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—La verdad así te ves bien sexy.

Ese último comentario por parte de Kirishima le hace perder la paciencia.

Bakugou realmente no entendía cómo carajos podía fijarse en alguien tan odiota, porque, vamos, ¡realmente lo era! Un idiota de primera.

Uno con una hermosa sonrisa, ojos desbordantes de dulzura y amor, que le veían como si fuera lo más bonito que podría haber. Con un cuerpo tonificado y digno de envidar, uno que cualquier chica quisiese tocar... Quizás sería un idiota, uno lindo.

Quizás fuese su idiota.

—¡Vete a la mierda, imbécil! —gritó finalmente, cruzándose de brazos y desviando la mirada.

Su rostro ardía, y todo por el absurdo comentario del idiota pelirojo, quien le observaba con una sonrisa.

—Oh, vamos blasty, si es verdad —canturrea Kirishima, acercando su rostro levemente al de Bakugou, en un intento de molestarle.

Algo totalmente común entre ellos dos.

Bakugou bufa, inflando inconscientemente sus mejillas. Las cuales el pelirojo jala levemente con sus manos.

—¡Eres taaan adorable, blasty!

Bakugou se sonroja aún más, el rostro sonriente de Kirishima está a tan sólo centímetros del suyo, sus narices se rosan levemente.

Entonces Kirishima lo hace. Toma delicadamente el rostro de Bakugou y frota su nariz contra la de él.

Le dio un besito esquimal. Algo realmente tierno.

—¡Ay, ya! —alega el rubio en un berrinche. Kirishima ríe, abrazándolo fuertemente, cuidando de que ambos no cayeran del sofá —¡Suéltame, suéltame, suéltameee!

Bakugou agradecía que nadie se paseara por ahí en ese instante para ver sus rabietas.

—Tengo una idea —dice el pelirojo, mirando por los ventanales que daban al patio.

Bakugou pestañea un par de veces, olvidándose de su antiguo berrinche.

—¿Cuál? —pregunta de manera curiosa.

Kirishima se siente afortunado de ser él el único de ver todas esas facetas suyas.

—Plantemos un árbol —sus ojos vuelven a Bakugou, se queda mirándolo de manera coqueta, con una sonrisa ladina —¿Te gustaría plantar un árbol conmigo?

—¿Plantar un árbol?

—Sí — responde, pasando su pulgar subre los belfos ajenos —el genealógico, bebé.

Bakugou le da un golpe en la frente. Pero no se separa.

—¡Eres un idiota, Eijirou!

Y Kirishima se siente desfallecer al oír su nombre en los labios de Bakugou.

Gran idiota | kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora