9. Pegar, pero estar pegado.

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Capítulo 9.

{Por favor, leed la nota del final, es importante para mí.}

PEGAR, PERO ESTAR PEGADO.

SAM POV.

Acabé de vestirme y salí de la habitación para dirigirme a la cafetería a desayunar.

Allí apenas había alguien, normal, ¿quién se levanta un viernes a las ocho de la mañana? Yo normalmente no, pero no había dormido nada así que salí de la habitación en cuanto antes.

Me senté en una de las mesas, pero rápidamente me arrepentí en cuanto Brandon se sentó en frente de mí. No dije nada, ésta es su mesa y yo vine y me senté aquí.

Cogí mi bandeja y me marché de allí, sentándome en otro lado. Noté que Brandon se giraba hacia mí y abría la boca para decir algo, pero al final se callaba. Mejor.

-Vaya, Sam se ha olvidado de maquillarse -se burló Carolyn al aparecer en la mesa de al lado, donde Brandon estaba sentado y ambos se morrearon en frente de mí.

-Sí, y tú de comprar condones, porque tienes mucha barriga, a saber quién es el padre -dije antes de levantarme y caminar lejos de allí, cuando las puertas se abrieron y me encontré a Adam sonriendo hacia mí.

-Hola, hermanita -enfatizó la última palabra con mucho, pero mucho sarcasmo.

-Imbécil -murmuré para salir de la cafetería. Pero algo me interrumpió.

Escuché un disparo y después cómo Adam comenzaba a reírse. Lo iba a matar.

¡Había robado mi pistola de salsa! ¡Y lo peor de todo es que no lleva salsa, lleva pegamento!

Intenté lanzarme sobre él y matarlo a puñetazos, pero tenía las manos pegadas por intentar quitar el pegamento de mi camiseta.

-¡Hijo de puta! -grité marchándome de allí furiosa, gracias a Dios los pies no los tenía pegados.

A ver cómo coño me saco esto de encima.

* * *

-Aquí tienes preciosa -dijo un chico tendiéndome un vaso negro.

Sonreí y me lo tomé de un trago, estaba riquísimo.

[...]

-Hazlo -decía una voz alejada.

Cogí el cuchillo y...

Un grito me despertó, estaba arañando fuertemente a Brenda con mis dos manos pegadas.

Sudor corría por mi frente y tenía el corazón latiendo a mil. Casi lo veo. Casi consigo verlo. Y su puto grito me interrumpió.

-Sam, estás palidísima -dijo Brenda tocando mi rostro-. Estabas gritando muy fuerte y arañándome con tus manos pegajosas, no había manera de despertarte -explicó-. ¿Qué te pasó?

-Una pesadilla -contesté nerviosa-. Ahora ayúdame a deshacerme de esto.

-Hablé con la enfermera y dice que el pegamento se va con agua -dijo con simpleza. Abrí mis ojos como platos. ¿Me he pasado la mañana de manos cruzadas -literalmente- sólo por no ponerle agua?

Asentí y me levanté de la cama para ir al baño, incluso Brenda me había dado de comer. Abrí el grifo con un poco de dificultad y esperé a que corriese el agua, lo que faltaba ahora es que esté de colores.

Salía normal, así que puse las manos bajo ella y el pegamento se fue escurriendo. Me las lavé para que no quedaran con una sensación pegajosa y por fin estaba libre.

Guerra de chicas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora