12. Abrazos.

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Daniella.

No aguantaba un minuto más en aquel despacho franqueada por Álex y Álvaro. Me había mandado que revisara el guión de mañana, ver si cuadraban los horarios y de nuevo especular sobre las preguntas de la rueda de prensa. Estaba todo correcto. A las diez entrenamiento, a la una tenían rueda de prensa, comida, concentración durante toda la tarde, dormían en Valdebebas y al día siguiente entrenaban por la mañana en el estadio.

-Álex, está todo bien, cuadran los horarios y las preguntas de los periodistas no van a variar desde la última vez - le enseñé los papeles con las posibles preguntas y las diferentes respuestas que los jugadores deberían dar.

-¿Podéis callaros un momento? - la mirada de Álvaro me atravesó y pude ver las pequeñas ojeras que se formaban debajo de sus ojos.

-Es la primera vez que hablamos en dos horas que llevamos aquí metidos - le contesté con la mejor voz que pude poner.

-Déjale Dani, le han echado para atrás un artículo de opinión de cómo ve al equipo y está intentando ver en qué ha fallado - no me podía creer que Álex le perdonara absolutamente todas sus malas contestaciones. Yo llevaba casi dos semanas aquí y ya me tenía harta.

-Bueno, aquí están sus compañeros para ayudarle - se levantó haciendo ruido con la silla y salió del despacho cabreado - ¿Qué he dicho para que actúe así?

Álex cogió los papeles que segundos antes Álvaro tenía en sus manos y me los dio para que los leyera.

-Léelo tú misma, yo no sé ni por donde cogerlo - nada más con ver el titular supe por qué se lo habían denegado.

-Le falta todo, no tiene un título original, empieza directamente metiéndose con cada jugador en particular sin hacer una visión global del equipo. Los párrafos son demasiado largos, el lector en cuanto lo ve ya le cuesta leerlo, y para colmo no tiene el interlineado completo - Álex me miró perplejo mientras cogía un boli y comenzaba a corregir los errores - No me mires así, he tenido que hacer mil artículos de opinión en la carrera y solía sacar sobresalientes.

Él levantó las manos dejándome hacer mi trabajo. Por una vez desde que llevo aquí me estaba sintiendo útil, no iba a ser una mera recogedora de cables, iba a llegar a lo más alto por mucho que me costara.

El reloj de la pared marcaban las seis de la tarde. Me había llevado un par de horas poder corregir todos y cada uno de los errores que tenía Álvaro. Se lo dejé encima de su portátil y recogí las cosas. Era hora de marcharse a casa. En ese momento se me encendió una luz, no había hablado con Marco sobre mi coche.

-Cacio - maldije en italiano y salí del despacho. Decidí llamarle mientras iba camino a la sala central.

Nada más entrar por la puerta le vi apoyado contra la mesa de billar, estaba hablando por teléfono y no podía estar más guapo ahora mismo. La chica que estuviera a su lado, debía ser muy afortunada.

Nada más verme se le dibujó una sonrisa y decidió cortar la conversación que estaba teniendo.

-Esta noche te llamo papá, un beso - se metió el móvil en el bolsillo y caminó hacia mí.

- Lo siento mucho, estaba liada en el despacho y se me ha olvidado por completo llamarte - si se había quedado aquí hasta esta hora por mi culpas me sentiría muy mal.

- No te preocupes - otra sonrisa más, no sabía que una persona pudiera sonreír tantas veces al día - He llamado al taller, van a venir en una hora a verlo, era el único hueco que tenían, así que puedes volver a la oficina y luego te busco.

¿Estar allí otra hora más viendo la reacción de Álvaro ante mi corrección de su artículo? No, gracias.

-La verdad, que lo último que quiero es volver allí - saqué el móvil - Si me das cinco minutos hago una llamada y esperamos juntos al del taller ¿bene?

-Molto bene - no me había dado tiempo a corregir mi expresión cuando él ya me había contestado. Había veces que me era inevitable no saltar las típicas expresiones italiana, además, las recordaba demasiado bien como para olvidarlas - Soy una caja de sorpresa ¿verdad?

Le dejé frente a la cristalera mientras marcaba el número de mi hermano Pietro. Gracias al trabajo que había tenido durante todo el día no me había comido la cabeza con el tema de Giovanna.

-¿Daniella? - mi hermano nunca me llamaba por mi nombre salvo que no fuera por algo grave, así que mis alarmas se encendieron - Ahora te llamo ¿vale? Estoy en el hospital y los médicos están a punto de salir.

Me colgó, no me dio tiempo a decir ni una sola palabra. Con el teléfono aún en mano, decidí dar media vuelta y volver con Marco que seguía en la misma posición de antes.

-Tienes mala cara ¿ha pasado algo? - se acercó más a mí y me condujo a los sofás que estaban al lado del billar - Daniella, puedes contarme lo que quieras ¿vale? No estás sola aquí.

¿Cómo podía tener tanta empatía? A penas me conocía de unas semanas y ya estaba siendo una de las personas más cariñosas que había visto en toda mi vida. Marco era un ángel caído del cielo.

-Mi mejor amiga está en Italia, ha tenido un accidente y está en observación porque puede tener un traumatismo craneal - lo dije tan rápido como pude, obligándome a coger aire nada más acabar la frase.

Me miró con los ojos perplejos y sin decir nada más me abrazó. Dos abrazos de Marco Asensio en dos días, eso debía ser récord o algo porque no parecía real. Esta vez no le empapé la camiseta ni monté un numerito, me limité a abrazarle con fuerza, como lo hacía con mi hermano, y estaba siendo muy reconfortante.

-¿Cuánto tiempo estará en observación? - nos separamos y pude mirarle a los ojos.

-Lleva 24 horas, mañana sobre estas horas nos lo dirán, aunque acabo de llamar a mi hermano y me ha colgado porque estaba en el hospital y los médicos iban a salir. Puede que haya empeorado o...

No pude terminar porque el tono de llamada que le había puesto a mi hermano comenzó a sonar. Miré a Marco y me apretó la mano para hacerme saber qué él estaría ahí, a mi lado.

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora