10. Breakfast

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Daniella.

Rellené los dos pequeños termos con café y los colocé al lado de mi carpeta y mi bolso. Quedaban 20 minutos para que Marco viniera a por mí, así que comencé a vestirme. Hoy era día de llevar a las familias al entrenamiento, así que decidí ponerme cómoda, al paso que llevaba seguro que me mandaban hacer de canguro de algunos niños y todo.

Fui a la cocina, cogí todo y bajé al portal a las 9 en punto, en cuanto salía por la puerta el coche de Marco asomaba por la esquina de la calle. Le sonreí y subí al asiento del copiloto.

-Buenos días ¿preparado para el día de hoy? - tenía el pelo húmedo y el coche olía a él, no sabía cuál era su colonia pero olía de maravilla.

-Sí, estoy preparado para pasar todo el día allí, hoy es día de concentración - si a él le tocaba estar todo el día allí metido, a mí no me tocaría menos - ¿Y tú? ¿Has conseguido descansar un poco?

Sabía a lo que se refería y no me podía parecer más mono este chico. La manera en la que me abrazó ayer hizo que por un momento, olvidara que estaba sola en España. Sinceramente, no había pegado ojo en toda la noche, pero un buen maquillaje siempre me salvaba. Aún no tenía noticias de Giovanna y Pietro no daba señales de vida.

-Más o menos, hoy es un nuevo día y hay que aprovecharlo - mi madre siempre me había dado esa filosofía de vida y era una de las pocas cosas positivas que me había dejado - Por cierto, te he traído el desayuno como agradecimiento por traerme y llevarme - le tendí el termo de café junto a un croissant recién hecho de la pastelería que había debajo de mi casa.

-No hacia falta - me miró y el mundo dejó de existir, su mirada era tan intimidante como adictiva - Muchísimas gracias ¿Te parece si nos lo tomamos cuando lleguemos allí? - me preguntó al ver que yo sujetaba un termo igual que él.

Asentí con la cabeza y arrancó el coche. Saqué los papeles de la carpeta y comencé a echar un ojo al horario que tenía hoy, lo primero de todo sería leer la prensa y hacer un guión de la rueda de prensa que hay mañana como previa al partido, poco a poco me iba quedando sin ideas, al fin y al cabo no me habían enseñado para esto.

-¿Cuál es tu horario de hoy? - Marco miraba fijamente la carretera a través de sus gafas de sol.

-A las diez tengo que estar en la oficina para realizar el guión de la rueda de prensa de mañana, y el resto del día me pone que estoy pendiente de trabajo, así que estaré recogiendo cables de un lado para otro - suspiré resignada, poco a poco me iba acostumbrando a la idea de quedarme en una simple recogedora de cables.

-Dicen que es mejor empezar desde abajo para ir subiendo poco a poco, solo es cuestión de tiempo - este muchacho tenía consejos para todo, y no podéis imaginar lo mucho que me gustaba eso.

-Confío en tu palabra para no hacer una locura a mitad de temporada y dejar todo porque sigo recogiendo cables - soltó una sonora carcajada y tomó el desvío hacia la ciudad deportiva. Seguía siendo demasiado grande y tardaría bastantes semanas en conseguir orientarme sin problema.

Bajó al garaje y dejó su coche al lado del mío que seguía estacionado igual que ayer por la tarde.

-Luego llamaré al taller, si tengo novedades te busco y te lo digo - bajamos del coche recogiendo todas las cosas.

-Marco, estás haciendo demasiadas cosas por mí, dame el teléfono y yo le llamo - negó con la cabeza mientras se le dibujaba una enorme sonrisa en la cara, estaba disfrutando con todo esto.

Subimos a recepción y nos dirigimos a una sala de estar que contaba con sofás, televisiones e incluso un billar. Estos chicos en las concentraciones no debían aburrirse. Nos sentamos en unos taburetes altos con vistas a los campos de fútbol.

-¿Siempre te ha gustado el fútbol? - me preguntó mientras me miraba mientras yo tenía mi vista perdida en los campos.

-Sí, desde bien pequeña iba a todos los partidos de mi hermano, no me perdía ninguno - le miré a lo ojos y continué hablando - Mi hermano era defensa, pero a mí me gustaban mucho más los delanteros así que me apunté al equipo femenino de mi colegio.

-Espera, espera - tomó un trago de su café y me miró atónito - ¿Juegas al fútbol?

-Jugaba, cuando tenía 16 años... - estaba dispuesta a contarle uno de los episodios más duros de mi vida cuando Álex apareció por la puerta corriendo.

-Sé que entras a las diez, pero tenemos que ir ya a la oficina, Rubén no ha amanecido con buen pie - miré el reloj y aún quedaba media hora para empezar a trabajar.

-Está bien, siempre y cuando no me mande otra vez a recoger cables - los tres reímos y tuve que dejar a Marco allí plantado, con los dos termos de café y el desayuno a medio terminar.

Corrí por los pasillos detrás de Álex que no paraba de entrar y salir en distintas salas, se le veía nervioso y a cada minuto que pasaba lo estaba más.

-Álex para un poco por favor - le cogí del brazo después de haber salido de otra sala, había perdido ya la cuenta - ¿Qué está pasando?

Se dio la vuelta, se pasó una mano por su pelo y me miró fijamente.

-No tenemos fotógrafo, se ha puesto malo y el otro suplente está de vacaciones. Tenemos que tener unas cuantas fotos para ya sabes, subirlas a las redes y mandarlas a la prensa para que se queden tranquilos después de no dejar tener muchos entrenamientos a puerta abierta - se le veía cansado, seguro que llevaba desde bien temprano metido en las oficinas.

-Mira, no sé que problema hay en que un día tanto la prensa como las redes sociales no tengan unas simples fotos, y sé que ahora no me puedes contestar porque no hay tiempo, pero yo te puedo ayudar - me miró con el ceño fruncido - Sé fotografía, solo lo básico pero creo que puedo encargarme de hacer un par de fotos para que todo el mundo se quede tranquilo.

Me cogió de la mano y me llevó corriendo hasta nuestro despacho, Álvaro no estaba por allí, menos mal porque tenía cero ganas de verle.

-Me salvas la vida y el puesto de trabajo - cogió una llave, me dio un peto y salimos de nuevo en dirección a otra sala -Tienes que ponerte ese peto, y aquí tienes la cámara y los objetivos - abrió un cajón y el sueño de cualquier fotógrafo se hizo realidad ante mis ojos - Suelen coger el objetivo de la esquina derecha para los entrenamientos, es uno de los que más zoom tiene ya que no podrás pisar la zona de césped.

Asentí con la cabeza mientras intentaba recordar todas las normas. Nada de distraer a los jugadores, no poner el flash, sacar todas las fotos habidas y por haber, y lo más importante, no interactuar palabra con ellos desde el comienzo hasta el final del entrenamiento.

-En el caso de que Rubén te veo y te diga algo, solo tienes que decirle que yo te he dado permiso - me dejó en frente de la puerta que daba acceso a los campos - Mucha suerte, y por favor, no me falles y haz las mejores fotos de tu vida.

-Lo haré - le guiñé un ojo y abrí las puertas para dar paso a una nueva experiencia en mi vida.

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora