Marco.
Nunca antes había visto a alguien tan rota como a ella. Sus hombros temblaban y sus sollozos eran tan dolorosos que no pude evitar abrazarla. Sabía que lo del coche había sido la gota que colmaba el vaso y que había hecho que estallara en mil pedazos. Le acaricié el pelo con mi mano mientras intentaba calmar su llanto, no la conocía de nada pero sentía la necesidad de consolarla y ayudarla.
No sabía qué decir para que se sintiera mejor, ni si quiera sabía lo que la había pasado, aunque estaba seguro que Rubén estaba metido en su cabeza y había sido otra cosa más para que le vaso se rompiera, para que ella se rompiera.
Así que hice lo mejor que sabía, abrazarla fuertemente para que sintiera el cariño de alguna persona. Es difícil estar de erasmus en una ciudad completamente nueva echando de menos tu hogar y con un jefe inaguantable.
A los pocos minutos se separó de mi y limpió los restos de lágrimas que quedaban en sus mejillas.
-¿Estás bien? - me metí las manos en los bolsillos para evitar retirarle un mechón de pelo que se le había pegado en la mejilla.
- Lo siento mucho Marco, de verdad - sorbió por la nariz y se recogió el pelo.
- No te preocupes, estamos aquí para cualquier cosa ¿vale? - quería que supiera que me iba a tener a su lado para cualquier cosa que pasara y que podía contar conmigo.
-Muchísimas gracias, de verdad - me miró a mi, y luego miró al coche sin saber muy bien qué decir y qué hacer - ¿Me puedes decir cómo puedo llegar a Alcalá de Henares? Mi piso está por esa zona y sólo sé llegar en coche.
No iba a dejar que se tirara una hora en el transporte público después del día que había tenido, y mucho menos, tras la llorera que había presenciado.
-Te puedo acercar en coche y mañana te recojo, así ganas tiempo y no me cuesta nada - cogí la bolsa de deporte del suelo y saqué las llaves del coche.
- No, no, de verdad, no hace falta, no quiero ser una molestia - fue hacia su coche, sacó sus cosas y lo cerró - Muchas gracias por todo y siento haber organizado todo este numerito.
-Daniella, por favor, déjame ayudarte - pensaba que diciendo su nombre completo a lo mejor cambiaba de opinión.
-¿De verdad que no te pilla mal? - me miró con el ceño fruncido asegurándose de que no la estaba mintiendo.
-No, de verdad, me pilla de paso - bueno, más o menos, pero no iba a añadir eso porque sabía que sino rechazaría mi propuesta.
Señalé con las llaves a mi coche blanco, que estaba tres coches más a la derecha del suyo y el coche se abrió.
-Entonces ¿te vienes conmigo? - sonrió y asintió con la cabeza.
Se montó en el asiento del copiloto mientras guardaba la bolsa de deporte atrás y me montaba delante del volante. Cuándo salimos del garaje aproveché para que me contara más sobre ella.
-¿Y te está gustando vivir en Madrid? - la miré de reojo y movió la cabeza.
-Sí, me vine a principios de verano con mi hermano para acostumbrarme a esto - seguí las indicaciones que me indicaban la salida de la ciudad deportiva - Aunque no he visto ni una cuarta parte de la capital, esto es enorme.
Me reí ante su comentario, yo llevaba dos años viviendo aquí y no conocía prácticamente nada de Madrid, y más de una vez, me era imposible salir sin que la gente me reconociera.
- Yo tampoco y llevo aquí 2 años - ella se rió y me pude dar cuenta de reojo que cada vez que sonreía se le formaban dos pequeños hoyuelos.
-Bueno, poco a poco, estoy deseando pisar el Bernabéu por dentro aunque creo que tardaré un poco en hacerlo. Rubén no está muy por la labor de llevarme este fin de semana - su voz se fue apagando poco a poco según iba diciendo esas palabras.
-Rubén es un gilipollas, tú no te despegues de Álex y llegarás lejos - me indicó la salida que tenía que tomar.
-Ni que lo digas, es el único que tiene un poco de fe en mí.
- Yo también la tengo, hoy en la rueda de prensa me has salvado - lo decía con toda la sinceridad del mundo. Me miró mientras yo miraba a la carretera y en ese momento me hubiera gustado detener el coche para observarla detenidamente.
- La siguiente a la derecha, es el portal número 20, como tu dorsal - puse el intermitente y me paré en doble fila.
-Mañana te recojo a las nueve, así que no te duermas - quité el seguro de las puertas para que pudiera abrirlas.
-Estás de coña ¿verdad? - al ver qué no respondía a su pregunta comenzó a negar rápidamente con la cabeza -Ni hablar, mañana me busco la vida pero no vas a venir a buscarme.
-Soy un chico cabezota, y no acepto un no por respuesta, a las 9 estoy aquí - se rió dando la conversación por terminada, había ganado.
-Eres de lo que no hay - abrió la puerta del coche y bajo.
-¡Dani! - Se agachó para mirarme a la cara a través de la puerta - Todo tiene solución, sea lo que sea que haya pasado hoy, se solucionará.
Sus ojos brillaron un poco más de lo normal y asintió con la cabeza.
-Gracias - cerró la puerta y entró en su portal.
Suspiré y arranqué, para poner rumbo a casa. Tenía ganas de llegar, tumbarme en el sofá y estar toda la tarde sin hacer nada pensando en el próximo capítulo. Mi hermano tenía razón, me centraba demasiado en los partidos y dejaba de disfrutar de la vida.
¿Pero qué iba a hacer? Mis amigos estaban en Mallorca, mi hermano había vuelto a casa y todos los del equipo tenían planes. Muchas veces me gustaría ser un chico normal para poder salir simplemente a dar una vuelta por Madrid o visitar nuevos lugares.
Cuando entré en casa todo estaba absolutamente en silencio. Resignado me senté en el sofá y encendí la televisión para escuchar la rueda de prensa que habíamos dado por la mañana. Parecía que todo había salido bien. Me metí en los periódicos deportivos para ver las últimas opiniones de los periodistas.
Comenzaban a dudar de Lopetegui y de todo el equipo en general. Más nos valía ir consiguiendo puntos y empezar una buena temporada, porque no estaba preparado para enfrentarme a las opiniones negativas de la prensa.
En ese momento y sin venir a cuento, recordé las lágrimas de Daniella y la necesidad que tuve de ir a abrazarla. Estaba deseando que llegaran ya las 9 de la mañana para verla de nuevo.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...