Bangtan Next Door! [BTS] || M. Yoongi (Bangtan Luv #01) ✓ (BORRADOR)

09: Piano

Capítulo 9: "Piano"
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Un piano sonaba en la lejanía.

Era una melodía familiar, dulce, suave que la fue despertando poco a poco como si se tratase del amanecer mismo. Pero cuando finalmente abrió los ojos la invadió una sensación extraña de estar perdida.

No reconocía ese techo alto de hormigón desnudo con las lámparas negras circulares colgando de vigas metálicas. Todo estaba oscuro y callado, y ella estaba recostada sobre un sofá de... ¿Sería cuero? Palpó sus alrededores con apremio y se dió cuenta que encima estaba arropada con una cobija de lana.

Eomma Won tenía todos sus sofás tapizados en tela.

Este no era un sofá de eomma Won.

Le tomó un instante darse cuenta de que no estaba en casa, y se levantó como un resorte. Miró a su alrededor y vio la chimenea encendida, el largo comedor de madera del otro lado rodeado de alguna macetas.

Estaba en la casa del señor Kim.

El pánico la embargó, reemplazando la calidez que emanaba de la chimenea por un escalofrío que recorrió su espalda. ¿Qué hora era? Con afán buscó entre sus bolsillos, pero no encontró su móvil. Un reloj en la pared marcaba casi la medianoche.

Lo último que recordaba era haberse quedado dormida en el carro de regreso del supermercado. ¿Había dormido profundamente todo ese rato? Dos, cuatro... ¡Siete horas seguidas!. Virgen santa, maldijo entre dientes apartando la cobija de golpe y poniendo los pies en el piso ¡¿Por qué nadie la había despertado?! ¿Qué iba a pensar eomma Won de ella ahora? Nunca había estado hasta tan tarde por fuera de la casa sin avisar.

En la penumbra de la sala tropezó con algunos cojines mientras se ponía de pie. La luz anaranjada de la chimenea apenas delineaba los muebles lo suficiente para que pudiera navegar por la sala sin tropezarse con la mesita de centro o las estanterías y evitar que tumbara los jarrones del bifé del lado de la pared.

¿Dónde estaban sus zapatos? ¿Y su bolso?

¡¿Por qué seguía en esa casa?!

Romina se detuvo junto a las columnas que dividían la sala del recibidor y soltó un largo suspiro. Del lado izquierdo, se erguían las escaleras al segundo piso, rodeadas de macetas con helechos y flores. Salvo por una lámpara de pie en la sala donde se había despertado, todas las demás luces de la casa estaban apagadas.

En la zapatera de la entrada estaban sus botas, pero en el perchero no encontró su chaqueta.

Romina se llevó una mano a la frente y soltó un suspiro de frustración. ¿Cómo se supone que iba a salir al frío invernal de media noche sin su chaqueta? La casa de eomma Won podía quedar al lado, pero con el clima que hacía últimamente iba a morir de hipotermia antes de que alguien le abriera. Porque además, sin su bolso tampoco tenía sus llaves, y ni un terremoto despertaba al matrimonio Won cuando había caído en un sueño profundo.

Ahí fue cuando escuchó el piano de nuevo.

Sus pies siguieron el sonido casi por instinto, hasta la otra sala de estar donde descansaba el piano de cola que acostumbraba a ver por la ventana. Una puerta de cristal entreabierta separaba las dos estancias y Romina detuvo justo en el marco.

La música seguía lenta, con alternancias entre arpegios altos y notas graves. No reconocía la tonada, pero por alguna razón le resultaba familiar. Romina asomó la cabeza, casi temerosa de quebrar el ambiente solemne que se había creado entre la penumbra azulada de la habitación y la música del piano. Una mano sujetó el borde de la puerta de cristal, mientras la otra se resguardaba en su pecho.