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Bakugou estaba consciente de que había tocado fondo, y cuando tocas fondo lo único que puedes hacer es subir.

Sus nervios incrementaban aún más cuando el aliento de Kirishima chocaba contra sus labios. Sus besos eran de alguna manera exigentes, pero sin llegar a perder ese toque de dulzura que poseía.

Kirishima aferró sus manos a la estrecha cintura que poseía Bakugou, lo besaba casi con desesperación, Katsuki se sentía abrumado por tal intensidad, su boca contra la del pelirrojo, sus lenguas luchaban por quién llevaría el control. Su cuerpo reaccionaba felizmente en acuerdo a las caricias que Kirishima le otorgaba, un gimoteo escapó de sus labios al sentir sus uñas clavarse en la piel de su cadera.

El calor cada vez incrementaba más, comenzaba a sentir que la ropa era un completo estorbo. Bakugou dejó  escapar un gemido aún más fuerte cuando las traviesas manos de Kirishima bajaron hasta su trasero, apretándolo.

Bakugou puso ambas manos en el pecho del pelirrojo, alejándolo un poco para intentar regular su respiración.

—E-eres un atrevido, bastardo —dice entre jadeos, aún con su respiración entrecortada.

Kirishima suelta una pequeña risa, juntando sus manos tras la espalda de Katsuki, apegándole aún más a su anatomía. Bakugou suelta un suave jadeo, mientras que a su rostro suben todos los colores del mundo, ocultándose en el pecho de Kirishima.

—Hey —dice el pelirrojo entre risitas, la actitud de Bakugou le parecía adorable y provocativa a la vez. —Vamos, sal de ahí.

—No —murmura el cenizo, frotando su rostro contra el torso del menor —No quiero.

El pelirrojo lleva su diestra al mentón ajeno, levantando levemente su rostro para que pudiera verlo.

Bakugou frunce el seño ante eso, Kirishima estaba usando zapatillas con plataforma, haciendo que él se viera más pequeño. Aunque apenas sea por unos centímetros.

—Oye, Kirish- —pero no logra terminar. Los labios del pelirrojo se habían apoderado de los suyos nuevamente.

Ya no contenían tanta dulzura cómo antes, no. Eran exigentes, demandantes y ardientes. Los besos fueron descendiendo, desde su boca hasta su mandíbula y cuello, dónde comenzó a esparcirlos.

Bakugou se sentía desfallecer, Kirishima dando besos húmedos en su cuello se sentía putamente genial y excitante. La lengua de éste se paseaba por lo largo de su cuello, cómo si fuera una paleta o algo parecido, para luego enterrar sus dientes con fuerza en dicha zona.

Repitió lo mismo una o dos veces más, marcándolo. El cenizo siente sus piernas temblar cuándo la lengua del pelirrojo nuevamente pasa sobre la mordedura que había hecho, era tan absorbente el cómo le hacía sentir.

Kirishima lleva sus manos a los muslos ajenos, alzándolo. Katsuki rodea su cintura con ambas piernas, por reflejo.
Luego, todo se vuelve oscuro. Besos húmedos, jadeos y cortas miradas.

El pelirrojo avanza hasta la cama con Bakugou en brazos, entre cortas miradas para no caer. El cenizo estaba tan ensimismado jugando con el cabello ajeno, que no se espero aquello. Kirishima lo recostó de manera suave en la superficie de la cama, acomodándose entre sus piernas para más comodidad, jadeando sin querer separarse, Bakugou lleva sus manos a la camisa de Kirishima, arrancándola de sopetón. Amando la sensación de la piel caliente de Kirishima contra la yema de sus dedos cuando paseó sus manos por toda la extensa espalda de él.

Se sentía abrumado, perdido entre tantas sensaciones que el pelirrojo sobre él le hacía sentir.

Ambos se quitaron sus calzados junto a los calcetines, de manera rápida e impaciente.

Gran idiota | kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora