Comienza narrativa tercera persona :P
Destiny intentaba alcanzar a Harry, que caminaba más rápido de lo normal, y eso que la multitud que llenaba el vestíbulo, no ayudaba para ir más rápido, cuando llego al primer peldaño de las escaleras, fue saltando en tres en tres los escalones, alcanzando a ver a Harry, que comenzaba a tomar un par de atajos, haciéndola levemente desconcertar.
—Harry, espérame —pide la chica intentando recobrar aire del ejercicio involuntario que acababa de tener.
—Lo siento, Destiny —dijo el chico no muy feliz de que su amiga lo haya alcanzado—, que estúpido soy, Des, ¿Cómo no me imagine que ocurriría algo así? —estaba furioso, ya que se detuvo por unos segundos esperando a que su amiga le alcance, pero sus manos manifestaban la furia que sentía dentro de si mismo—. Dos meses antes salí del laberinto del Torneo de los tres magos con el cadáver de Cedric en mis brazos y asegurando haber visto cómo lord Voldemort volvía al poder.
Pronunciar ese recuerdo, fue como poner sal y limón, en la herida que Destiny, se había abierto, al momento de entrar nuevamente al castillo.
—No se que decir —comentó dubitativa—, pero puedes dejar de importarte lo que los demás piensen en ti.
—No es tan fácil, no puedo hacerlo en unas horas —replicaba el chico, colocando sus manos detrás de si, comenzando a caminar, verdaderamente pensativa.
Destiny respiro profundamente, para soltar una gran bocanada de aire, que llenó todo el pasillo, de un freso y delicioso aire, el cual, hizo que la chica se tranquilizaría.
—Al finalizar el curso anterior no había tiempo para dar explicaciones antes de que todos volviéramos a casa —encontró respuesta tranquilizante—. Ahorita llegamos, y con todas las palabras que te desacreditan a ti y a Dumbledore, la gente está en un etapa de... no saber a quién creer.
Llegando al final del pasillo que conducía a la sala común de Gryffindor y se quedaron parados frente al retrato de la Señora Gorda, un breve momento, en el cual ambos cayeron que no sabían la nueva contraseña.
—Esto... —comenzó a decir con desánimo, mirando fijamente a la Señora Gorda, que se alisó los pliegues del vestido de raso de color rosa y le devolvió una severa mirada.
—Si no me dicen la contraseña, no entran —dijo con altanería.
—Pero nos has visto un montón de veces —reclamó la chica a la señora Gorda.
—Sin contraseña, no entran.
—¡Yo la sé! —exclamó alguien que llegaba jadeando; Neville corría hacia ellos—. ¿Saben qué es? Por una vez no se me va a olvidar... —afirmó agitando el raquítico cactus que les había enseñado en el tren—. ¡Mimbulus mimbletonia!
—Correcto —dijo la Señora Gorda, y su retrato se abrió hacia ellos, como si fuera una puerta, y en la pared dejó a la vista un agujero redondo por el que entraron Harry, Destiny y Neville.
La sala común de Gryffindor, una agradable habitación circular llena de destartaladas y blandas butacas y viejas y desvencijadas mesas parecía más acogedora que nunca. Un fuego chisporroteaba alegremente en la chimenea y había varios alumnos calentándose las manos frente a él antes de subir a sus dormitorios; al otro lado de la estancia Fred y George Weasley estaban colgando algo en el tablón de anuncios.
—Nos vemos mañana —dijo Harry sin muchos ánimos, mientras Destiny iba a ver a los gemelos.
La chica se acerco para ver de que se trataba, era nada mas y nada menos que un cartel de reclutamiento para Sortilegios Weasley.
ESTÁS LEYENDO
Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)
FantasyDestiny ha cambiado, desde psicológica, hasta físicamente, los sucesos ocurrido el curso pasado, dejaron marca permanente en la chica, su habilidad de predicir el futuro se volvio una maldicion. Nuestra protagonista ha pasado un verano entre el Qui...