Te encontrabas en tu luna de miel en un hotel en Florencia, todo estaba saliendo de maravilla y en verdad que te la estabas pasando bien con tu nuevo esposo.
Stan era maravilloso en todos los sentidos, era caballeroso, gracioso, pero a la vez serio, tierno, amable, honesto, muy guapo y podrías seguir la lista. Pero, una de las cosas que habías descubierto en los últimos 5 días es que Sebastian era un gran amante, en verdad que lo era.
Habías decidido que querías llegar virgen hasta el matrimonio, cosa que a Stan en un momento dado de su noviazgo cuando esto surgió, le pareció bien e incluso le agradaba y se emocionaba con la idea de ser el primero, y único, en estar con su mujer. Así que lo llego a tomar como una misión más personal dado que ya cuando se encontraban comprometidos tu en realidad comenzaste a desear un contacto mas intimo con tu pareja, cosa que el te negó, lo cual te hizo sentir de una forma molesta. Sin embargo, eso ya no importaba más.
Como planearon dejaste de ser virgen en tu noche de bodas y tras ya haber pasado 5 días no podías estar mas serena, el sexo era genial y renovador, pero había algo que te incomodaba, hasta ahora Sebastien había hecho todo el trabajo y tú en realidad querías que el disfrutara de la manera en que el te hacia disfrutar a ti. Esto no quiere decir de él no lo hiciera, claro que lo disfrutaba y te constaba, solo que querías hacer algo por el.
Ya por la noche, luego de regresar de su paseo te pusiste manos a la obra, te duchaste y arreglaste un poco tu pelo y rostro, sin maquillaje obviamente -porque no querías terminar como metalero saliendo se un concierto con el maquillaje todo corrido- te colocaste un lindo conjunto de lancería de encaje y un kimono transparente.
Estabas nerviosa, no habías hecho esto nunca y querías complacer a tu marido, pero eso no quitaba tu falta de experiencia en este terreno. Te armaste de valor y decidiste salir hacia el cuarto no sin asomarte antes para ver que pasaba en este, encontrando a Sebastian sentado sobre la cama con su espalda recargada en la cabecera de la cama y su móvil en la mano.
Suspiraste y saliste tímida del baño.
-Cariño- le llamaste.
Stan volteo y se quedo sorprendido por lo que veía, aun a pesar de que te había visto ya desnuda varias veces durante la semana y otras ocasiones anteriores, sabía que aun eras un poco tímida con el y al verte ahí supo que algo planeabas.
-Wow, te ves hermosa- dijo embobado causándote un sonrojo. -Espera ¿A qué viene esto? - dijo un poco confundido.
-Pues yo no se como decirlo, pero, quiero complacerte yo esta noche-terminas de decir con la cara hirviendo.
Stan se sienta sobre la cama, aun mirándote, pero suelta una pequeña risita.
-Hey no te rías- espetas más nerviosa que nunca.
-Nena no tienes que hacerlo, se que aun estas un poco tímida en esto-dice tranquilo.
-Lo sé, pero la cosa es, que quiero hacerlo-
-Está bien- te responde sonriente.
El sabía que querías hacer y todo lo que pasaría, aun así el en verdad se sentía cómodo enfocándose en ti las veces que hacían el amor ya que eran sus primeras veces juntos, y tus primeras también, por eso le gustaba a el tomar el control en estas ocasiones pero en realidad le volvía loco la idea tu tomando todo el control, te amaba y amaba tu cuerpo y estas oportunidades le había hecho conocerte más como persona y cada toque y reacción en tu cuerpo a sus toques y besos.
Caminaste decidida hacia el subiéndote a horcadas de este y comenzando a besarlo apasionadamente causándole un gemido y el despertar de su amigo.