Bangtan Next Door! [BTS] || M. Yoongi (Bangtan Luv #01) ✓ (BORRADOR)

36: Hermanos

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Capítulo 36: "Hermanos"
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Lo había bloqueado.

Romina había bloqueado su número y todo era culpa suya.

Yoongi se quedó viendo la pantalla fijamente, hasta que se puso negra. El mensaje que no había recibido seguía en replay en su cabeza. No me ignores, por favor. Esa patética súplica como de un condenado a la horca que había hecho el nudo el mismo. Se sentía horrible, la presión de su pecho no cedía, como si lo estuviera aplastando una pared de concreto y no tuviera manera de escapar.

Después de que Romina se fuera, había tratado de seguirla, pero Saera y Sejin se lo habían impedido. Querían escuchar su versión del pleito, pero aún no estaba listo para admitir lo que había pasado con Sunhee. Era un cobarde, Romina tenía razón y todo el odio hacía sí mismo que había creído sepultado ya, volvió a resurgir y lo sumergió por completo en un pozo de frustración y rabia. ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué no podía admitirse a sí mismo que necesitaba ayuda?

Así que fingió molestarse y se fue a esconder a su estudio.

No quería verse débil frente a los demás.

No quería sentirse débil.

No quería aceptar que algo estaba mal con él. Sin embargo, no podía cambiar lo que había hecho. Horas después de que se había resignado a que Romina no quisiera hablarle, seguía en su estudio.

Apagó el móvil para no escuchar las llamadas de Saera después de que se negara a abrirle la puerta; o las de sus mánagers que lo instaban a que saliera, no quería ver a nadie. Hasta cambió el código de acceso de Genius Lab y le subió todo el volumen a sus audífonos cuando se puso en función de componer.

No quería pensar en nada salvo su música.

En lo único que no iba a darle la espalda si se equivocaba. Que no iba a juzgarlo, que no iba a obligarlo a hablar, que no iba a bloquearlo como si lo todo lo que había pasado, los abrazos, las miradas, las confesiones... lo besos, no significaran nada.

No supo cuánto tiempo pasó, pero para cuando decidió salir de su encierro era de madrugada. Tomó un taxi a la salida del edificio que le cobró recargo nocturno por llevarlo hasta Hannam.

Yoongi bajó del auto en la entrada del condominio. Sin detenerse a esperar que el conductor le diera el cambio, decidió subir por la loma empinada a pie hasta el parque que rodeaba el canal artificial en el corazón del conjunto residencial. Los árboles esqueléticos por el invierno y la escarcha que cubría el césped achicharrado y amarillento estaban envueltos en la luz azulada de la madrugada.

La noche estaba despejada, se veían las estrellas y una media luna plateada colgando del oscuro azul. Yoongi suspiró profundo, dejando que aire frío se metiera en sus pulmones y que de alguna manera lo ayudara a olvidarse del dolor en su pecho.

Pero no sirvió.

La quietud de la madrugada solo hizo las cosas peores. Apenas hace un par de días estaba abrazado a ella envueltos en las cobijas, su cuerpo envuelto en la calidez de su piel, sus manos peinando suavemente su cabello. Y ahora estaba solo, en la madrugada a la intemperie sin poder dejar de pensar en ella. Era tan patético.