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—¡DEMONIOS, ¿DÓNDE QUEDÓ EL JUGUETE DE CARS?!

—¡¿ACASO LO PERDISTE?!

—¡3312, TENEMOS UN 3312!

La sala común estaba hecha un lío, Kaminari corría lo todos lados gritando que "¡Tenemos un 3312!", mientras que Kirishima estaba a nada de dar vuelta -literalmente- cada uno de los sofás, todo con tal de encontrar el dichoso auto de juguete.

¿La razón de todo ese alboroto? Simple, hubo un altercado con unos civiles, dónde uno de ellos se vio involucrado... Ese fue Bakugou.

Un Bakugou que ahora apenas tenía dos años de edad y estaba dejando un desastre en la sala común.

—¡NECESITAMOS REFUERZOS!

Entonces los demás aparecieron en escena. Uraraka comenzó a usar su quirk para levantar los muebles y así poder buscar con más facilidad. Mientras que su novio; Iida, intentaba imponer orden.

Mina estaba junto a Bakugou, desintegrando unos pequeños soldaditos de juguete mientras que el rubio reía, balbuceando pequeños "¡muere, muere!" y luego se largó a llorar.

—¡SE ACABARON LOS SOLDADOS DE JUGUETE, ES UN 3312! —Gritó.

—¿Se ha infiltrado un niño a la compañía? —preguntó Todoroki, ganándose a un lado del pequeño en el suelo, para jugar con él.

El cenizo le vio curioso. El medio albino le estaba tendiendo una pequeña pelota de juguete, la mitad era roja y la otra blanca.

—Mira, es cómo una pokebola, sólo no la vayas a-

Entonces al ver como una cabellera rubia estaba en un blanco de visión, la lanzó. Dando justo en la cabeza de Kaminari.

—¡Muy bien pequeño blasty, atrapaste un pikachu! —felicitó Kirishima, acercándose a Bakugou para tomarlo en brazos.

El cenizo, cómo todos los demás, comenzó a reír por eso. La cara de poker de Denki no se la quitaba nadie.

Lo bueno fue que al cabo de unas horas, el efecto del quirk se había pasado.

Ahora sólo había un avergonzado Bakugou por su actuar... Ah, y un Bakusquad (más Todoroki) burlándose de él.

—Baku es un bebé llorón~ —decía Todoroki.

—¡Cállate bastardo! — estaba cubriéndose el rostro por la vergüenza que sentía. Luego, volteó a mirar a Kirishima —¿Q-Qué?

El pelirrojo niega con la cabeza, y una sonrisa coqueta aparece en sus labios.

—La verdad... —comienza a decir —siempre logré evitar las adicciones, pero contigo es imposible.

Entonces Bakugou explota de la vergüenza.

Gran idiota | kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora