Daniella.
Cuando abrí los ojos el dolor de cabeza había cesado y solo sentía una ligera molestia. El calmante que me había dado Marco antes de dormir había dado resultado. Él estaba en el sillón, acurrucado contra un lado y arropado con la manta hasta el cuello. Su respiración era pausada y tranquila, tenía los labios entreabiertos y el pelo alborotado.
Me incorporé con cuidado para no marearme y para que mis costillas no sintieran una punzada de dolor. Fui directa al baño, necesitaba verme y asegurarme de que de verdad no había pasado nada y que todo había sido un pequeño incidente.
Subí las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido y entré en él. Todo seguía en perfecto orden, nada fuera de su lugar, incluso las toallas estaban colocadas siguiendo un patrón. Las tenía colocadas por colores.
Mi mirada fue directa a mi reflejo y contuve la respiración. El pelo se me pegaba a la cara y mi mejilla izquierda había adquirido un ligero color púrpura. La brecha era lo que menos asustaba al verme, habían sido solo dos puntos de aproximación los que me habían puesto y se caerían en cuanto me lavara la cara un par de veces.
Levanté mi camiseta dejando ver mi costado derecho. Una ligera mancha amarilla se extendía por todo el lado derecho llegando a desaparecer por la cinturilla de mis pantalones. ¿Tan fuerte me había dado?
Yo ahora mismo era el vivo reflejo de mi madre. Cerré los ojos con fuerza al acordarme de ella. Cuando los abrí, Marco estaba apoyado en el marco de la puerta mirándome detenidamente.
-No me mires, no así - automáticamente bajé mi camiseta y me llevé las manos a la cara. Esto ya era demasiado vergonzoso para mí como para que lo presenciara él.
-Daniella... - la piel se me ponía de gallina cada vez que pronunciaba mi nombre completo - Mírame.
Se acercó unos pasos a mí y no pude decirle que no.
-Rubén no va aparecer de nuevo por allí - acarició mi mano hasta que ambas se unieron - Podrás continuar con las prácticas.
-No estoy segura de querer continuar - me senté en la taza del váter y él se puso de cunclillas con sus manos en mis rodillas.
-¿Por qué?
-¿Merece la pena todo esto? Desde que he llegado solo me han pasado cosas malas - le miré a los ojos - Quizá debería irme a Italia y empezar con otra cosa, puede que este no sea mi mundo.
-Estás loca si piensas que voy a dejar que hagas eso sin luchar - se aclaró la garganta y me preparé para lo que supuse que sería un discurso de motivación - Llevas un mes aquí y ya has conseguido realizar un artículo de opinión. Veo cómo te concentras cada vez que nos das indicaciones o consejos sobre las ruedas de prensa. Desde que estás aquí, ninguno la ha cagado ni ha hablado más de la cuenta - se levantó y continuó hablando - Te necesito, yo y todo el equipo. Así que por favor, no te vayas, no tires la toalla.
Era una de las cosas más bonitas que me habían dicho hasta ahora. Tenía toda la razón del mundo, no podía rendirme y ya está, sin luchar por el trabajo con el que había soñado durante toda mi vida.
-Así que, si me concedes los honores, deja que haga la cena e intentamos olvidar las últimas 12 horas - miró su reloj para confirmar la hora que era - ¿Qué me dices?
-No puedo decir que no a un plan como ese - me levanté y pasé delante de él en dirección a la cocina. Iba a ser una noche larga.
-No me puedo creer que le dijeras a Zidane eso - volvía reír mientras bebía de la coca cola que tenía delante.
-Nunca se sabe cómo reaccionarás ante tu ídolo de toda tu infancia - él también se echó a reír al recordar el momento en el que se enteró que su nuevo entrenador iba a ser Zidane - Ahora te toca contarme algo bochornoso que te haya pasado.
¿Bochornoso? No me acordaba de la última vez que me puse en evidencia delante de todo el mundo. Habían sido tantas que no sabía ni por donde empezar.
-El año pasado, cuando entré en clase solo había cinco chicas frente a treinta chicos. Cuando entraban los profesores les preguntaba que si eso era legal o si había sucedido algo extraño con las chicas de la universidad - había comenzado a llorar de la risa desde el momento en el que había abierto la boca - Fue bochornoso porque los profesores solo se acuerdan de mí gracias a eso. Tuve que aguantar coñas durante todo el año, menos mal que era el último.
-¿El año pasado estabas en tu último año?
-Sí - cerré la boca de repente -No - me rectifiqué a mí misma y sabía que la había cagado.
-Si has repetido no pasa nada, yo también repetí un curso y casi me quedo sin ser lo que soy ahora - estábamos los dos sentados en el sofá frente a frente.
Su brazo estaba apoyada en el reposacabezas y sus músculos se tensaron haciéndome perder todo el control.
-Es una larga historia, pero resumiendo, sí, repetí el último curso por las prácticas - Marco me miraba con determinación, como si quisiera estudiar todas y cada una de mis palabras.
-¿Dónde hiciste las prácticas?
Habíamos estado jugando al juego de las veinte preguntas, pero sabía que esa pregunta no formaba parte del juego. Estaba segura que quería descubrir más sobre mi antigua vida y yo no estaba por la labor.
-En Turín, con la Juventus, pero eso es otra historia - miré el reloj y vi que eran las doce de la noche - Tengo que irme, que mañana madrugamos.
Me levanté con rapidez del sofá y un pinchazo se extendió por mi costado. Me llevé una mano a la zona dolorida y gruñí por lo bajo. Marco se levantó de inmediato y se acercó a mí.
-¿Te duele mucho? - preguntó preocupado.
-No, tranquilo, ha sido solo al levantarme - me recompuse y me dirigí a mi bolso.
-Espera, que te llevo - cogió las llaves del coche y la chaqueta - No acepto un no por sorpresa, ya lo sabes - ni si quiera me dio tiempo a rechistar.
-Eres una causa perdida, que lo sepas.
Me sacó la lengua y pusimos rumbo al coche. Tenía que admitir que Marco había hecho mi tarde mucho más leve y había cumplido con su cometido de hacerme olvidar todo lo que había pasado.
Cuando llegamos a mi portal ninguno de los dos queríamos despedirnos. No hacía falta que lo dijéramos para saber que era verdad. Esta sensación tan bonita me resultaba vagamente familiar y no quería volver a pasar por lo mismo.
Y a pesar de todos los recuerdos que se me vinieron a la mente, Marco y yo cada vez estábamos más cerca y nuestros alientos se mezclaban.
-Gracias por la noche de hoy, espero volver a repetirla - mi voz sonó suave, como en un susurro que solo él llegó a escuchar.
-Ni lo dudes - me guiñó un ojo antes de que me desabrochara el cinturón y obligara a mi cuerpo a separarse.
Fui directa a mi habitación, me arropé con la manta e intenté callar a todos los demonios que se amontonaban en mi cabeza, hablándome, haciéndome perder toda la cordura que aún me quedaba en estos momentos.
"No te quiero volver a ver" era su voz, la voz de aquel chico que tanto daño me hizo.
"Me encargaré de arruinar tu carrera y tu vida" quería que parara, que me dejara en paz después de todo.
Y así fue como me quedé dormida mientras mis ojos húmedos mojaban la almohada en mi solitaria habitación.
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Sé que ve tardado más de lo normal en subir capítulo pero estoy de exámenes e intento sacar huecos de cualquier sitio!!! 🙈🙈Sé que muchos estáis como yo así que mucha suerte y espero poder subir el siguiente capítulo pronto!! 🍀🍀
Muchísimas gracias por leer!!! Espero vuestros votos y comentarios.
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"Again" // Marco Asensio
Fanfiction"-¿Por qué te empeñas en que lo nuestro no puede funcionar? - la miré una vez más, el rímel cubría gran parte de sus mejillas, no era la primera vez que hablábamos de esto, pero sí la primera vez que la veía llorar de esta manera. -Porque lo intent...