31. Come back.

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Daniella.

Una semana había sido suficiente para que todo se descontrolara y se viniera abajo. Estaba en el asiento del avión, al lado de la ventana viendo cómo el avión ascendía y volvía de vuelta a España. Siete días habían sido los provocadores de un cambio de entrenador en menos de 24 horas, un equipo que se había venido abajo y un Marco que se había ido de la lengua. 

"No tengo por qué tirar del carro", o una frase similar es lo que había desencadenado a la prensa y a la afición. Álex me había pedido por favor que volviera, tenía a Álvaro, pero al parecer era más un estorbo que una ayuda. 

Tenía muy claro lo que haría nada más llegar a Madrid, iría a casa de Marco con maleta y todo, no me lo había dicho con palabras, pero sabía que me necesitaba, y a decir verdad, yo a él. Volver a Turín, al sitio dónde comenzó todo, había hecho que recordara uno de los peores años de mi vida. Por suerte, nadie se había enterado de mi vuelta y mucho menos Paulo. 

Tres horas más tarde estaba en un taxi de camino a casa de Marco. Tenía muchas ganas de abrazarle y volver a sentirle a mi lado. Llamé al telefonillo de la puerta del patio y saltó la voz de Igor. 

-¿Daniella? - había visto mi cara en la cámara y automáticamente había abierto la puerta.

-Es una sorpresa para Marco.

-Tranquila, que está arriba, ahora baja - me dijo desde el otro lado del telefonillo. 

Atravesé el jardín delantero y me planté delante de la puerta. Llamé al timbré y esperé unos minutos que se me hicieron eternos hasta que abrió. 

Vi el asombro en su cara antes de que me estrechara entre sus brazos fuertemente.

-No sabes cuánto te necesitaba - susurró en mi oído provocándome un escalofrío. Solté mi bolso y lo abracé también con fuerzas. 

-Siento mucho haberme ido, de verdad - apreté los ojos fuertemente intentando alejar de mi mente el sentimiento de culpabilidad que se apoderaba de mí. 

-Ey - se separó y cogió mi cara con sus manos - Lo importante en ese momento era tu salud, y ahora lo sigue siendo - besó mis labios y me temblaron las piernas - ¿Cómo estás?

Sonreí como una tonta al ver la preocupación que mostraba en mí. Por una vez en mucho tiempo sentí que alguien más, a parte de Giovanna y de Pietro, se preocupaba por mí. 

-Estoy bien, de verdad.

Me miró a los ojos y asintió con la cabeza, convencido de ello. Cogió mi maleta y entramos al salón donde estaba Igor, que no tardó en marcharse y dejarnos a solas. 

Marco me trajo un café y para él un zumo, seguía manteniendo a raya su dieta. Tenía unas bolsas moradas bajo sus ojos y el brillo de ellos ya no era el mismo. 

-¿Qué ha pasado Marco? - le cogí de la mano en cuanto se sentó a mi lado.

-No lo sé, dije esas palabras sin pensarlo - se llevó la mano al pelo y suspiró - Estaba cansado de escuchar tantas cosas sobre mí, de que tenía que asumir responsabilidades y dar más de mí. Estoy haciendo todo lo que puedo.

Se le quebró la voz y me lancé a abrazarlo. Sentía que era como un niño indefenso que necesitaba apoyarse en alguien. Había estado manteniéndose fuerte a pesar de todo, pero como seres humanos que somos, todos tenemos un límite, y Marco había sucumbido. 

-Lo vamos a solucionar ¿vale? - le acaricié el pelo y nos recostamos sobre el sofá - Me encargaré de ello. 

Nos quedamos allí, los dos, abrazados en aquel sofá gris, mirando a la pantalla negra de la televisión y pensando en cómo podía solucionar todo esto mientras ese sentimiento de culpabilidad se hacía más grande. 

.............

Me recorrí todos los pasillos buscando a Álex,no había rastro de él. Había llegado hace media hora y aún no había hecho nada porque todo el mundo estaba desaparecido. Volví de nuevo a nuestra sala y me puse a leer las últimas noticias para estar al día. 

Ayer por la noche mientras Marco dormía a mí lado, estuve buscando cómo había sido la entrevista, dónde y por qué había dicho aquello. Por más que le daba vueltas, la última conclusión a la que llegué fue que hasta que no le concedieran otra entrevista, no se podía solucionar todo esto. 

La puerta se abrió y apareció Álex lleno de papeles y con un cara de cansancio que no podía con ella. 

-Por favor, no te vuelvas a ir nunca más ¿vale? Álvaro no sabe hacer absolutamente nada y me he tenido que tragar yo solito todas las ruedas de prensa y artículos - dejó los papeles encima de la mesa y se sentó a mi lado - Dani, tenemos que hacer algo, tienes que hacer algo. 

Le miré extrañada mientras analizaba su cara para intentar interpretar qué era lo que me quería decir.

-No te entiendo Álex.

-Soy el nuevo director de prensa, Rubén oficialmente ha quedado fuera y ahora tú, serás mi mano derecha en todo - me quedé inmóvil durante unos cuantos segundos. 

Me iba una semana y en Valdebebas todo cambiaba: varios lesionados tras el derbi, comentarios hirientes hacia mi novio, cambio de entrenador y Álex director de prensa. Cuando reaccioné, le di un fuerte abrazo y le felicité. 

-Las cosas van a cambiar a partir de ahora, me aseguraré de que llegues a lo más alto porque eres buena - puso delante de mí una hoja - Este será tu nuevo horario, sé que implica hacer más horas de las que tienes establecidas en las prácticas, pero te las pagaremos.

-¿Me vais a pagar? - pregunté intentando ser consciente de todo.

-Sí, tu trabajo será el doble, pero estoy segura de que puedes con ello y más - miró el reloj de la pared - Quedan dos horas para la rueda de prensa que dará Solari como nuevo entrenador, junto a dos jugadores de la plantilla. Tienes exactamente ese tiempo para preparar las posibles preguntar e informar a los jugadores de ello, yo no perdería el tiempo - puso una hoja delante de mis narices - Este es el artículo de opinión del partido contra el Barcelona, úsalo. Y mañana vuelan a Melilla para el partido, y tú te vienes con nosotros. 

Me guiñó un ojo antes de volver a salir por la puerta del despacho. Suspiré satisfecha y me puse al día de las últimas preguntas y artículos que se habían ido escribiendo según se confirmaba el fichaje de Solari. 

Cuando quedaba media hora para la rueda de prensa estaba camino al campo de fútbol donde había terminado el entrenamiento y se encontraban estirando. Me paré antes de pisar el césped y respiré hondo antes de dar los primeros pasos hacia los chicos.

Había estado una semana sin hacer esto y ya lo echaba de menos. Lo único que tenía claro era que me dedicaría a esto el resto de mi vida, pasara lo que pasara.

"Again" // Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora