60. Hurt.

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Marco.

Se me paró el corazón en cuanto escuché un disparo en el piso superior. Estábamos subiendo por las escaleras Reguilón y yo, literalmente nos agachamos en cuanto lo oímos por acto reflejo. Nos miramos, vi la culpabilidad en sus ojos, pero yo también lo sentía. Si le pasaba algo a Daniella nunca me lo iba a perdonar.

Seguimos subiendo las escaleras rezando porque la policía estuviera ya abajo y no tardaran en aparecer. Éramos, literalmente, dos críos que ni si quiera sabían qué hacer en caso de peligro. ¿A quién íbamos a engañar? El padre y el hermano de Dani podrían con nosotros en menos de un minuto, pero bueno, teníamos que ganar tiempo de cualquier manera. Llegamos al rellano y nos preparamos para lo peor.

-Joder... - era la voz de Pietro, el hermano de Daniella, soltaba algún gruñido de dolor. Pero no solo se oía su voz, también se oía unos pequeños sollozos.

Reguilón y yo nos miramos antes de terminar de abrir la puerta que estaba entornada. Tardaría en quitarme de la cabeza aquella imagen tan aterradora. El cuerpo del padre de Daniella yacía en el suelo boca abajo con un gran charco de sangre bajo su pecho. El hermano estaba apoyado con su espalda en la pared en frente de la puerta, tenía una mano sobre su costado del cual emanaba sangre y con la otra mano sujetaba de forma débil una pistola.

Le miré sintiendo su odio hacia todos en aquella habitación, todo había llegado a un extremo que nadie había podido entender, ni si quiera él.

-Nunca debimos volver a Madrid - fue lo único que dijo antes de comenzar a toser y que saliera un hilo de sangre de su boca.

No sabíamos que hacer y entonces escuchamos las sirenas de la policía, estaban llegando. Pasé mi mirada por el salón y no vi a Daniella, pero sí la escuchaba, estaba jadeando. Reguilón me agarró del brazo y miré hacia el pasillo siguiendo el horror que veían sus ojos.

Corrí como si nos separaran 100 metros, como si su vida estuviera escapándose y no pudiera hacer nada por impedirlo. Reguilón me siguió. Me tiré al suelo de rodillas colocando una mano en su hombro y apartado el pelo de su precioso rostro. Abrió los ojos, y me miró haciendo que todo lo de nuestro alrededor dejara de tener sentido.

-Marco... - susurró mientras una lágrima caía por su mejilla. - Yo...

-Shhh, está todo bien cariño, ya ha pasado todo - acaricié su mejilla. Ella intentó incorporarse y yo la ayudé hasta que soltó un quejido.

-Marco... - susurró Sergio, le miré y me señaló la pierna de Daniella. Su pantalón vaquero se había teñido de un color oscuro y la mancha crecía por momentos.

Automáticamente coloqué a Daniella entre mis brazos y Reguilón comenzó a presionar la herida con ambas manos.

-Me arde - balbuceó Dani comenzando a temblar, no dejaba de salir sangre de esa dichosa herida, alguien de su familia la había apuñalado.

Yo también puse una de mis manos en esa herida mientras que la otra estaba unida a la de Dani, intentando tranquilizarla, que viera que estábamos a su lado. Cada segundo que pasaba era un suspiro más por el que la vida de Dani se escapaba. Aquella herida no dejaba de sangrar, tenía que estar en un lugar donde pasaban muchas venas.

-Gracias por todo Marco - Daniella se estaba despidiendo, pero no lo iba a permitir.

-Ni se te ocurra despedirte ¿me oyes? Esto no acaba aquí - la miré mientras mis mejillas se empapaban - Nos queda toda la vida por delante.

No me lo negó, no sé si porque estaba ahorrando las fuerzas para aguantar o porque ya se había abandonado a su destino.

-¡Alto, policía! - ni Sergio ni yo nos inmutamos, simplemente seguimos concentrados en ella.

En cuanto nos vieron vinieron corriendo hacia nosotros, un equipo médico entró por la puerta y se dividieron entre todos los heridos. Pero fundamentalmente en Daniella, que todavía respiraba.

-Tienen que apartarse, por favor, tenemos que hacer nuestro trabajo - dijo una mujer mientras un hombre le ponía una mascarilla de oxígeno a Daniella.

Pero yo no podía separarme de ella, simplemente necesitaba sentirla a mi lado, darle todo el cariño que no le he sabido dar en estas 24 horas. Me estaba arrepintiendo profundamente de haberle ocultado aquella dichosa carta, de no haber hecho algo para...para evitar todo esto.

Fue un policía quien me ayudó a levantarme y consiguió tranquilizarme. Pero no me acuerdo de nada, no me acuerdo de cómo llegué al hospital, ni de lo que me preguntó la policía. Estaba en estado de shock, aún no había sido capaz de lavarme las manos llenas de la sangre de Daniella. Sabía que ella respiraba, pero eso no era suficiente para mí.

Miré por cuarta vez consecutiva el reloj, habían pasado dos horas desde que me habían dicho que Daniella estaba estable y fuera de peligro. Dijeron que me avisarían para pasar a verla, pero por allí no pasaba nadie.

-Marco ¿por qué no te vas a casa, te duchas y vuelves? Y tú también Sergio, tenéis que descansar un poco -ninguno de los dos hicimos caso a Isco, ni si quiera nos inmutamos.

Negué con la cabeza y puse mis manos bajo mis rodillas para que dejaran de temblar. No sé si era impotencia, miedo o que estaba saliendo del shock por todo lo vivido.

Isco se sentó a mi lado y pasó una mano por mi cuello acordándome a él y dejando que apoyara mi cabeza en su hombro.

- Me ha dicho tu padre y tu hermano que iban a coger ya el avión, están de camino - asentí, necesitaba a alguien que pusiera un poco de cordura en mi vida.

Qué narices, necesitaba a mí padre y a mi hermano, aquí a mí lado, les echaba mucho de menos y es en estos momentos cuando te das cuenta de ello.

El médico salió de nuevo y yo me levanté como un resorte.

-Buenas tardes chicos - miró el reloj asegurándose de la hora que era, eran más noches que tardes, pero ¿qué importaba eso ahora? - Hemos tenido que dejar a Daniella en cuidados intensivos, está fuera de peligro, pero ha perdido mucha sangre y queremos tenerla bajo vigilancia las 24 horas del día.

-¿No podemos pasar a verla? - preguntó Lucas por mí.

-Podéis verla a través de una cristalera, pero no entrar en la habitación. En el pasillo sólo puede haber dos personas, así que lo mejor será que hagáis turnos y después id a descansar a casa, será lo mejor porque aquí no vais a poder hacer nada.

Me senté en la silla antes de que mis piernas me fallaran. El doctor se despidió de nosotros y yo no me moví.  Volví a entrar de lleno en shock.

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Holaaaa!! Espero que os haya gustado este capítulo y muchísimas gracias por leer. Vengo a avisaros que quedan poquitos capítulos para el final, así que a disfrutarlos!!

Mil gracias por leer 💕💫

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora