17. Tostadas quemadas y cicatrices extrañas.

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Capítulo 17.

TOSTADAS QUEMADAS Y CICATRICES EXTRAÑAS.

Un silencio incómodo se instauró en la cocina.

Ambos estábamos sentados en los taburetes de la isla, uno al lado del otro, callados.

Este silencio me está matando.

–¿Tus padres? -pregunté para romper el hielo, no quería recordar lo que pasó esta noche.

–Murieron hace un año -murmuró intentando cortar la tostada, pero estaba tan quemada que era imposible.

BRANDON POV

En vez de decir el típico "Lo siento" ella se abalanzó sobre mí y me envolvió con sus brazos, dándome un fuerte abrazo.

Eso era mejor que un maldito "Lo siento" que era una pura mentira.

Al principio me tensé, no podía soportar su contacto, y eso me estaba frustrando porque nunca me había pasado con nadie.

Dejé la maldita tostada y le devolví el abrazo, intentando no recordar la pasada madrugada.

–Tienes dos opciones -susurró en mi oído- o vives con el recuerdo, o lo olvidas y sigues adelante -continuó-. Yo no puedo con ninguna de las dos -oí que murmuraba para sí misma.

–¿Qué pasó? -pregunté separándome de ella un poco.

–Nada importante -dijo, y se veía a kilómetros que estaba a punto de llorar-. Lo que pasó es que no lo recuerdo y aún así vivo con ello, intentando recordar. ¿Irónico, no? -preguntó con la voz quebrada.

No dije nada, simplemente me dolía verla así. Y lo peor es que la curiosidad me carcomía por dentro.

Ella sonrió y se volvió a sentar, cogiendo el vaso de zumo para bebérselo de un trago.

Volví a agarrar el cuchillo para cortar la maldita tostada, pero ésta escapaba y no se rompía.

Oí la carcajada de Sam, y le tendí la tostada con el cuchillo, y su rostro se tensó.

La vena que tenía en el cuello palpitaba y empezó a sudar. Dejé las cosas en la mesa y me acerqué a ella.

–Eh, ¿estás bien? -pregunté, pero ella seguía con la vista fija en el cuchillo.

Agarré el cuchillo y lo tiré al fregadero, y noté que su cuerpo se destensaba y la vena de su cuello volvía a la normalidad.

–¿Era por el cuchillo? -pregunté.

–Le tengo pánico -susurró mirando hacia otro lado.

–¿Porque Carolyn te hizo malas bromas con ellos? -dije utilizando la información falsa que me había dado hace tiempo.

–¿Qué? -preguntó confusa.

Comprobado, Carolyn nunca hizo bromas con cuchillos.

–¿Ella te hizo bromas con cuchillos? -pregunté de nuevo.

–No -dijo-. Si ella también los odia -murmuró, pero lo oí perfectamente.

Vale, estas dos están ocultando algo, y pienso descubrirlo.

–¿Cuál es tu próxima broma? -pregunté cambiando de tema.

–¿Piensas que te lo voy a decir? -contestó ella con una sonrisa pícara.

–¿Por qué no? -pregunté.

–Estás en el otro bando, además, mi hermano odia que estés conmigo -dijo.

–Pues se tendrá que aguantar -contesté sonriendo de vuelta.

–Que sepas que no te mata a puñetazos porque tú lo estás ayudando -canturreó, y yo empecé a reír por su tono de voz-. Pareces una foca con un ataque epiléptico -se burló, y yo aún me reí más.

Ella cogió una galleta y me la metió en la boca, haciendo que mis risas cesaran.

–¿Vamos a la playa? -pregunté al tragarme la galleta.

–Vale -contestó poco convencida.

* * *

–¡Brandon, no tengo bikini! -gritó cuando yo me metí al agua y ella estaba aún vestida.

–Métete en ropa interior, yo lo hice -contesté.

Ella resopló y empezó a desvestirse. No había nadie en la playa, así que todos los ojos curiosos eran los míos.

–Date la vuelta y no mires -dijo ella, y yo sonreí dándome la vuelta.

En un despiste, me giré sin que ella lo notara y vi que tenía una enorme cicatriz en la espalda. Parecía de un cuchillo.

Esa cicatriz la había visto yo antes, y no era en su espalda.

Me volví a girar y comencé a divagar sobre la maldita cicatriz.

Escuché los chapuzones y me volví, mientras ella sonreía y se metía bajo el agua.

Vi la cicatriz más de cerca, y me acordé por completo.

Carolyn tenía una igual en su espalda.

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¡HEY! Siento mucho no haber actualizado ni jueves ni ayer, pero los profesores me están matando...

He estado pensando... y bueno, creo que es mejor que actualice los fines de semana. Sábados o domingos, depende de cómo esté la cosa.

Y no prometo que suba siempre, algunas veces ocurren imprevistos o simplemente problemas —alias "profesores"— que no me dejan tiempo ni para mear.

Os quiero mucho, y ¡ya pasamos las 5K leídas! ☺☺☺☺☺

Besoootess, Diosa_Azul

Guerra de chicas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora