52. Letter.

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Marco.

Cuando llegué a casa no me fui directo a la ducha, sino que me senté en el sofá mirando a la nada y pensando en todo lo que había pasado. Había sido el día más surrealista de mi vida, todo había pasado tan rápido que ni me acordaba de cuándo había llegado la policía ni las preguntas que me habían hecho. 

Y el hecho de que si quiera Daniella pudiera haber sido violada... El timbre sonó y me sobresalté ¿quién podía ser a estas horas? Mi padre era imposible, me había dicho que iba a coger el avión de madruga y solamente eran las doce de la noche. 

Me asomé por la mirilla y me acojoné, no había absolutamente nadie. Intenté calmar mi respiración pensando que había sido imaginación mía, pero cuando sonó una vez más el timbre, me alejé de la puerta apoyando mi espalda en la pared de en frente. 

Cogí el móvil y marqué rápidamente el número de la policía esperando a que la puerta se rompiera en mil pedazos y entrara alguien con el rostro tapado. 

Fui a la cocina y cogí el primer cuchillo que encontré, no sería capaz de hacer daño a nadie, pero al menos, tenía algo. 

Cuando sonó el timbre por tercera vez, me harté y abrí la puerta. No había nadie, solamente había un sobre en el felpudo. Pero lo que más miedo me daba era que alguien hubiera atravesado la puerta del jardín y la alarma no hubiera sonado. 

Miré varias veces el jardín antes de agacharme a por la carta. Una vez que lo hice, entré rápidamente, cerré con llave y conecté de nuevo la alarme. Me temblaba el pulso y tenía la boca seca. 

Marco Asensio: "Si no habla ella, la haremos hablar"

Estaba claro quién había escrito esto, pero lo que no estaba claro era que supieran donde vivía y que me encontraba en casa. Subí corriendo las escaleras, me cambié de ropa rápidamente, cogí un par de zumos, la mochila de Daniella con sus cosas y salí pitando de aquella dichosa casa.

Llegué al hospital aún temblando, mirando detrás de mi espalda cada vez que daba dos pasos. Cuando entré en la habitación me aseguré de cerrar bien la puerta. Isco se levantó y se acercó a mí con su dedo índice en sus labios, Daniella estaba dormida. 

-¿Qué te pasa? - creo que estaba pálido, y que ninguna palabra podía salir de mi boca. Le di la carta y la leyó acojonándose él también - ¿Quién cojones te ha dado esto? - susurró mientras ambos mirábamos a Daniella para ver si nos había oído. 

Le cogí del brazo y salimos al pasillo. 

-Han llamado al timbre de mi casa, pero no del jardín, sino de la puta puerta de mi casa Isco, no ha saltado la alarma - empecé a hablar rápido y casi sin vocalizar - Joder, no sé que está pasando. 

Me senté en uno de los taburetes que había frente a la puerta y suspiré, se nos estaba yendo de las manos. 

-Son ellos ¿verdad? - preguntó Isco con miedo. 

-Pues claro que son ellos, pero no sé qué narices quieren. Tenemos una llave ¿y qué? No sabemos qué narices abre esa dichosa llave ni donde se encuentra eso que se abre - una enfermera salió de una de las habitaciones y nos llamó la atención. 

-Por favor, los pacientes intentan dormir, además solo se puede quedar un acompañante por habitación, así que si cuando vuelva están los dos, los echaré de aquí - era una mujer mayor que había perdido todo signo de amabilidad y que estaba deseando que amaneciera para irse a su casa. 

-No se preocupes, yo me iré ahora mismo - Isco se quedó mirando a la mujer la cual asintió y desapareció en otra habitación. 

-¿Qué hacemos? - le pregunté desesperado. 

-Nada, mañana le dan el alta, así que no le decimos ni una sola palabra, os vais directamente a Valdebebas, allí estaréis más seguros y esperamos a que pase algo más - este chico estaba completamente loco. 

-¿No se lo vamos a decir a la policía? Estamos manipulando unas claras pruebas de que esa gente está loca.

-Lo sé, pero son la familia de tu novia - señaló la puerta donde se encontraba durmiendo Daniella - Y ella lo que menos necesita ahora es saber que el psicópata de su padre y de su hermano están enviando este tipo de cartas. Y mucho menos tener pegados a la policía día y noche en tu apartamento. Los periodistas nos son tontos y están en todas partes, así que cuanto menos gente sepa esto mejor. 

Al fin y al cabo era elegir entre el querer y el deber, quería decírselo a la policía ¿pero debía? Quizá, había que esperar a tener más pruebas para que la policía pudiera hacer o descubrir algo. 

La mujer salió de otra habitación y nos miró enfadada.

-Ya me voy - Isco levantó las manos a modo de paz - Mañana a primera hora estoy aquí, si necesitas cualquier cosa llámame. 

Asentí con la cabeza y se marchó. Automáticamente entré en la habitación y pude ver el rostro relajado de Daniella. Tenía el labio ligeramente hinchado y el morado de su cuello comenzaba a desvanecerse hasta convertirse ne un tono amarillo. 

Tenía los ojos llorosos, había estado llorando y no podía culparla porque yo también había derramado mis lágrimas de camino a casa. Me acomodé en la silla junto a ella, pero mirando a la puerta, no tenía pensado dormir por nada del mundo. 

La observé dormir, acariciando su rostro y su pelo, tratando de que me percibiera de alguna manera. Algunas veces su ceño se fruncía y yo trataba de que se relajara, ambos estábamos nerviosos por lo que pudiera salir en las dichosas pruebas. 

No sé cuando cerré los ojos pero unos pequeños gemidos me despertaron. Boté, literalmente, de la silla y abrí los ojos encontrándome con Daniella moviéndose de un lado al otro, soñando y hablando. 

-No, para, por favor, te la daré - me senté a su lado en la cama y cogí su mano. 

-Eh, cariño - traté de despertarla. 

-No le hagas daño, por favor - una lágrima calló por su mejilla. 

-Daniella, estás soñando - agarré sus hombros con suavidad y la zarandeé - Cariño...

Abrió los ojos de repente, con la respiración agitada y mirando en todas las direcciones. 

-Eh, eh, estás bien - me miró insegura - Estamos bien, no ha pasado nada. 

Pasó sus brazos por mis hombros y me abrazó fuertemente. 

-Era tan real - susurró en mi oído. 

-Lo sé cariño, pero ya ha pasado todo ¿vale?

Se separó de mí y se dejó caer otra vez sobre la cama, apoyando su cabeza sobre un brazo y dando la espalda a la puerta. Sabía lo que la preocupaba, porque era lo que a mí me había hecho mantenerme despierto la mayor parte de la noche. 

-Vamos a estar bien ¿verdad? - su pregunta inocente me hizo asentí mordiéndome el labio para que no se me cortara la voz. 

-Estamos y estaremos bien. 

Me hizo un hueco en la cama y esperamos a que llegaran los resultados, junto, hablando de cualquier cosa y de nada. 

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Hola!! Muchísimas gracias por leerme. Me gustaría que dejárais en los comentarios aquello que creáis que va a pasar para intentar sorprenderos un poco!

Llega la época de exámenes y espero poder seguir subiendo con normalidad. Mucha suerte a todos los que estén como yo! 💕🍀

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora