26. Competiciones y desmayos.

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Capítulo 26.

COMPETICIONES Y DESMAYOS.

–¿No le tendrás miedo a las alturas? -se burló James en cuanto nos subimos a los trampolines de 3 metros de la esquina de la piscina.

Lo fulminé con la mirada y contesté –¿No le tendrás miedo a perder? -y él borró su sonrisa, mientras que la mía se hacía sitio en mis labios.

Le guiñé un ojo y empecé a mover mi cuello en círculos junto con los brazos.

Me alegré interiormente de haber cogido un bañador en vez de un bikini, puede que quedara sin bragas al saltar desde ésta altura.

Reconozco que mis ojos viajaron varias veces por el torso desnudo de James, tiene un sixpack que te mueres.

«Tú y tus putas hormonas...».

¡Cállate! Tengo que ganar esta carrera para que él ceda a que no me desapunte.

Sí, leísteis bien. Si gano James no me obligará a desapuntarme y guardará el secreto. Pero si pierdo, vosotras ya sabéis lo que pasará.

Como sólo había un trampolín de tres metros, ambos teníamos que compartirlo, así que me dio un poco de corte juntar mis manos con los pies para tirarme, al igual que lo hizo James.

Te apuesto lo que quieras a que los ojos del monitor están en mi trasero. Lo miré de reojo y efectivamente, estaba mordiéndose el labio con los ojos brillantes apuntando hacia mi culo.

¡Qué cerdo! Si no fuera por la situación, le habría partido los dientes y se los tragaría.

Resoplé resignada y volví la vista hacia el frente, cuando la voz de James me interrumpió de mis pensamientos.

–Suerte, vampirita -susurró, y mis manos se aflojaron-. Quizás veas a Andrew en el fondo de la piscina -dijo, y mi estómago se revolvió instantáneamente

CAROLYN POV.

Caminé distraídamente por el campo, cuando mi móvil vibró en el bolsillo trasero del pantalón.

Lo cogí y vi que era un mensaje.

Sammy:

Corre hacia la piscina grande, voy a competir contra James.

Guardé el móvil y empecé a correr como loca por el instituto hasta llegar al gimnasio y bajar a la planta baja donde estaba la piscina grande, así la llamábamos.

Bajé las escaleras y vi que Sam y James se posicionaban en uno de los trampolines.

Los ojos descarados del monitor viajaron hacia el trasero de Sam, y yo rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír al ver la mirada agobiada de Sam.

Pasaron unos segundos, y ella se giró hacia James, que le decía algo.

No podía lograr entender algo, pero por el lenguaje corporal de Sam sabía que no era nada bueno.

Sus ojos azules se volvieron oscuros y sus manos estaban muertas, con su cuerpo ligeramente encorvado fuera de un ángulo normal.

Me asusté mucho en cuanto me fijé que su vena se inchaba y empezaba a sudar, y solté un grito en cuanto cayó al agua como un trapo, hundiéndose. Burbujas salieron a la superficie, pero luego cesaron.

Corrí hacia el borde de la piscina y saqué mis zapatos y mi móvil antes de tirarme al agua y nadar hacia el fondo.

¿Cuánto de hondo tiene esta mierda de piscina?

Gracias al cielo, mis ojos aguantaban perfectamente el cloro y podía ver el cuerpo de Sam flotando en el fondo, sin taparse la nariz y con los ojos abiertos, como si estuviese muerta.

Aparté ese pensamiento de mi mente y seguí nadando hacia ella, agarrándola por sus brazos y tirando de ella hasta la superficie.

Sacudí mi cabeza y volví a respirar en cuanto llegué, y agarré mejor a Sam para llevarla hasta las escaleras.

–¡Un médico! -grité al borde de las lágrimas y levanté la vista hacia James, que seguía inmóvil sobre el trampolín, con la mirada perdida en alguna parte.

Mi odio hacia él era incalculable, ya había hecho que Sam se desmayase dos veces, por decirle estupideces.

Recordé que cada vez que alguien hablaba de Andrew y su muerte, ella se desmayaba.

Dejé mis pensamientos de lado y puse mi oído sobre el pecho de Sam.

No respiraba.

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¡OS DEJO CON LA INTRIGA!

Guerra de chicas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora