Capitulo 32. Reunión en cabeza de puerco.

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Destiny llevo a Miklaus directamente a su cuarto, lo cual fue difícil, con los estudiantes pasando uno tras de otro, además de que un poco de sangre estaba salpicada en su ropa, aunque al doblar para subir por las escaleras, que los llevaría directo a su primer encuentro, que fue con la mejor amiga de la ojo plateado.

—Hermione —dice aliviada.

—¡Oh dios! —exclamó en un hilo de voz, al ver el estado de su amiga, eran cortes leves con una herida profunda, que bañaba por completo un costado su ropa. No dudo ni por un minutos, poner el brazo del hombre alrededor de su cuello, para ayudarlos a subir. 

—Necesito que traigas a la señora Pomfrey —le ordenaba Destiny cuando abria la puerta—. Dile que es urgente.

—¿Por qué no fuiste a la enfermería? —le preguntó sin moverse del todo.

—¡Hermione! —alzó la voz para que se apresurara, la chica saltó y bajaba las escaleras, lo más rápido que podía.

Destiny entro al cuarto de entrenamiento, subiendo por las escaleras hasta su cuarto de maestro, donde lo dejo recostar en el sofá, haciendo presión en la herida, esperando que dejase de perder tanta sangre, pero entre lágrimas, Destiny no sabía si el hombre podría contarlo.

Miklaus colocó su mano por encima, sus ojos dorados estaban parcialmente abiertos, eran mas oscuros que claros, pero observaban como la chica desesperadamente intentaba salvarle la vida.

—Deberías preocuparte por ti —señalaba una herida idéntica a la suya.

—No te dejare morir —replicaba abriendo los ojos como platos—, todavía tienes mucho que explicar, por ejemplo, las palabras rey y traidor.

Este sonrió suavemente.

—Lo hiciste muy bien, Des —comentó Miklaus con mucho orgullo en su voz—, tan solo lamento que... hayas tenido que usar la oscuridad para acabarlo.

—Fue ocasión de una sola vez —prometió la casi pelirroja—, ahora concéntrate en vivir, ¿quieres? —le pedía haciendo mas presión—. Yo, yo, yo iré a ver que paso con la señora Pomfrey.

La chica se paraba, con la intención de tratar también su herida, debido a que sentía el mareo de utilizar sus poderes, las heridas que estaban soltando sangre, el acido que respiro en el combate con la peliverde, aunque Miklaus, había evitado que se fuese, tomando de su mano con gentileza.

—Por favor, Destiny, no te vayas —pidió en una sincera suplica, la chica desconcertada y cansada, estuvo a punto de negar su solicitud, pero de nuevo, estaba cansada, adolorida y herida, Destiny estaba completamente acabada.

La señora Pomfrey llego al cabo de unos minutos, examinando las heridas de Miklaus, mientras Destiny intentaba encontrar un poco de alivio en el sillón de ese cuarto, además del dolor, frustración, que sentía en esos momentos, recordando como fotografías los sucesos vividos hace unas horas.

—¿Cómo esta él? —preguntó Destiny, cuando la señora Pomfrey intentaba examinarle, se quito su blusa, estando al descubierto de su corpiño, como unas quemaduras de primer grado, algunos cortes, y unos cuantos lunares en él.

—Si, no te preocupes, Destiny —dice la mujer intentando aliviar a la chica.

—Fui muy lenta, todavía sigo siendo débil, señora Pomfrey —soltó en un sollozó, intentando contener las lágrimas—, si tan solo fuese mas fuerte, si tan solo hubiese actuado con un poco mas de rapidez, tal vez y Miklaus no estuviese en estado.

—Niña, niña —dice la mujer dolida por el sufrimiento de la chica; ella sabía muy bien que la posición en la que ponían a la menor era muy dura, tanta presión, muchos riesgos—, sino fueses fuerte, ahora estarías muerta, tú y Miklaus estarían muertos.

Destiny y La Orden del Fenix (DEH #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora