13. Abejas y estilo Sam.

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Capítulo 13.

ABEJAS Y ESTILO SAM.

–¿Y qué animal odias más? -pregunté pensando en mi próxima broma. Animales... estaría bien.

–Las abejas -confesó, y yo casi me atraganto con el zumo de naranja.

–¿Hablas en serio? -pregunté entre sorprendida y emocionada, había una granja de apicultores bastante cerca, sería fácil robar un par de abejas.

–Totalmente -contestó sonriendo avergonzado, y yo apreté su cachete como a un niño.

Para: Brenda

Compra abejas, hay alguien que las odia ;)

Envié ese mensaje mientras Brandon se marchaba por el final del pasillo.

Sentí una punzada de culpa por utilizarlo así, realmente lo estaba considerando un amigo.

No es tan malo como parece, es un ángel.

Vi que se cruzaba con una chica y le sonrió mirando sus pechos, la rabia corrió por mis venas.

«Celosilla...»

¡No estoy celosa! Es... es simplemente que me molesta que ande diciendo que me quiere y después le tire los cejos a otra.

«Celosa, en resumen»

¡No! Yo no estoy enamorada de él, no puedo enamorarme otra vez.

* * *

Brandon me tiró sobre la mesa del cuarto del conserje, quería ir más allá.

Yo me estaba poniendo nerviosa, no quería tener sexo con alguien a quien de verdad no quiero y aún por encima regalarle mi virginidad.

–Brandon... -suspiré en su cuello, no dejaba de regar besos por mi clavícula.

–¿Mmhh? -preguntó.

Aunque estuviésemos en hora libre, no había nadie circulando por el pasillo.

Metió sus manos debajo de mi camiseta, y yo ya me estaba calentando.

Y no de la manera sexual, si no de furia.

–Detente -ordené, pero él seguía a su bola, dejando chupones por todo mi cuello.

¡¿He dicho chupones?! Vale, ahora le pateo las bolas hasta que quede estéril.

¿Cómo me los voy a cubrir? Estamos en junio y no está en el plan ponerme una bufanda...

–¡Brandon! -grité dándole un manotazo.

Pero él seguía besuqueándome.

Iba a golpearlo con una escoba, pero él me empujó contra la pared inmovilizándome.

–No quiero tener sexo -dije, pero él ni se inmutó.

Siguió acariciando mi espalda mientras me devoraba la boca, y yo intentaba apartarlo.

–Brandon... -supliqué al borde de la desesperación, realmente estaba entrando en pánico.

–Esto es por estar engañándome para sacarme información -susurró en mi boca, y rápidamente me besó con fiereza, pero yo estaba helada.

¡¿Lo sabía?!

–¿De qué hablas? -pregunté intentando sonar tranquila.

–Sé que me estás utilizando -dijo dejándome un poco de espacio.

Guerra de chicas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora