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Kirishima estaba aburrido, y cómo todas las veces en la que lo estaba, se había colado a la habitación de Bakugou.

El rubio no le prestó mucha atención, ya se había acostumbrado, después de todo Kirishima siempre invadía su espacio.

Los pies del pelirrojo estaban contra la pared, mientras que su espalda reposaba en el suave colchón y su cabeza colgaba por la orilla de la cama.

Analizaba a Bakugou con la mirada, hasta que una sonrisa escapó de sus labios.

Se enderezó y se dispuso a llamar la atención de Bakugou.

—¡Hey, blasty! Juguemos. —Dice alegremente. Intentando que no se note la doble intención, claro.

Kirishima es un pan de dios, ajá

—No.

—Vamooos. —insiste.

—Que no.

—Sólo por ésta vez ¿Síii? —dice esta vez, haciéndole ojitos al rubio.

—Está bien —soltó un suspiro, girándose en su silla para ver a Kirishima —¿A qué quieres jugar?

—Qué te parece... —Kirishima lleva su indicie a sus labios, dónde se dibuja una sonrisa pícara —¿Al 42?

—¿Eh?

—Eso, al 42 —El pelirrojo se relame los labios, en un intento de parecer provocativo —A que te pones en cuatro y yo en dos.

—¡Que te den! —grita en aludido, saltando sobre en para llenar su rostro de golpes. Su rostro estaba completamente sonrojado.

—¡Mejor yo te doy a ti! —gritaba el pelirrojo entre risas.

Algún día de estos, Bakugou cometería homicidio.

Gran idiota | kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora