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Bakugou estaba un poco nervioso. Si bien a veces no era el mejor ocultando sus sentimientos o disimulando, realmente estaba haciendo un intento de ello.

Había estado con Todoroki hasta altas horas de la noche, y al volver a su habitación, se encontró con un adorable Kirishima acurrucado en su cama.

Kirishima era tan tierno.

También endemoniadamente sexy. Pero eso ya era otra cosa.

A pesar de estar agotado, se acostó a su lado, acariciando su rostro con cariño antes de acurrucarse entre sus brazos. Sonriendo al sentir cómo Kirishima lo apretaba más contra sí.

Al día siguiente, sábado, se despertó y el pelirrojo no estaba junto a él. Asustado se levantó rápidamente, tomó la playera que Kirishima traía puesta ayer; y bajo lo más rápido posible a la sala común.

Sintió cómo el alma le volvía al cuerpo al verlo de espaldas en la cocina, preparando el desayuno. Se acercó, y lo abrazó por la espalda.

—Ah, buenos días, Bakugou. —dijo Kirishima.

—Buenos días —respondió, dejando un beso en su nuca.

Últimamente estaba muy cariñoso.

—Te estaba preparando el desayuno, pero veo que despertaste antes.

—No te preocupes —otro beso, ésta vez en su cuello —Yo sigo con eso, ve a ponerte algo o te enfermarás, idiota.

Kirishima río por su comentario, haciéndose a un lado para que Bakugou continuara cocinando.

—Pero si tú tienes mi ropa... —dice, mirándolo de pies a cabeza. 

Bakugou llevaba una polera sin mangas, la cuál le quedaba ancha y le llegaba hasta más o menos la mitad del muslo. Apenas y se le notaba el short que traía debajo.

—Te queda bien.

Entonces, luego de dejar un beso en los labios ajenos, salió de la cocina.

El cenizo se quedó en la cocina, terminando de preparar el desayuno para Kirishima y para él. Aunque agregó un cereal con yogur para el pelirrojo, sabiendo que le encantaba. Y para él un tazón lleno de café -un poco cargado-.

Luego de eso, salió con una bandeja en mano, parando en seco al ver cómo el llorón de Deku hablaba con su Kirishima.

—Entonces, kiri... —pero no terminó de hablar cuándo Bakugou ya se había acercado a ellos. Dejando la bandeja en la mesa de centro para rodear a Kirishima por la espalda.

—Ah no hermano, buscate el tuyo.

—¡Kacchan! —alegó Midoriya —Sólo estábamos hablando, no seas celoso.

—¿Qué no sea celoso? —preguntó Bakugou, en tono amenazante —Pues bien, esto será un duelo a muerte con cuchillos.

—¿Duelo a muerte con cuchillos? —Preguntó el de pecas.

—¿Qué sucede? —apareció Kaminari desde el pasillo.

—Yo creo que van a pelear con cuchillos. —respondió Todoroki, ganándose a un lado suyo.

—¡Pues bien! —alzó la voz Katsuki —¡Ponte en guardia, Deku!

Bakugou tomó uno de los cubiertos que estaban en la bandeja, adoptando una pose digna de un mosquetero.

Midoriya le vio divertido.

—Kacchan... Eso es una cuchara. —rió.

Todos los presentes se carcajearon, dejando a un avergonzado y furioso Bakugou.

—Las serpientes no tienen brazos.

Y entonces Deku lloró.

—Baku, no seas así —Todoroki se acercó para abrazar al pecoso.

—Eso no me lo decías anoche. —bromeó el cenizo.

—¿Qué? —Pero eso no le hizo gracia alguna a Kirishima.

—Es broma, shima —Bakugou se había dado cuenta que la cagó.

Estúpido, apegate al plan. Quería decirle shouto.

Gran idiota | kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora