Sí lo es, te invité a una cita y te invito yo - cogió su bolso y salimos del restaurante.
Le sonó el teléfono móvil antes de subir al coche.
-Dime Álex - se tapó su otro oído para escuchar mejor mientras se apoyaba en el capó de mi coche. Nunca me quitaría esa imagen de la cabeza - Mmmm, vale, pero no tengo ni idea de cómo juegan, es muy complicado para mí, no me va a dar tiempo a ver ningún partido - suspiró con fuerza mientras mantenía la calma - Vale, está bien, para mañana a las ocho ¿verdad?
-¿Ha pasado algo? - me acerqué un poco más a ella.
-Álex se ha puesto malo y no va a poder ir mañana a trabajar, no se puede levantar de la cama - guardó el móvil en su bolso - Me ha pedido que haga por él el artículo que mañana se va a publicar sobre vuestro próximo enfrentamiento del miércoles. Cuál será vuestro 11 y el de ellos - suspiró mientras se llevaba una mano a la frente - No tengo ni idea de cómo juega el Viktoria Plzen.
-Te puedo ayudar si quieres.
-Seguro que tienes cosas más importantes que hacer que ver conmigo partidos repetidos de hace meses - di un paso más hacia ella.
-Mis dos cosas favoritas en una sola tarde, fútbol - me acerqué otro paso más y sentí su respiración en mi cara - Y tú.
Los dos tomamos la decisión. Y acabó sucediendo. Sus labios eran tan suaves que me ponían la piel de gallina. Nunca antes había sentido esa sensación que recorría mi cuerpo de pies a cabeza. Me estaban comenzando a temblar las piernas y tuve que separarme antes de que no pudiera controlarme.
-¿Vamos a mi casa entonces a ver esos partidos? - ella intentaba ocultar una sonrisa pero no podía, ninguna podíamos. Acabamos soltando una carcajada y metiéndonos en el coche como dos críos adolescentes.
Su casa era un pequeño apartamento en el centro de Alcalá de Henares. Tenía dos habitaciones un baño, cocina, salón y una pequeña terraza.
-¿Quieres algo de beber? Tengo zumo de naranja para que no te salgas de la dieta - vino hacia el salón con dos vasos y una botella de cristal hasta arriba de zumo.
-Gracias.
Desde que montamos en el coche no habíamos hablado nada de lo que había pasado. Los dos estábamos nerviosos, se notaba en el ambiente, pero nadie era capaz de ser el primero en sacar el tema.
Puso youtube en la tele y su pórtatil encima de sus piernas, preparada para teclear.
-Busca los partidos de la liga, los que son más recientes, pero también los que son de años anteriores, ahí podemos comparar si siguen jugando igual o van a cambiar su estrategia - asintió con la cabeza y puso un partido de hacia dos semanas.
Se puso a teclear los nombres que iba oyendo junto con el dorsal y su posición en el campo. También apuntaba las jugadas y tanto sus puntos fuertes como los débiles.
-Deberías poner que su punto fuerte es la presión que hacen en la defensa del equipo contrincante, pero a la vez es genera muchos huecos en su propia defensa y se convierte en su punto débil - tecleó cada palabra que dije.
-Así que vuestro juego deberá ser a base de balones largos por las bandas y centros al punto de penalti ¿verdad? - asentí con la cabeza y pude ver el orgullo en su mirada.
Tras haber visto tres partidos decidimos que era mejor parar durante un rato y pedir algo de cena.
-¿Pedimos pizza?
-¿Te puedes saltar la dieta? - me reí ante su comentario.
-Tenemos una dieta que seguir en cuanto a proteínas y demás, pero no es algo estricto que debamos seguir día y noche, eso sí - me acerqué a ella y le susurré al oído - Esto se queda entre nosotros.
-¿Y esto también queda entre nosotros? - no sabía a qué se refería hasta que me besó. Otro beso que me dejó sin aliento.
Me cogió de la mano y me llevó directamente a la cama. Se deshizo de su camisa y se puso a horcajadas sobre mí. Siguió besándome mientras se deshacía de sus pantalones y yo de los míos. El deseo nos estaba consumiendo poco a poco y ninguno podía negar lo evidente, que nos gustábamos.
-No podemos hacer esto Dani - conseguí decir entre jadeos - No tengo protección.
-No te preocupes - me quitó la camiseta - Tomo la píldora.
Esas fueron las últimas palabras antes de que la habitación se inundara de nuestros gemidos. Ya no había vuelta atrás.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...