Casi no dormí es noche. Los sueños se volvían cada vez mas terribles, pero esta vez, no eran los cuerpos que veía, alcanzaba a identificar rasgos de los asesinos, ojos violetas, rojos y amarillentos, garras como el grendel, pero estas no eran negras, eran blancas y se veían bien filosas.
El eco de una risa inundaba la oscura habitación, pero al final de este logre identificar una fina luz blanca, pero antes de poder acercarme a ella...
—Destiny —me levantaron, la mire con el ceño fruncido, mientras miraba el reloj de mano, que tenia a un lado de la cama—...date prisa, la señora Weasley está histérica, dice que vamos a perder el tren...
En la casa había mucho jaleo. Aunque mientras intentaba vestirme apresuradamente, con la ropa nueva que mi tía Constance me trajo; mi ropa me quedaba ajustada... no me habia dado cuenta, ya que solo he usado ropa holgado durante las vacaciones, mis pantalones cerraban difícilmente en las caderas... las caderas se me ensancharon, pensaba con algo de panico.
—¿Qué ocurre? —fui cuestionada por Miklaus.
—Engorde —le respondí sorprendida, este me mira desconcertado, mientras me tiraba por las cosas que Mia me envió hace unos días—. No puedo creerlo, tendré que utilizar los consejos de una barbie.
—Des, no estas gorda —dijo el hombre acercándose a mí, sentándose con paciencia en la cama—, las mujeres cuando...
—¡NO! —le interrumpí suponiendo que iba a tocar el tema que siempre toca mi tia Constance—. No tengo intención de saber más sobre mi cuerpo en crecimiento, así que, hasta navidad, Mik.
—¿Queréis bajar ahora mismo, por favor? —gritó la señora Weasley.
Metí el libro en mis cosas, y bajaba con torpeza las escaleras. Por fin vería a Ruddy y a Rames, le he extrañado tanto, fue en lo que pensaba mientras bajaba.
El retrato de la señora Black lanzaba unos furiosos aullidos, pero nadie se molestó en cerrar las cortinas; de todos modos, el ruido que había en el vestíbulo la habría despertado otra vez.
—Harry, tú vienes conmigo y con Tonks —gritó la señora Weasley para hacerse oír sobre los chillidos de «¡SANGRE SUCIA! ¡CANALLAS! ¡SACOS DE INMUNDICIA!»—. Deja tu baúl y tu lechuza; Alastor se encargará del equipaje... ¡Oh, por favor, Sirius! ¡Dumbledore dijo que no!
Un perro negro que parecía un oso había aparecido junto a Harry mientras éste trepaba por los baúles amontonados en el vestíbulo para llegar a donde estaba la señora Weasley.
—En serio... —dijo la señora Weasley con desesperación—. ¡Está bien, pero allá te las compongas!
Luego abrió la puerta de la calle de un fuerte tirón y salió a la débil luz del día otoñal. Harry y el perro la siguieron. La puerta se cerró tras ellos, y los gritos de la señora Black dejaron de escucharse de inmediato.
—¿Dónde está Tonks? —preguntó Harry, mirando alrededor, mientras bajaban los escalones de piedra del número 12, que desaparecieron en cuanto pisaron la acera.
—Nos espera allí —contestó la señora Weasley con tono frío apartando la vista del perro negro que caminaba con torpeza sin separarse de Harry.
Una anciana los saludó cuando llegaron a la esquina. Tenía el cabello gris muy rizado y llevaba un sombrero de color morado con forma de pastel de carne de cerdo.
—¿Qué hay, Harry? —le preguntó guiñándole un ojo—. Será mejor que nos demos prisa, ¿verdad, Molly? —añadió mientras consultaba su reloj.
ESTÁS LEYENDO
Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)
FantasyDestiny ha cambiado, desde psicológica, hasta físicamente, los sucesos ocurrido el curso pasado, dejaron marca permanente en la chica, su habilidad de predicir el futuro se volvio una maldicion. Nuestra protagonista ha pasado un verano entre el Qui...