Keanu había salido de viaje desde hacia ya 3 semanas y lo extrañaba como el infierno. Si bien no vivíamos juntos si pasábamos mas tiempo del normal en la casa del otro.
Reeves debía de estar fuera por unos días mas mientras atendía varios asuntos y yo debía de esperar para que volviera a casa y me acurrucara en las frías noches de invierno que ya comenzaban a notarse en la ciudad de New York.
No habíamos llegado a nada intimo aun y no solía haber ningún inconveniente o al menos Keanu no me había comentado o intentado nada aún. Sin embargo, pensándolo ahora no creía fuera algo que nos callera nada mal. Seria un nuevo escalón en nuestra relación, así que me sentía mas que segura de hacerlo y aun tenía algunos días para prepararme.
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Veía como lucia en el espejo de mi habitación el conjunto de lancería que había comprado esperando que le gustara a Keanu o que al menos yo me decidiera a hacer lo que pensaba.
Acomode un sencillo vestido de tela de seda color rosa pastel para poder recibir a mi chico, hombre de hecho, dado a la notoria diferencia de edad entre ambos, nada de cuidado.
Escuche como tocaban la puerta de mi apartamento.
-¿Cómo esta mi pequeña princesa?- me saluda este con un abrazo.
-Basta me sonrojas- le digo ocultando mi rostro sonrojado en su pecho.
-Luces preciosa en ese vestido-
-Gracias. ¿Qué tal tu viaje? - le pregunto separándome de el para cerrar la puerta.
-Un poco de todo y algo cansado, pero ya estoy aquí contigo ¡Al fin! - exclama lanzándose a mi sofá.
-Me alegra que vuelvas igual- le digo tomando su rostro hincada a un costado del sofá.
Este solo me miro a los ojos y me dio un tierno beso para luego mirarme toda.
-¿A que se debe ese lindo vestido? No creo que sea solo por mi llegada- dice sonriente sentándose en el sofá.
-Pues adivina, claro que lo es- respondo.
-¿Enserio?- me sigue la corriente a lo que yo procedí a sentarme sobre él.
-Si- le contesto para acercarme a su cuello.
Este solo se recarga mas sobre el respaldo del sofá en lo que yo continúo dejando besos sobre su cuello y este suelta un suspiro mientras pasea sus manos por mi cuerpo causándome un gemido y que me removiera sobre el.
-Estas muy susceptible hoy pequeña- dice ronco a lo que solo respondo con otro gemido.
-Por favor basta, si seguimos no podre parar- me aleja de el.
-No quiero que pares- le respondo viéndolo a los ojos.
Este solo me mira unos segundos y puedo notar como traga algo de saliva.
-¿Segura?- pregunta nervioso.
-Si- le respondo para volver a besar su cuello.
-No vengo preparado- vuelve a hablar dejándose llevar por las caricias que le proporciono además de la forma en la cual me froto sobre el.
-Pero yo si- digo con una risilla.
Este se detiene tomándome en brazos para llevarme hacia mi habitación y tumbarme en la cama.
Luego de dejarme en el centro de la cama este se separa un poco para observarme y sacar su camisa. Comienza a besar mi cuello y en ocasiones diciendo toda clase de palabras bonitas en mi oído. Comienza a bajar hacia mis pechos y los acaricia sobre la tela bajando hasta hincarse a los pies de la cama jalándome hacia el.