CAPÍTULO 33. ME ENSEÑASTE A ODIAR

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HOY ESTOY INSPIRADA Y COMO MAÑANA SEGURAMENTE NO PODRÉ SUBIR OS DEJO OTRO CAPÍTULO. POR FAVOR, ¡NO ME MATÉIS! ESPERO QUE OSGUSTE.

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@NovelaGuerraFri

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México a las ocho de la mañana tenía un aire especial. El hotel estaba muy cerca de la discográfica en pleno México D.F. Paseaba tranquila por un pequeño mercadillo en el que vendían de todo. Lo observaba todo tranquila sin que nadie me parase. Por un lado me encantaba poder pasear sin que me reconociesen pero, por otro, esperaba que eso cambiase en unos meses. Que me pararan por las calles de México sería un gran paso en mi carrera.

En un pequeño puesto vi una camisa blanca de lino y no me pude resistir, a Seth le quedaría espectacular. La pagué y caminé aprisa hacia la discográfica. Armando ya me estaría esperando y David con él.

Entré a la discográfica a las ocho y media de la mañana. El recepcionista de allí no me saludó, eché de menos el típico “hola, guapa” de Lucas. Subí directa al estudio 5, donde sabía que me estaban esperando. Nada más abrir la puerta unos conocidos brazos me envolvieron.

-       Eyyy, Armando – lo abracé un buen rato – Mis costillas, por favor. No puedo respirar.

-       Lo siento – Armando me soltó pero se quedó cogido de mis manos – Estás preciosa – su mirada me recorrió de arriba abajo.

-       ¿Qué tal todo? – pregunté agarrándome a su cintura y caminando hacia la mesa.

-       Todo perfecto por acá. Y tú por allá ya vi que genial. Eres una máquina en España y pronto lo serás acá también.

Armando era puro amor, era un hombre dulce y entendía la música de la misma forma que yo. Desde el primer segundo que empezamos a grabar el cd “Guerra fría” nos habíamos entendido perfectamente y por eso todos mis discos posteriores los había grabado con él. Confiaba en él como en nadie. Lo eché de menos en las elecciones de los temas para este disco pero por problemas de agenda no pudo estar. Aún así, el disco iba a ser perfecto, estaba feliz por las canciones que había elegido yo solita.

-       Bueno, pues en cuanto vuelva tu representante empezamos a trabajar. A lo largo de la mañana vendrán los chicos para grabar el dueto. La letra está repartida ya pero siempre se pueden hacer arreglos de algo que no te guste.  – Sí, Armando era puro amor y puro trabajo, no descansaba ni un segundo. - ¿Te estoy saturando ya, verdad? –asentí y le sonreí – Hay mucho que hacer y estoy muy ilusionado por volver trabajar contigo. ¿Quieres que empecemos a practicar la letra de los chicos de Camila con el piano?

-       Sí, vamos.

Entramos en el estudio. Armando se sentó en el piano y comenzó a tocar las primeras notas de “Me enseñaste a odiar”.  Quería cantar esa canción con los chicos y ellos aceptaron encantados. Hacía poco que David me había enseñado a odiar y era la canción perfecta para mi situación. Abrí la boca y mi voz salió rasgada con la primera estrofa.

Ya no tienes derecho a pedir perdón, le mueves el suelo a mi corazón

Y tú te diviertes con mi dolor.

Ya había logrado dejarte ir, perdiste poder y olvide sentir

No sé por qué diablos estas aquí”

La letra de la canción mostraba todo mi dolor, era mágica, esos chicos escribían pura magia. Tras la primera estrofa me di cuenta que una lágrima pugnaba por salir. Abrí los ojos para ahuyentarla y vi a David. Tenerlo delante me dio fuerza para seguir, le canté el estribillo directamente a él. El me había enseñado a odiar y quería decírselo.

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