18. Un bote con nota.

16.9K 1.5K 40
                                    

Capítulo 18.

UN BOTE CON NOTA.

SAM POV

–¿Qué te pasó en la espalda? -preguntó Brandon mientras yo me sumergía en el agua.

Los recuerdos inundaron mi mente.

–Hazlo o te pasará lo mismo que a tu amiga -decía una voz masculina a mis espaldas.

Miré a Carolyn, estaba tirada en el suelo con la espalda descubierta y sangre corriendo por una gran herida.

Me quedé congelada al verla llorar, y en eso, algo punzante escarvó mi espalda, haciéndome llorar a mí también.

Grité con todas mis fuerzas pero nadie acudía a mi ayuda, el cuchillo estaba clavándose en lo más hondo de mi espalda, haciendo que la sangre manase como si fuera una cascada.

Sacudí la cabeza ante ese recuerdo y no encontraba las palabras exactas o una buena mentira para decírselo a Brandon.

–Me la hicieron a los catorce -dije. Era la verdad, aunque no le dijese toda la historia.

–Ah -fue lo único que dijo, y después comencé a salpicarlo para que olvidase el tema.

BRANDON POV

Dos días después...

–¿Dónde has estado? -preguntó Carolyn cruzándose de brazos.

–He ido a casa de mis padres -dije, y ella asintió. Se acercó a mí y me besó, yo le seguí el juego, y nos tiramos en su cama.

Cerré la puerta con pestillo y ambos comenzamos a desvestirnos, sin separar nuestras bocas en ningún momento.

Carolyn esperaba a que yo reaccionara, pero mi cabeza sólo giraba alrededor de Sam, era imposible olvidar sus ojos azules mirándome fijamente.

–No puedo -dije tirándome encima de ella, que me miró con una sonrisa.

–No pasa nada -contestó besando mi cuello, y pude tener una mayor visión de su espalda.

La cicatriz era muy profunda, y básicamente era igual que la de Sam.

La piel de Carolyn era exactamente del mismo tono que la de Sam, la misma cicatriz en el centro de la espalda, con el mismo tamaño y profundidad.

–¿De qué es esa cicatriz? -logré preguntar, y noté que Carolyn se tensaba entre mis brazos, igual que Sam.

–Me la hicieron a los catorce -contestó.

Las palabras de Sam resonaban en mi cabeza.

A las dos se las hicieron a los catorce.

–¿Quién? -pregunté.

–No lo sé -murmuró y se levantó, vistiéndose de nuevo.

Copié su acción y en cuanto abrimos la puerta, un bote de miel estaba posado sobre una servilleta roja y blanca.

Carolyn se agachó y lo cogió, había una nota.

Sigo sin pesadillas, ¿tú las tienes?

¿Lograste ver su cara?

Había algo más, pero Carolyn la arrugó y la guardó, nerviosa.

¿De qué coño habla esa nota?

Entró de nuevo en la habitación y tiró el bote de miel.

–No me gusta -contestó a mi pregunta no formulada. Yo sólo asentí, realmente estaba frustrado por no saber lo que pasa realmente-. Voy a salir, nos vemos más tarde -dijo dándome un suave beso.

Me despedí de ella y tan pronto como la vi salir, me limpié la boca con la mano. No quería tener su saliva en mí, era asqueroso.

Decidí seguirla. Sí, era una buena idea.

Se metió en un Audi rojo, por la parte del copiloto.

Comenzó a hablar y después a gritar.

–¡Seguro que la leyó! -gritó.

Intenté ver quién era el piloto, pero casi no veía nada.

–¡Pensé que estabas sola! -gritó una voz femenina.

–¡Pues no lo estaba! Como se entere... -dijo Carolyn.

Estiré mi cuello y vi a la persona perfectamente.

Samantha Reed.

_________________________________

¡Hey, hey, hey!

¿Qué os pareció el capítulo?

Normalmente estoy muy habladora, pero hoy no se me ocurre qué decir... Bueno, supongo que vosotras sí así que tenéis los comentarios para hablar

Guerra de chicas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora