Steve y tú se conocían desde ya hace varios meses y tenían una linda amistad, sin llegar a reconocer hasta donde podían llegar estos mismos sentimientos que compartían.
Durante una fiesta que Tony organizo _____ termino terriblemente ebria y Steve como todo buen amigo la cuido y sostuvo su cabello mientras esta vomitaba en el baño.
Luego de sentirse un poco más sobria esta se recargo en el pecho de Steve, abrazándolo ligeramente, ya con la mente más despejada y a punto de quedarse dormida.
-¿Te quedaras conmigo?-pregunto _____ somnolienta.
-Ya te dije que deberías de recostarte _____. Pronto comenzaras a decir incoherencias- respondió.
Cargándola en sus brazos este le dejo dormida en su cama, se ocupó de quitar sus zapatos y arroparla.
Steve no contesto por la simple razón de que el jamás se iría de su lado, lo sabía ya desde hace mucho tiempo, mas jugo bien sus cartas para evitar que la chica se diera cuenta, temía perderla. La necesitaba aunque no lo demostrara.
Quería decirle que no la dejaría, pero el igual quería que ella dijera que no le dejaría ir. Soñaba ser el quien la despertara por las mañanas, incluso llevarle el desayuno a la cama y ¿Por qué no? Ser quien lleve a sus hijos a la escuela.
La observo un rato mientras dormía, lucia tan hermosa como siempre y cada día lo hacía incluso más. Se acercó hacia la muchacha de cabellos castaños que yacía dormida y le acaricio el cabello.
-Estoy tan enamorado de ti y espero que lo sepas. Cariño, tu amor es más preciado que el oro. Hemos llegado tan lejos querida y mira lo que somos. Quiero estar contigo hasta que estemos mayores y con canas...bueno, yo más mayor aun- le hablo a la chica soltando una pequeña risa.
-______ tu siempre has estado ahí para mí cuando yo más te necesitaba y te amare hasta que mis pulmones ya no den más, lo prometo. Solo di que no me dejaras ir- dijo bajando la mirada.
Fue ahí cuando sintió una mano sobre la suya y al levantar la vista la vio sonriendo.
-No lo hare Steve, nunca te dejaría ir-