Daniella.
Me dolía cada parte de mí cuerpo, sentía que un camión había pasado por encima de mí. Cualquier movimiento que intentaba hacer era como levantar una tonelada de peso. Por lo menos la oscuridad empezaba a desvanecerse, comenzaba a escuchar y también a ver.
-Ya has oído a los médicos Marco, está completamente fuera de peligro - era una voz grave de hombre que no terminaba de identificar.
- Lo sé, pero sigo teniendo miedo papá - la voz de Marco de quebró y solté un quejido como respuesta.
Quería levantarme de esta dichosa cama y abrazarle fuertemente, pero no podía.
-A...agua - creo que hablé antes de abrir los ojos, no me acuerdo muy bien del orden, sólo sabía que delante de mi cuando abrí los ojos estaban Marco y Gilberto.
Este último corrió rápidamente a por un vaso de agua mientras Marco me examinaba lentamente.
- Estás viva - no era una pregunta, era un afirmación que le devolvió la alegría y la sonrisa a la cara.
- Nunca te dejaría - mi voz sonaba pastosa, pero eso ahora mismo eso no importaba.
Gilberto se acercó a mí con un vaso de plástico y bebí un pequeño sorbo que prácticamente me revivió.
-Voy a llamar a la enfermera - los dos asentimos y salió corriendo de la habitación.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo? - Marco acarició mi mejilla y todo mi cuerpo tembló, era como si hubieran pasado años sin vernos.
-La cabeza un poco y... - miré mi pierna derecha y vi que tenía un gran vendaje - la pierna.
No tardó en juntar sus labios con los míos. Prácticamente no importaba nada, solamente que estábamos vivos y que todo se había acabado, ¿porque era cierto, verdad?
-Llegamos a tiempo y estás aquí, perdiste mucha sangre, pero lo conseguimos, lo conseguiste - vi una mirada de orgullo y satisfacción que respondió a la pregunta que rondaba en mi cabeza. Sí, todo se había acabado, pero no estaba orgullosa de cómo se habían desarrollado los hechos.
Sus ojos brillaban y creo que los míos también. No dijimos nada durante un buen rato, nos limitamos a mirarnos y a disfrutar de la presencia del otro, viviríamos en paz, y por fin, disfrutaríamos de nuestra propia vida juntos.
Llegó la enfermera, era una mujer de mediana edad con la cabellera rubia y una sonrisa en la cara.
-Chicos si me permitís, tenéis que dejarme a solas con ella para examinarla - Marco me dio un beso antes de irse y Gilberto me guiñó un ojo, estaba comenzando a cogerle cariño. - ¿Cómo te sientes cielo?
-Me duele la cabeza un poco y la pierna, pero tengo mucha sed, y mucha hambre - la doctora rió ante mi comentario.
-Es normal, llevas más de 24 horas inconsciente, perdiste mucha sangre y tuvimos que hacer una transfusión así que te encontrarás un poco cansada los primeros días - sacó una linterna de su bolsillo y la puso en frente de mis ojos.
Después me puso un termómetro y el aparato para tomarme la tensión.
-Ahora diré que te suban algo de comer, pero tendrás que mantener una dieta blanda las primeras semanas - asentí con la cabeza intentando mantener los recuerdos en alguna parte de mi subconsciente - No tienes fiebre y tienes la tensión muy bien. Si esta tarde sigue todo igual, podrás irte a casa con un tratamiento.
Asentí con la cabeza y ella desapareció de la habitación avisando a Marco y a su padre de que ya podían pasar, pero venían con compañía. Dos policías, una mujer y un hombre, entraron por la puerta y supe que el infierno había comenzado. Era la única testigo de lo que había pasado, la única que había salido de allí con vida así que todas las culpas iban dirigidas hacia mí.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...