Capitulo 24. Untitled.

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La puerta del invernadero más cercano se abrió y por ella desfilaron unos cuantos alumnos de cuarto curso, entre los que estaba Ginny.

—¡Hola! —los saludó con alegría al pasar a su lado.

Unos segundos más tarde salió Luna Lovegood, un tanto rezagada del resto de la clase, con la nariz manchada de tierra y el cabello recogido en un moño en lo alto de la cabeza. Al ver a Harry, los saltones ojos de Luna se desorbitaron aún más por la emoción y fue derechita hacia él. Muchos compañeros de Harry giraron la cabeza con curiosidad. Luna respiró hondo y, sin saludarlo siquiera con un «Hola», dijo:

—Yo sí creo que El-que-no-debe-ser-nombrado ha regresado y que tú peleaste con él y lograste escapar.

—Va-vale —balbuceó Harry. Luna llevaba unos pendientes que parecían rábanos de color naranja, un detalle en el que también se habían fijado Parvati y Lavender, pues ambas se reían por lo bajo y le señalaban las orejas.

—Lavender, creo que hoy deberás dormite con un ojo abierto —le amenazó Destiny, lo cual hizo que ambas chicas se dejaran de reir, por la mirada fría que les dirigió.

—Deja que se rían —prosiguió Luna elevando la voz—, pero antes la gente tampoco creía que existieran ni los blibbers maravillosos ni los snorkacks de cuernos arrugados.

—Ya, y tenían razón, ¿no? —dijo Hermione, impaciente—. Los blibbers maravillosos y los snorkacks de cuernos arrugados no existen.

Luna le lanzó una mirada fulminante y se alejó indignada, mientras los rabanitos oscilaban con energía en sus orejas. Parvati y Lavender ya no eran las únicas que se desternillaban de risa. Destiny enfadada, juntos sus manos, mientras buscaba cubrirse en la espalda de sus amigos, colocó sus manos en el suelo.

—Motus temor —susurro, los ojos se le abrieron, para presenciar cómo después de los pies de sus amigos, los chicos temblaban y se asustaban, haciendo a la chica reír.

—Eso fue divertido —reía Ron, dándole unas palmadas en la espalda a Destiny, la cual respiraba un poco agitada.

—¿Quieres hacer el favor de no insultar a la única persona que cree en mí? —le dijo Harry aguantándose la risa, a Hermione mientras entraban en la clase, ella fulminaba la mirada a Destiny.

—La próxima vez que uses tus poderes de ese modo, te castigare.

—No use magia, y las reglas dicen claramente que no puedo utilizar magia con varita —señalaba astutamente, Hermione soltó un gruñido, dirigiéndose a Harry.

—Y por favor, Harry, tú te mereces algo mejor. Ginny me ha hablado de Luna; por lo visto, sólo cree en cosas de las que no hay pruebas. Bueno, y no me extraña que así sea, siendo la hija del director de El Quisquilloso.

—Quiero que sepas, Potter —dijo con una voz fuerte y decidida—, que no te apoyan sólo los bichos raros. Yo te creo sin reservas. Mi familia siempre ha respaldado incondicionalmente a Dumbledore, y yo también.

—Muchas gracias, Ernie —contestó Harry, sorprendido, pero también agradecido.

Ernie podía ser pedante en ocasiones como aquélla. Al menos las palabras de Ernie le habían borrado la sonrisa de la cara a Lavender Brown, y cuando se dio la vuelta para hablar con Ron y Hermione, Destiny también vio la expresión de Seamus, que era una mezcla de desconcierto y desafío.

La profesora Sprout empezó la clase sermoneando a sus alumnos sobre la importancia de los TIMOS, lo cual no sorprendió a nadie. Destiny deseaba que los profesores dejaran de referirse a los exámenes, aunque deseaba más tomarse una pequeña siesta, o si quiera comer algo; empezaba a notar una desagradable sensación en el estómago, y esa empeoro cuando recordó la cantidad de deberes que dejó acumularse, para su suerte, no tendria que hacer transformaciones.  Al finalizar la clase, la profesora Sprout les mandó otra redacción. Así pues, cansados y apestando a estiércol de dragón, el tipo de fertilizante preferido de la profesora Sprout, los de Gryffindor regresaron al castillo. Nadie hablaba mucho ya que había sido un largo día.

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora